—¡Eres una... —le interrumpiste antes de que continuará.
—¡¿Una qué?! —le gritaste de vuelta a tu novio, ambos se encontraban afuera de tu casa discutiendo, era de noche, probablemente entre las tres y cuatro de la mañana, y no había nadie en las calles de Brooklyn, todos estaban en sus casas descansando.
Después de unos segundos de mirarte furioso té soltó una cachetada en la mejilla izquierda, no muy fuerte pero si lo suficiente como para hacer que cayeras fuertemente en el pasto, cerraste los ojos cuando sentiste el impacto pero no duraste mucho de esa forma porque los abriste cuando escuchaste golpes.
Cuando los abriste te encontraste con un hombre golpeando a William, ahora tu ex novio, no lo detuviste, enserio lo odiabas tanto en ese momento que no tuviste las ganas de pararte y detener al extraño, el "extraño" ahora como tú lo habías nombrado lo golpeó en la cara hasta dejarlo tirado.
Te paraste y lo miraste por primera vez a la cara al tipo extraño.
—¿James? —alzaste una ceja al darte cuenta de que el hombre extraño era, James, lo habías conocido en el museo en la sección de Capitán America gracias que tu hermano de tan solo siete años amaba la historia y te hacía ir cada cinco minutos.
Te dio una última mirada y se alejó unos pasos para darse la vuelta y caminar a una moto y prenderla.
—¡Espera! —exclamaste y te acercaste a William para darle una patada en sus partes bajas.
Te subiste y lo tomaste de la cintura para no caerte.
(...)
—¿Qué hacías en por ahí? —le preguntaste.
—Cosas —musito serio, como siempre lo hacía desde que lo conociste.
—Que clase de "cosas" —hiciste comillas y te tiraste a la cama y lo miraste divertida —¿Cosas malas? —reíste. El no dijo nada y cerró la puerta de la habitación detrás de él y se quitó la chaqueta para tirarla a una silla.
Te quedaste mirándolo como caminaba hacia una mesa dejándote ver su espalda ancha, te removiste en tu lugar para poder un poco más y ver que es lo que hacía, pudiste ver cómo se quitaba los guantes negros de piel que siempre traía, esperaste ver dos manos ambas del color de su piel, pero solo una era así, la izquierda era plateada, como si fuera de metal, pero eso era imposible ¿no?, una persona con una mano de metal? Que locura.
Te paraste aburrida y buscaste algo con que entretenerte, así que curiosa caminaste hacia la mesa de noche que se encontraba a un costado de la cama individual, abriste la gaveta y te encontraste con varios pedazos de periódico recortados y una pistola, no te sorprendió ver una pistola en el buró de un hombre misterioso como James así que miraste los periódicos, sacaste estos y miraste el primero, leíste el título y este decía. Ataque terrorista en Washington D.C. Miraste la foto debajo de este, se encontraba un hombre rubio con un escudo que creías haber visto en otro lado y ese lado era el museo y ese hombre era Capitán América, o se parecía mucho a él, no le diste muchas vueltas al asunto y fijaste tus ojos en el otro hombre, llevaba puesta una máscara que cubría de su nariz a su cuello, pero lo que más llamó tu atención fue que su brazo izquierdo no era de carne, si no que parecía ser como biónico, de metal, con una estrella roja a la altura del hombro. Lograste leer un poco más y darte cuenta de que el hombre del brazo biónico le llamaban el soldado del invierno y pudiste saber que era un asesino en serie que mataba a no a solamente a personas si no a personas importantes, cosa que no cualquiera haría, al leer todas las cosas hacía hecho los vellos de tus brazos se erizaron. Seguiste viendo los demás, pero entre más veías, el periódico estaba más desgastado y la fecha era más vieja. Septiembre de 1945 ¡La guerra acabo!. ¿Qué?.
—¿Qué estás haciendo? —te sobresaltaste cuando escuchaste la voz de James detrás de ti.
—Am... Na-da —tartamudeaste tratando de esconde los pedazos de periódico.
Lo miraste nerviosa, el bajo la mirada a tus brazos escondidos detrás de ti y los tomo con fuerza haciendo que se los mostraras. Tenso la quijada y te los arrebato.
—¿Porque los tienes? —preguntaste rápidamente tratando de mirarlo a los ojos.
—No te importa —te dijo con voz gruesa haciéndote estremecer.
—Si me... —te interrumpió.
—¿Qué tanto leíste? —giró bruscamente haciéndote retroceder y mirarlo temerosa.
—Na-da —volviste a tartamudear.
Él comenzó a caminar peligrosamente hacia ti y tú empezaste a retroceder.
—¡No mientas! —te grito por lo que brincaste asustada.
—No lo hago... —dijiste nerviosa. Viste su cara furiosa y decidiste decirle la verdad, no sabías quién era James, y no querías descubrirlo, haciendo que te matará. —Bien, solo vi algo sobre alguien llamado... Soldado del Invierno... Capitán América y... —dejaste de hablar cuando tu mirada bajo hacia su brazo izquierdo, ahora descubierto, abriste los ojos y cuando ibas a huir chocaste contra la pared y el choco contra ti haciéndote soltar un quejido, este tapo tu boca y te miro seriamente.
—Si dices algo sobre esto, no dudaré en mataré ¿entendiste? —asentiste rápidamente aún con los ojos abiertos y su mano cubriendo tu boca.
Se quedaron viéndose así por segundos, cayendo en cuenta que tenias al más grande asesino de la historia frente a ti y tenias que admitir que era el asesino más sexy, ni en las películas son así. ¿que podías decir? Siempre te gustaron los idiotas, los chicos malos, te gustaba jugártela con personas peligrosas, así acabarás lastimada. cuando se dio cuenta de que tu respiración se había normalizado quito la mano de tu boca y lo primero que hiciste fue lanzarte a sus labios sin previo aviso, este te correspondió al instante y te tomo de los muslos para que enrollarás tus piernas en su cintura, tus manos se fueron directamente hacia su cuello y lo pegaste más a ti, intensificando el beso.
—Me gustas... —dijiste rápidamente entre el beso con los ojos cerrados. —...Soldado del Invierno —
—Estar conmigo significa peligro —
—Puedo con ello —le guiñaste el ojo.
