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Liam mira sobre su hombro mientras caminamos al estacionamiento. Agachándonos, pasamos alrededor de los vehículos hasta que alcanzamos el Jeep de Louis. Liam pasa sus dedos a lo largo del barde de la ventana. Dejando caer su bolso, lo abre y saca un largo, plano pedazo de metal con un pequeño gancho a un lado. ¿Eso es una ganzúa?

-¿Por qué tienes eso en tu bolso?

Sin decir una palabra, lo inserta por el borde de la ventana, lo mueve como un profesional y le saca el cierre.

-En caso de que alguna vez se me queden las llaves en el auto – Me dispara una sonrisa y luego abre la puerta.

-Pero, cómo... - Mi voz muere mientras observo a Liam revisar el asiento del pasajero. Abriendo la guantera, la revisa mientras soy abrumado por otro recuerdo.


-Louis, detente – Empuje sus dedos revoltosos de la cremallera de mis jeans, intentando mantener mi voz baja.

-Vamos – murmuró en mi cuello, sus labios moviéndose sobre mi esternón y hociqueando bajo mi camisa.

Yacía en el asiento del pasajero reclinado, aplastado debajo de mi novio. Pasé mis dedos por su cabello mientras sus manos se movían debajo de mi camisa. Tuve que resistir la necesidad de tirar de sus mechones.

Un extraño miedo se apoderó de mí mientras sus manos deambulaban por mi pecho. No se sentía bien. Sus labios no eran suaves y suculentos, sus manos no eran cariñosas y delicadas. Mientras yacía bajo de él en el auto me sentí asfixiado. No sabía por qué, pero quería salir.

-Louis, en serio, detente – Empujé sus manos fuera de mi camisa mientras rozaban mis placas de perro. Sentí el frío metal en mi piel y los ojos de Liam flotaron por mi cerebro.

Louis me dio una sonrisa traviesa y volvió a su posición de comienzo original, pasando sus manos por mis muslos, apretó mi trasero y luego deshizo el botón de mis jeans.

Intenté atrapar su muñeca, pero me esquivó.

-¡Lo digo en serio! – Apreté mis muslos juntos y empujé su pecho. Se tambaleó lejos de mí y maldijo.

-¿Cuál es tu maldito problema esta noche?

Volví a cerrar mi cremallera y me sacudí lejos de él mientras se volvía a poner en el asiento del conductor.

-No es como si no hubiéramos hecho esto antes. Recién la semana pasada estábamos...

-Sí, lo sé, pero ¿no puedes sólo llevarme a casa y darme un beso de buenas noches? ¿Por qué siempre tenemos que terminar nuestras citas con sexo? – Volví a ajustar mi camisa.

Louis soltó un suspiro frustrado.

-No te entiendo para nada. Un minuto estás rogando por eso. Mira la manera en que estás vestido. Y ahora estás haciéndola el frío.

Lo fulminé con la mirada. ¿Rogando por eso? ¡Difícilmente!

Tocó mi rostro y mantuvo su voz dulce y cariñosa.

-¿Qué quieres, Zayn?

Reconocí la táctica, pero aun así me sentí tranquilizada por esta.

-No lo sé – Di mi respuesta típica, lo que él tomó como un permiso.

Fui rápidamente envuelto de besos y manos vagantes. La necesidad de sólo rendirme y terminar con ello era fuerte, pero entonces sentí las placas de perro de nuevo y mi interior brilló con rabia.

BETWIXT [ziam au] [book 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora