Me dejé caer sobre el sofá, cubrí mi rostro con la almohada y grité en ella. Apenas y había podido hablarle a Luke sin tartamudear o atragantarme cuando su mano tocaba accidentalmente la mía; no pude concentrarme en las indicaciones que pedía para sus dichosos carteles y no recordaba la fecha de entrega, sabía que tenía bastante tiempo, eso era seguro.
Lo peor vino cuando después de terminar con su pedido tuve que salir, corrí tratando de evitarlo a toda costa pero era obvio que me alcanzaría yendo en su automóvil. Se ofreció amablemente a traerme a casa pero me negué, no sabía lo que podía llegar a pasar estando a solas en un vehículo con él. Ya había estado atrapada contra cuatro paredes antes.
Pareció haberse molestado, arranco a toda velocidad y cuando regresé al edificio el piano era tocado con mayor intensidad.Quería distraerme, pensar en algo que no fuera trabajo, escuela, Ashton o Luke. Necesitaba un respiro de mi vida, que en ese momento no era ni la mitad de desastrosa que se volvió meses después. Recuerdo el frío repentino que azotó la ciudad esa noche, no importaba si dentro la calefacción estaba activada, no tenían permitido subirla amenos que fuera invierno y nevera.
Corrían las 11:45 p.m., temía que Michael estuviera dormido ya, Rebeca y su novio habían salido de la ciudad y no tenía la confianza suficiente como para molestar a algún otro vecino a altas horas de la noche; afortunadamente, un somnoliento chico abrió la puerta, su cabello estaba desordenado y no llevaba nada más que sus bóxers y una camisa de manga larga color blanco.
—¿Elizabeth? ¿Qué haces aquí? —cuestionó entre bostezos.
—Hola, Mike. ¿Puedo pasar?
Su departamento no era muy diferente del mío, el sofá era más pequeño y estaba ligeramente desordenado. La TV era grande y había varias consolas y videojuegos por toda la habitación.
—Lo siento, sólo tengo jugo. —rasco su nuca a la vez que dejaba un vaso de cristal en su mesita de noche. Sus piernas ahora eran cubiertas por unos shorts deportivos.
—Está bien, no me importa ya que ni siquiera debería haberte molestado.
—Sí, bueno, hablando de eso. ¿Por qué estás aquí?
—El vecino, al parecer le dio por tocar su piano toda la noche y no puedo dormir.
—¿Quieres quedarte? —guardé silencio, no era lo que quería pero sonaría grosera— ¿Prefieres que hable con él?
Asentí avergonzada. Platicamos unos minutos, justo cuando el jugo desapareció me acompañó hasta el piso donde la casa de Luke tenía lugar. Mi corazón palpitaba con fuerza y desesperación, no era como si algo malo fiera a pasar, pero sentía que sería así.
Creí que podría haberse detenido, que no habría necesidad de hablarle y sólo tendría que regresar a casa; sin embargo, cuando llegamos frente a su puerta el sonido seguía vivo y más fuerte que nunca. Estaba segura que no sería la única que lo escuchaba esa noche.
—Toca muy bien —comentó Michael mientras tocaba la madera—. Pero no debería hacerlo a esta hora.
El piano paró con un sonido abrupto, las pisadas de Luke se escuchaban cada vez más cerca y podía sentir que con cada segundo mi respiración se debilitaba.
Finalmente, el joven pianista abrió la puerta. Llevaba una bata color vino, casi como si fuera un empresario millonario. Era ridículo.
Miró sobre el hombro de Michael, ahí estaba yo, regresó sus ojos al teñido y suspiró mientras fruncía el ceño.
—¿En qué puedo ayudarte? —hablaba como si fuera la persona más importa te del edificio.
—Esto... —Michael se intimidó un poco—. Verás, amigo, queremos dormir y estás tocando el piano demasiado fuerte.
—Oh, lo siento. No tenía idea de que pudieran escucharme.
Miré en otra dirección y escondí mi rostro con el cabello. Reí para mí y regresé la mirada hacia Luke, quien parecía más molesto que nosotros, era como si el disturbio fuera causado por Michael o por mí. Tanta era la intensidad en su mirada que por un momento tuve la necesidad de disculparme con él.
—Sólo deja de tocar por la noche —continuó Mike—. Tratamos de dormir.
—Te escuché la primera vez —su tono ahora era como el de un adolescente infantil—. Y creeme, entiendo lo que quieres decir con dormir...
Tanto mi acompañante como yo nos miramos sorprendidos, su volumen había aumentado y si le veía a la cara era como la de un niño haciendo rabietas. Sus ojos estaban sobre los de Michael y mi piel comenzaba a helarse, usaba la misma ropa con la que trabajé y ya no era útil a esa hora.
—Trataré de tocar a un volumen más apropiado, Ashton...
Michael estaba por hablar, quizá para decirle que ese no era su nombre y que se estaba confundiendo. Pero justo entonces cerró la puerta, dejándonos con una confusión genuina y los ojos bien abiertos.
Llegamos al elevador, las puertas se cerraron y solté el suspiro que tuve que contener estando frente a Luke. Un movimiento en falso y hubiera acabado gritándole.
—Me confundió con tu novio... —dijo Mike—. Y creo entender a qué se refería con dormir...
Se lanzó a reír, algo que jamás había presenciado. Era lindo, la manera en como sus labios se abrían dejando ver una hilera casi perfecta de perlas blancas; cerraba los ojos cuando reía y trataba de contener lo estruendosa que era, finalmente terminé riendo con él.
Hablábamos sobre salir alguna vez, nos habíamos llevado repentinamente bien y tener su compañía servía de distracción. Era graciosa la manera en como podía sacar algo gracioso de la más seria situación, una persona que me serviría como amigo en un edificio donde parecía que todos nos conocíamos sólo por la superficie.
(...)
—¿Chocolate o vainilla? —preguntaba Michael mientras jugaba con sus llaves.
—Definitivamente chocolate.
Comíamos helado en el parque, era preferible estar fuera que soportar el maldito piano de Luke; esos días se encargaba de tocar más fuerte y ruidoso, tenía que hablar con él sobre los carteles, pero casa vez que intentaba acercarme a su puerta el piano no se detenía y me dejaba fuera esperándolo. Era muy infantil.
Ashton no había pasado a verme durante una semana, no hablábamos por teléfono ni me mensajeaba. Era como si se lo hubiera tragado la tierra, no habíamos discutido y estaba segura de que no hice algo que lo molestara.
La última vez disfrutamos de una buena cena y un sexo bastante placentero, no tenía por qué alejarse. Comenzaba a pensar que se había dado cuenta de que lo que hacíamos no estaba bien y era inapropiado.—¿Así que no tienes novia? —me aventuré a preguntar.
—No, las relaciones no son para mí.
Una sombra evitó que el sol pegara contra mi rostro, la silueta era alta y con una espalda ancha. Habría pensado que se trataba de Ashton pero Luke habló antes de que aquella idea cruzara por mi cabeza.
—Lamento interrumpir —dijo—. Elizabeth, necesitamos hablar sobre los carteles. ¿Puedes venir a mi departamento por la noche?
Un sentimiento de emoción y terror corriendo por mi estómago, deseaba estar a solas con él nuevamente pero una parte de mí gritaba que eso era una locura. Por otro lado, sólo sería trabajo, no tenía por qué terminar en algo más. Luke ya no parecía interesado y de cierto modo me desanimaba.
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Yes, Daddy... » l.h.
Fanfiction-¿Cómo me dirás? -D-Daddy... Novela Daddy Kink, si no te gusta no leas :)