CAPITULO 3(3/4)

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Al no poder ocultar su sonrisa, se echó a reír.

-Es tan fácil joderte.

-Mantén eso y no lo será -levantó la barbilla-. Así que, ¿qué debo esperar?

-Tú conoces a algunos de ellos, Peter, Carol de contabilidad y Harry, por no mencionar a John de Printer Supply. Por lo general, se estrecha la mano, a veces se dice hola.

-De acuerdo, así que los vrykolakie son como todo el mundo -continuaba olvidando que había trabajado con varios de ellos durante años y nunca lo supo. Probablemente sería un insulto si los tratara de manera diferente.

-Se pronuncia, vrykolaka, y no diría que iguales que todo el mundo, pero hemos aprendido a encajar en una comunidad.

-Tú encajas en algunos lugares especialmente bien -ella se movió en su contra.

- ¡Joder! -La tomó en sus brazos y se dirigió hacia el sofá-. Podemos llegar un poco tarde. No ocurre nada interesante hasta que el sol baja.

Damon la dejó en pie y ella le rodeó con sus brazos alrededor del cuello.

- ¡Ah, sí! Me parece muy emocionante cuando tú bajas, no importa la hora que sea.

Damon acarició el vestido ajustado por encima de las caderas.

- ¿Sin ropa interior?

-Me sentía irresponsable.

-Prepárate para sentir la emoción -La instó a sentarse en el borde del sofá y le abrió las rodillas-. Maldita sea, hueles bien.

- ¿Lo suficientemente bien para comerme? -Jenny levantó las cejas sugestivamente.

-Lo suficientemente bien para devorarte. Sabes que a todos nos gustaría lamerte el coño, pero yo no comparto. Nunca voy a dejar que otro te toque -sus pulgares le abrieron los pliegues mientras su lengua lamía.

Sacándose los zapatos, sus dedos de los pies se curvaron en la alfombra. Esto no iba a tomar mucho tiempo.

-Yo no comparto tampoco -Jenny se quedó sin aliento.

Sus afilados dientes se cerraron en su clítoris y tiró de él. Una luz cegadora explotó detrás de sus ojos mientras el dolor se giraba hacia el éxtasis. Su coño se apretó antes de pulsar en la liberación.

Damon sorbió, bebiendo su crema mientras ella palpitaba con réplicas. Abriendo los ojos con pereza, le sonrió a su mirada hambrienta.

-Los Lycans se unen de por vida -le confesó él.

-Eso podría ser lo suficientemente largo -respondió ella. Poniéndose de pie, le desabrochó el pantalón liberando su polla-. Ahora bien, esto es, sin duda lo suficientemente largo -se inclinó hacia adelante agarró la carne ardiente y lo acarició.

-Chúpalo.

Sacudiendo la punta con la lengua, ella absorbió su sabor único.

-Tengo la intención.

Envolviendo el pelo rubio y sedoso alrededor de su mano, él creció entre sus labios rosas. Un gruñido lujurioso le retumbó en el pecho. Ella se veía increíble con los labios estirados en torno a su polla.

-Joder, nena. No voy a durar mucho tiempo.

Ella ahuecó sus pelotas, su boca succionando su polla, y el calor se desplegó en su estómago. Sus músculos se tensaron mientras lo chupaba más profundo. Tirando hacia atrás, permitió que los dientes rasparan en su carne. El sudor se acumuló sobre su labio, mientras ella le lamía la parte inferior de su polla. El corazón le latía mientras el deseo lo llenaba. Apretando la mandíbula, sostuvo la bestia controlada. No creía que ella apreciara si él cambiaba, mientras estaba en su boca.

Dientes afilados le mordieron la cabeza carnosa de su pene y sus bolas se apretaron.

-Me corro, Jenny. Me corro. -sosteniéndola por la parte posterior de la cabeza, su liberación salió a borbotones, llenando su boca. Tragando, ella sonrió alrededor de su circunferencia.

-Maldita sea, cariño -le acarició el pelo mientras su lengua hacía círculos en su punta.

-Bueno hasta la última gota-ronroneó ella.

-No voy a preguntar dónde has aprendido eso.

-Y yo no tendré que mentir -ella sonrió y rodó los ojos.

Damon se rió entre dientes.

- ¿Dónde está mi látigo?

- ¿Quieres ser azotado? -preguntó Jenny.

- ¿Crees que eres suficientemente grande como para pegarme? -Damon se cruzó de brazos y pareció cada centímetro un hombre alfa, incluso con su semi-erecto pene colgando de sus pantalones abiertos.

-En primer lugar, pensé en ponerte una correa y llevarte a dar un paseo -el fuego brilló en los ojos de él. Ella se deslizó de nuevo en el sofá-. Estoy bromeando -Levantó las manos en señal de rendición.

Los colmillos se asomaban bajo sus labios sonrientes, mientras la camisa se tensaba sobre su pecho.

-Será mejor que corras, porque Ricitos de Oro el lobo feroz está a punto de comerte.

Chillando, ella se levantó de un salto y salió corriendo con su vestido todavía alrededor de su cintura.

-Damon, no hagas ninguna tontería -trató de cerrar la puerta del dormitorio detrás de ella pero ya era demasiado tarde-. Yo... yo... -no molestándose con sus botones, se arrancó la camisa-. Oh, Señor -sus ojos bailaban sobre su cuerpo ondulante.

-Quítate el vestido.

Ella se lamió los labios mientras la excitación le burbujeaba en el estómago. Arqueando una ceja, ella levantó la barbilla.

-No.

-Te lo voy a arrancar -le advirtió él al cerrar la distancia entre ellos.

Calor húmedo inundaba su coño mientras él la atraía hacia sí. Su cálido aliento le alborotó el pelo y ella se estremeció. Enterrando su nariz en el pelo de ella, olisqueó. Su cabeza bajó y él olió de nuevo.

-Estás mojada.

Ella gimió mientras él le palmeaba un seno y lo apretaba.

-No lo estoy -negó ella. Una uña le recorrió la espalda y su vestido se aflojó-. ¿Vas a romper mi vestido separado y abierto?

-Eso no es lo único que voy a separar y abrir.

Ella abrió la boca mientras un escalofrío de deseo corrió su columna vertebral. Agarrando la parte delantera de su vestido, tiró y el vestido se rasgó en dos.

- ¡Damon!

-Inclínate sobre la cama.

- ¿Si no lo hago?

-Será mucho más fácil para ti si lo haces.

-No tengo miedo -su barbilla levantó otra muesca.

-Bueno. Yo no te lastimaré... mucho. Despertaste a la bestia y ahora debes saciarla.

-Manejé a tu bestia, el otro día -había sido un ajuste apretado pero ella lo logró.

La risa de Damon se volvió un gruñido.

-Me contuve el otro día. Esta vez, no lo haré. Esta vez me tomarás en la forma salvaje -él apretó la longitud gruesa contra ella-. Vas a tener todo de mí.

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BAILANDO PARA EL LOBODonde viven las historias. Descúbrelo ahora