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De todas las personas. Lamo mis labios y doy un paso hacia su mesa. Todavía está escaneando esta sección de la biblioteca, buscando nerviosamente.

Muevo los brazos y salto hacia arriba y hacia abajo. Liam frunce el ceño y luego baja la mirada hacia su libro. Bueno, tal vez no me puede ver.

-No estoy muerto – digo, a través de la habitación.

Frunce el ceño y obviamente está haciendo un gran esfuerzo para continuar leyendo.

Agarro mi bolso, zigzagueo por las mesas y llego en cuclillas a su lado. Muevo mi mano enfrente de su rostro, pero él no se mueve. Sus ojos siguen ojeando las páginas del libro, como si nada estuviera tratando de bloquearlos.

Conteniendo la respiración, lentamente me pongo de pie y me agacho para que mis labios queden justo a un lado de su oreja.

-¿Puedes oírme? – susurro.

El libro cae sobre la mesa con un fuerte ruido. Liam se ve como si estuviera a punto de tener un paro cardíaco. Todos el la biblioteca lo observan. El bibliotecario frunce el ceño y lo hace callar, mientras que en la mesa de mis amigos todos empiezan a reír.

Quiero caer al suelo con alivio. ¿A quién le importa si es Liam? Alguien puede oírme.

-Liam, yo... - Las lágrimas hacen mi voz temblar.

Se pone de pie y con sus manos temblorosas, recoge sus cosas.

-¿Liam?

Ni siquiera se molesta en guardar sus cosas correctamente, solo las mete en su mochila mientras camina en línea recta hacia la salida.

Lo sigo y me las ingenio para pasar por la puerta antes de que se cierre sobre mí.

-¿A dónde vas? – Tengo que correr para igualarle el paso.

Él continua caminando, agarrando la correa de su mochila como si fuera un salvavidas.

-Liam por favor detente. No puedo seguirte el paso.

Aceleramos el paso y giramos en una esquina. ¿Por qué no me escucha? Sé que puede oírme. ¿Realmente me odia tanto?

Su ritmo es cada vez más veloz, y finalmente tengo que detenerme. Inclinándome, dejo escapar un ligero grito y golpeo con mi pie.

-Maldita sea, Liam. ¡Detente!

Su ritmo se ralentiza. Doy un par de respiraciones profundas y continúo caminando tras el.

-Mira, si esto se trata del comentario de Caracortada, lo siento, ¿de acuerdo? ¡Lo siento! No quise decirlo y me sentí muy mal después.

Puedo ver sus hombros agitándose mientras dobla en la siguiente esquina.

Alzo mi voz aún más mientras corro para mantener su ritmo.

-Sé que debí haberlo dicho hace meses, pero no es como si alguna vez me hubieras dado oportunidad.

Niega con la cabeza. Sé lo que está pensando: que incluso aunque hubiera tenido la oportunidad, yo no lo habría hecho. Odio aceptar que tiene razón.

La desesperación inunda mi cuerpo mientras él rodea la esquila, me detengo en seco y estoy al borde de las lágrimas. Cayendo al suelo, me rodeo con mis brazos.

-Define ironía – murmuro -, realmente alguien puede oírme, pero no quiere escucharme.

Sacudo la cabeza y sorbo mi nariz. Líquido quema mis ojos y sé que si cierro mis parpados, grandes lágrimas comenzarán a rodar por mis mejillas.

BETWIXT [ziam au] [book 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora