Eliana era dueña de los pensamientos de Alex esa tarde, estaba totalmente perdido -Eliana- evocaban sus pensamientos recordaba la hermosa mañana en que la conoció, ese encuentro fue totalmente único.
Alex era bajito de tez morena, sencillo, extrovertido, adulador y un gran amigo, además de esto muy buen estudiante, su forma de ser y sus ojos verdes lo hacían parecer un "don Juan" pero no él no era este tipo de personas, al contrario él era carismático y muy trabajador, se independizó de su padres a los doce años aunque cuando conoció a Eliana tenía 18 ya estaba en la universidad; en ese tiempo trabajaba cuidando mascotas, era un rottweiler, dos french poodles, y un Akita muy muy travieso, caminaban por el parque central ya que ese lugar no era muy concurrido, era una mañana hermosa, se escuchaba el dulce trinar de las aves que sonaban una hermosa melodía, el césped era verde y suave, recién podado por lo que despedía un olor muy agradable mezclado con un delicioso aroma a rosas y jazmines; eran el complemento perfecto en aquella mañana, cuando de pronto Rudy el Akita se le escapó de sus manos y no muy lejos se escuchó un pequeño grito, Alex muy asustado corrió a ver, se imaginaba que era Rudy pero el nunca atacaba a nadie, apresuró su paso halando a los demás cachorros para que siguieran detrás suyo.
Rudy olfateaba una funda que traía una pálida muchacha, ella temblaba y estaba totalmente inmóvil, solo pudo levantar sus dulces y cálidos ojos negros con un gesto de ¡auxilio! Alex consternado por su belleza llamó al cachorro mientras preguntaba si todo estaba bien —si solo me asuste un poco, supuse que me atacaría— respondió Ely —no Rudy es un buen cachorro, seguramente traes algo de comida en esa bolsa, por eso el reaccionó así, es muy goloso sabes pero también muy amistoso— dijo Alex —bueno si, puede ser es mi desayuno— sonrió Ely ya más tranquila —bien Rudy quiere disculparse por el susto que te acaba de dar, y pregunta si te podemos acompañar— dijo Alex un tanto nervioso —jajaja, bueno si Rudy insiste no hay problema—. Caminaron y dos cuadras cerca del parque llegaron a una casa totalmente espeluznante, con unos enormes ventanales de vidrio, brillaba en su totalidad con unas flores en la entrada que parecía un sueño hecho realidad, Alex se quedó admirado, sin habla, siempre había visto aquella casa que lo dejaba alucinado, era su sueño vivir ahí —¿a a a aquí vives tú? Balbuceaba -a si aquí, no es la gran cosa— —que noo, es un sueño hecho realidad— —jaja no pensé que te gustaba tanto... bueno Rudy gracias por acompañarme, eres un lindo— —el también piensa que eres linda, le has caído muy bien— -—bueno hasta pronto, cuídate y cuídalos mucho, adiós—.
Alex quedó alucinado con aquella mirada, tiempo después la volvió a ver con un muchacho que al parecer era su novio; se le notaba muy feliz a lado de ese hombre, aunque a él no le era para nada agradable, tenía algo que no le inspiraba confianza, sin embargo, decidió quedarse callado, Ely era feliz y eso si era en verdad importante. Lo demás es otra historia.
Ely era encantadora, con su suave cabello lacio largo hasta la cintura, que se movía con el viento, dejando ver aún más su bello rostro y su delicada piel, debajo de ese castaño rojizo totalmente encantador y es que Ely era eso encantadora, feliz, soñadora y muy carismática, siempre tenía una palabra alentadora para todos, se preocupaba muy poco por su bienestar, pues siempre estaba pendiente de los demás. Sonreía casi siempre y era casi imposible hacerla enojar, hasta que paso lo que la cambió por completo. Sus ojos se entristecieron, su sonrisa se borró de su rostro y se volvió insegura, refugiada en sus estudios, ya no salía de su casa más que para la universidad, y sobretodo no quería saber ya nada del amor.
Alex conocía toda esa historia, era muy doloroso el solo hecho de recordar todo lo que ella sufrió, todas sus lágrimas, todo su dolor, cuando se desvivía por hacerlo feliz, mientras él se divertía con aquella tipa que al igual que Ely vivía y vive aún engañada, solo que a esta última no le tocó pasar por nada de esto, a ella le toco la felicidad.
Alex se indignó totalmente al recordar el rostro de aquel por el que su amiga se derrumbó en una tristeza sin fin, cuando la vio, hermosa, encantadora como siempre, abrazaba sus libros mientras el sol la alcanzaba iluminando su piel, se veía deslumbrante, siempre con su cabello rodeando su delicada cintura. —Alex, qué haces aquí ya deberías estar en clase— Alex se había olvidado del tiempo recordando el día en que conoció a Eliana —Es verdad Ely ya es muy tarde, no por una vez que falte no creo que me digan nada, además así puedo quedarme más tiempo contigo y acompañarte, si tú lo permites— —bueno si está bien, ¿y si vamos a dar una vuelta en la "máquina endemoniada"?... —nooo cualquier cosa menos eso— —bien entonces vamos a comer algo por aquí cerca—. Fueron a un hermoso restaurant, pidieron sol postre para los dos, cuando de pronto Ely, palideció de un momento a otro con su mirada fija al frente, sus ojos se llenaban de lágrimas —¿sucede algo Ely, estas bien?— Alex regresó a ver y era el, de la mano de aquella que tanto dolor le causó a Eliana, se acercaban, saludaron, Eliana parecía que en algún momento se desmoronaba en llanto, pero no fue muy fuerte, saludo con mucha cortesía incluso elogiando la "bonita pareja que hacían", sentía como una ira atroz recorría su cuerpo, quemando sus orejas, pero con calma los despidió, deseándoles lo mejor. —Ely, estas bien— —sí, claro porque no he de estarlo, si por poco y se quedan a compartir el postre con nosotros, no los odio Alex pero me duele su traición, me duele en serio, ella se ve tan feliz, si supiera la clase de persona con la que se fue a meter, pero bueno está bien, de la que me salvó, me gustaría agradecerle, pero sería muy descarado de mi parte, ya no es tan doloroso sabes, pero me enoja cuando recuerdo lo que pasó y todo lo que llore por su causa, pero ya no más Alex hasta aquí llego mi lamento por alguien que simplemente no me valoro, por eso no te enamores mi Alex, el amor duele— Eliana sonaba tan fría, no parecía ella, nunca se había expresado así, Alex no tuvo nada que decir así que cambió de tema y siguió la tarde llena de risas, e interesantes conversaciones.
—Ely tu cumpleaños será pronto, que te gustaría de regalo— —mmm... sorpréndeme, siempre lo haces, me encantan tus regalos, además tú sabes que no es muy importante eso para mí, más que saber que te acordaste de mi— —bueno, pero a mí me gusta hacerte regalos porque, te ves tan linda sorprendida, o también cuando no te gusta lo que te regalan— Ely cumpliría muy pronto un año más de vida y Alex con algunos amigos de ella le tenían una pequeña pero valiosa sorpresa.
????? de qué sorpresa se tratara?? :O :O :O
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ELL@'S
RomanceSu destino estaba marcado, sus pasos siempre serían dados con firmeza y seguridad, pero en el amor, ni un suspiro encajaría en su débil corazón, el tiempo seria eterno cada beso lo debía disfrutar como el ultimo, pues ella sabía que sobre la fas de...