Rocío

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Tarde un buen rato en volver a entrar en la casa, no tenía ganas de que me llenasen de preguntas. Primero tenía que recomponerme completamente y luego ya podría contestarles.

Me tomé mi tiempo pero acabé entrando con calma, mis hermanos estaban sentados en sofá cuando me escucharon entrar y se giraron para mirarme. Les pedí un momento y subí a mi habitación a por el regalo que me habían hecho mis amigos antes de irme.

-¿Eso no es con lo que estuviste todo el viaje?-dijo Gabi reconociéndolo.

-Si, así es. Es el regalo que me hicieron mis amigos, los que vistes, antes de irnos. Miradlo.

Les dejé su tiempo para que lo viesen con detenimiento, leyeron el principio y se quedaron embobados mucho tiempo con las fotos que tenía con mis padres y Mariam. Luego rieron y me miraron sorprendidos cuando llegaron a la parte de después de la muerte de nuestros padres.

-¿En serio contabas estas historias?-me preguntó Alexis.

-Si, así es. Y lo ha seguido haciendo todos estos años, era una bonita manera de picar a Evee.

-¿La chica de tu colgante?-me preguntó Alexis haciéndome dar cuenta que tenía el colgante de Evee por fuera por primera vez que estaba aquí.

-Si, así es.-dije mientras jugaba con el.

-¿Por qué nos enseñas esto Dai?-preguntó por fin Gabi.

-Porque yo os dije el primer día que os analizaba. Y se muy bien que vosotros no habéis podido analizarme a mi porque yo mismo me he encargado de que no podáis hacerlo, que nadie pueda hacerlo. A mi no se me define ni se me encasilla por mi comportamiento, sino que se me define por ellos, por mis amigos. Ellos tres son mi mayor definición, Evee es lista y razona todo sin dejarse llevar, Sam es impulsivo y no se sabe controlar, Sammy tiene el corazón más grande del mundo y jamás dirá que no a ayudar a alguien. Y esa es mi definición, soy el intermedio de ellos, se razonar pero soy impulsivo, soy bueno pero tengo mi vena rebelde.

-¿Por qué nos estas dando tu definicion?-preguntó Alexis muy descolocada.

-Porque vosotros en esta semana mi habéis dado la vuestra sin saberlo y no veía justo que no supieseis la mía. Después de todo somos hermanos ¿no?

-Dai, tenemos que hablar contigo seriamente.

-Se que se esta acercando una batalla Gabi, me he dado cuenta de la tensión que ha habido estos días. Y también se que esta batalla es porque yo estoy aquí y ellos lo han descubierto.

-No vamos a dejar que te hagan nada Dan, pero ni soñandolo. No vamos a dejar que nos alejen de ti ahora que te hemos recuperado.

-Se lo que vosotros queréis, pero no me perdonaría nunca poner en peligro a todo el mundo por quedarme aquí.

-En eso ya hemos pensado nosotros Dan. No te preocupes por lo que pase, tu entrena y aprende sobre este mundo y cuando ya no puedas aprender más nos iremos a un pequeño refugio, sólo nosotros sabemos donde esta así que no pondremos en peligro a nadie más ¿vale?-me dijo Alexis cogiéndome la mano.

-Alexis... no quiero ser una molestia para vosotros, no me lo permitiría nunca... No es justo para vosotros.

-Escuchame Daniel, Alexis tiene razón y no vamos a dejar de protegerte porque sea justo o injusto. Somos una familia, los tres. Y por nuestra culpa has estado solo diez años, así que no vamos a permitir que lo estés otra vez ¿lo entiendes? Somos un pack de tres y lo seremos en todo momento.

No soporté más y escondí mi cara en el hombro de Alexis, cuando era pequeño y tenía que tranquilizarse lo hacia con mi madre y Alexis me trasmitía la misma seguridad. Ella lo entendio y me abrazó consiguiendo que me sintiera a salvo. Al cabo de un rato sentí como alguien se sentaba a mi lado y enredaba sus dedos con mi pelo y se acercaba poco a poco a mi.

-Estamos los tres juntos, por fin lo estamos.-me dijo Gabi susurrándome al oído mientras Alexis levantaba un brazo y le rodeaba a el también.

Me sentía a salvo, me sentía querido, me sentía en casa. Sólo me faltaban los chicos e Evee y por una vez desde hacia diez años me sentiría completo. En ese momento supe que iba a tener el vacío de mis amigos y no sabía porque pero el de Evee en especial hasta que los volviese a tener junto a mi, pero que por fin el vacío de mi familia estaba lleno, no necesitaba nada más ahí, bueno, sólo a Mariam.

Estuvimos mucho tiempo en esa posición ninguna quería separarse de los otros. Pero como no mi estómago decidió dar la nota en un mal momento y comenzó a gruñir. Levante la vista y vi la cara de de Alexis y la de Gabi que intentaban controlar su risa, pero fui yo el primero que comenzó a reírse.

-Gab, creo que alguien tiene hambre.-dijo Alexis intentando contenerse.

-Y no sólo es él.-dijo Gabi sin poder dejar de reírse.-Pero al menos yo soy más discreto.

Eso consiguió que los tres explotásemos en una carcajada más fuerte aún. Nos costó mucho controlarmos, pero cuando lo conseguimos nos pusimos a hacer algo para cenar. Los tres estábamos muertos de hambre.

En cuanto terminamos de cenar me pidieron el libro que me habían regalado y comenzaron a leer todas las historias que me inventaba como escusa por llegar tarde. Cosa que no debimos hacer ya que conseguí que en más de una ocasión estuviesen a punto de morirse de la risa por las tonterías que decía en todas aquellas historias.

Serían las doce de la noche y sonó el timbre, los tres nos miramos y ninguno supo que pasaba. Así que nos levantamos los tres y fuimos juntos a ver quien era.

Al abrir la puerta vimos a una chica de unos dieciocho años, era rubia y tenia unos ojos verdes esmeralda que resaltaban, era alta pero no me superaba la nariz y sobre todo trasmitía seguridad con su postura y su actitud.

-Hola Rocío, ¿que te ha traído por aquí a estas horas?-preguntó Alexis.

-Tengo que hablar con Daniel.-dijo ella sin mirarme.

Maldita sea, esa voz. Su voz. Ella era la chica.

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