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Jej. Hola.

No puedo explicarles lo rara que me siento en este momento. Es como si mi cabeza fuera un globo lleno de helio que está a punto de explotar. Me siento como medio drogada, no saben lo que me cuesta juntar la fuerza de voluntad para escribir esto. Dios. Me voy a morir.

El punto es que, perdonen por no haber actualizado ayer. 

Estaba demasiado ocupada para levantarme de la cama, bajar y escribir. Demasiado ocupada muriendo. 

En fin, espero que les guste este capítulo que literalmente me llevó cuatro horas adaptar porque me estoy muriendo porque no tengo fuerza. 

Seeee...

Dejen sus comentarios y sus votos, eso siempre se aprecia. 




Sé que Liam tiene razón. Encontrarme será la única manera de probar que él es inocente. Pero, ¿cómo demonios se supone que voy a sacarlo de esta celda?

-Está bien, puedo pasar a través de los barrotes, pero entonces, ¿qué?

-Tendrás que encontrar la llave y traerla para mí.

Cierro los ojos y en silencio, maldigo. No creo que pueda hacer esto. Estoy a punto de decirle a Liam eso cuando susurra:

-Sé que tienes miedo, pero puedes hacer esto.

Al abrir los ojos, lo miro directamente a él. Sus ojos están llenos de tal convicción que simplemente podría ser capaz de creer en él.

-Bien – suspiro – Bien.

Liam me lanza una sonrisa ganadora y camina hacia los barrotes de la celda.

-Buena suerte.

Dejo escapar dos respiraciones rápidas y luego cierro los ojos y doy paso adelante.

Mi cuerpo se fragmenta cuando me empujo a través de los barrotes, luego me doy la vuelta con una pequeña sonrisa.

-¿Lograste pasar?

-Listo – Asiento al mirar por el pasillo – Está bien, voy a ir a explorar. Tú sólo espera por mí aquí.

La mirada de Liam se desplaza de un lado al otro antes de que asienta.

-Está bien.

Lo veo tratando de reprimir una sonrisa cuando me doy cuenta de lo que acabo de decir.

-¡Ay, callate! Estoy nervioso.

Su rostro se ilumina con una sonrisa.

-Vas a estar bien.

-Sí, lo que sea.

Ignoro su risa silenciosa a medida que me arrastro lejos de la celda y me dirijo hacia la recepción.

No sé por qué estoy caminando de puntillas, ¡no es como si alguien pueda oír! Furtivamente llego hasta el frente de la estación, me asomo por encima del escritorio y diviso al comisario con la cabeza enterrada en un montón de papeleo. Él parece ajeno a la distracción mientras hojea notas y marca diversos pedazos de papel.

BETWIXT [ziam au] [book 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora