Me desperté a la mañana siguiente con mucha más energía de lo que nunca había tenido. Necesitaba probarme pero esta vez de verdad, sabiéndome controlar como sabía ahora.
Pero en cuanto llegué abajo supe que algo no iba bien. Mis hermanos estaban preparándose para irse con sus armas y Rocío ya estaba lista en la puerta. Pensaban dejarme aquí sin hacer nada.
-¿Os pensabais ir sin mi?-en cuanto oyeron mi voz mis hermanos se tensaron.
-Es por tu bien, esta vez te quedas aquí.-dijo Alexis muy seria.
-¿Por qué? No podéis hacerme esto, os vais a una batalla que es por mi culpa ¿y no me queréis dejar ir? No soy un niño.
-Pero tampoco eres un guerrero. -esas palabras de Gabi consiguieron hacerme daño.
-¿Y tú que sabes?-dije soltando toda la ira que me había provocado.
-Te quedarás aquí Daniel. No hay nada más que hablar.-dijo mi hermana para zanjar el tema.
Estaba furioso con ellos, no me podía creer que no me dejaran hacer nada. Quería demostrarles todo lo que podía hacer pero me contuve en cuanto oí su voz en mi cabeza, eso me relajaba.
-Daniel, tranquiliza te, ellos aún no saben lo que puedes hacer, ni ellos ni nadie. Y por ahora es lo mejor, que no sepan nada nos mantendrá un poco más en el anonimato y así podrás terminar de perfeccionar tu control.
-Pero no es justo Rocío. Esto es culpa mía y no me dejáis hacer nada.
-Venga Dai, relaja te. Te prometo que cuando vuelva hablaremos y mañana nos pondremos a entrenar ¿vale?
-Esta bien...
En ese momento me fijé que me había quedado mirando a Rocío y mis hermanos nos miraban como si fuera muy extraño lo que acababa de pasar. Pero yo no tenía ganas de escucharles ni verles así que me di la vuelta y subí a mi habitación sin decir nada.
Al cabo de un rato empecé a oir como la puerta se abría y todos entraban en el coche.
-Tened cuidado por favor.
Le dije eso a Rocío en su cabeza, no se si lo oyó o no, pero esperaba que si. Estaba enfadado, pero los quería de vuelta a los tres.
No se cuanto tiempo paso pero me dormí y todo fue muy extraño. Mi sueño fue demasiado raro.
Me levanté horas después y la casa aún seguía vacía. No me gustaba esta sensación, pero tenía que aguantarme hasta que volvieran.
Intenté entretenerme con diferentes cosas pero ni siquiera mi libro de los dieciocho consiguió sacarme de la cabeza que mis hermanos y Rocío tardaban demasiado en volver. Acabé saliendo al jardín y me propuse controlar los elementos para relajarme un poco.
En cuanto pisé el jardín me quedé blanco y paralizado. Allí estaba ella, después de dos semanas sufriendo por ella y allí estaba, sonriendo con superioridad.
-Mariam.-en cuanto dije su nombre mi voz comenzó a temblar.
-Siento decirte que Mariam no esta aquí Daniel. Mi hermana es demasiado blanda y al infiltrarse comenzó a quererte.-en cuanto dijo eso comenzó a reírse y provocó una gran ira en mi.
-¿Donde esta Mariam?-la ira estaba actuando por mi.
-Esta en un lugar seguro donde tu no vas a poder encontrarla. Es lo mejor para los dos.
-Dime donde está.
-No soy tu hada de conseguir deseos chaval. Estoy aquí para llevarte conmigo y así lo haré.
-¿Y quien ha dicho que vaya a ir contigo a ningún lado?-dije mientras creaba una barrera de fuego entre ambos.
-¿Como has hecho eso? Es imposible que controles tan bien tus poderes en tan sólo una semana.-dijo ella con un poco de miedo en su voz.
-¿Y por qué no iba a hacerlo? No soy como el resto, ¿no lo sabias?
-Es imposible que esto pueda ser real.
En eso momento comencé a golpearla con bloques de aire uno a cada momento y mientras ella se alejaba yo me iba acercando sin que ella pudiese tocarme con la barrera de fuego.
Acabé rodeándola con una gran barrera de fuego muy ancha para que no pudiera traspasarla en ningún momento.
Me senté junto a la barrera y me concentré en ella para que no disminuyera en ningún momento. No se cuanto tiempo paso pero el cansancio empezaba a perseguirme. Me mentalicé y continúe sin vacilar ningún momento hasta que oí un grito.
-¡Dai!-era Rocío y esta vez había sido en alto.
-Dan baja esa barrera es Mariam, ¿que estas haciendo?-preguntó mi hermano.
-Esta no es Mariam es su hermana y quería obligarme a ir con ella, forma parte de los desviados y es bastante importante porque ha venido ella sola a por mi.-dije eso aún con los ojos cerrados.
Nadie dijo nada en un largo rato y ya no era capaz de aguantar mucho más. Seguía sin abrir los ojos y me mantenía concentrado hasta que sentí una mano en mi hombro.
-Dai, te creemos y tus hermanos están preparados para cogerla en cuanto bajes la barrera. Pero tienes que bajarla. Por favor.
No quería escucharla, quería continuar la barrera. Pero mi cuerpo no podía más, abrí los ojos y miré la barrera, la mujer estaba en el suelo, sofocada y sin fuerzas. Al menos yo no era el único que estaba agotado.
Fui bajando la intensidad de la barrera poco a poco, aún no me fiaba de aquella mujer. Necesite más concentración de lo habitual ya que estaba demasiado cansado y si la bajaba de una vez yo perdería las pocas fuerzas que me quedaban.
En cuanto bajé la barrera miré a mi alrededor y vi como no estábamos solos, estaban mis hermanos y unas diez personas más que no conocía pero tenían pinta de importantes.
Oí alguna conversación suelta sobre donde la encerrarían o discusiones sobre que debían hacer con ella. Pero no me sacaba de la cabeza que Mariam estaba viva y era lo que más me importaba.
Me prometí a mi mismo que aprendería y trabajaría todo lo posible para encontrarla y poder volver a estar con ella.
-Dan, ¿no has escuchado?-preguntó Alexis sacando me de mis pensamientos.
-No, perdona Alexis.
-Bueno, da igual, te he preguntado que si sabes cuanto tiempo has estado creando esa barrera.
-No lo se... Os fuiste y dormir dos o tres horas y fue desde después.
Eso produjo un grito ahogado de Alexis y una mirada de terror en Rocío y Gabi.
-¿Que pasa?-dije cansi sin fuerzas.
-Dai, han pasado cuatro días desde eso.-dijo Rocío antes de que perdiera el conocimiento.