DE AQUELLOS DÍAS

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El culminar la secundaria significaba para nosotros el más grande orgullo y placer, seguir unidos después de tantos años de amistad; mantenernos cercanos, como si fuéramos hermanos, era un sueño hecho realidad.


Max y yo habíamos planeado ya infinidad de cosas por hacer al culminar esta etapa de la vida, salir y estudiar en las mejores universidades del país para pasar a ser parte del grupo de profesionales que aportarían con el desarrollo de ciencia y tecnología, en cambio Bernard había ya calificado para poder entrar al cuerpo de Marina, siempre había sido su sueño anhelado viajar por todo el mundo y conocer cada puerto que habíamos estudiado en historia.


Jack, había recibido la aceptación de la universidad más cercana para estudiar medicina ya siempre fue el más apegado a la familia, y sabíamos que se le haría realmente difícil alejarse de ella.


Todo estaba marchando bien; demasiado bien de hecho, pues, yo una semana atrás había recibido la carta de aceptación de la universidad más importante del país para estudiar ingeniería en biotecnología. Mi sueño hecho realidad, lo que siempre había anhelado, y lo iba a lograr.


Bernard estuvo presente el día que recibí la carta por el correo, en la casa; de hecho, él fue quien se percató del sobre y entró a casa completamente emocionado anunciándome que había tenido una respuesta muy pronto, ya que él era el único a quien le había comentado sobre la solicitud que había enviado.


¿Qué esperas para abrir el sobre? Me dijo Bernard, mi loco e inquieto hermano mayor por tan solo dos minutos estaba tan ansioso como yo, y no era para menos.


Está bien, Bernard, tranquilo, sí. No comas ansias, le dije sonriente.


Abrí el sobre, sacando el papel que daría la respuesta a la vida que tanto había deseado. Extendí el papel con el fin de abrirlo todo, Bernard se puso al lado mío casi leyendo por encima de mis hombros, debido a que era un poco más bajo que yo.


Tranquilo, si, le dije. Mejor leamos en la mesa; para poder leer mejor y sin que nos fastidie a ninguno de los dos.


Nos sentamos y entonces empecé a leer el texto, mis ojos recorrían el papel de derecha a izquierda cada vez más rápido y podía sentir el latir de mi corazón cada vez más fuerte, mis ojos se fueron haciendo cada vez más grandes, hasta extenderse como platos, y una sonrisa se dibujó en mi rostro.


Lo has logrado Iván, lo has logrado hermanito, eran las palabras de Bernard completamente eufórico y casi gritando.


¡Yuju! Vaya, y con beca completa, esto si es una buena noticia, seguía él hablando mientras yo trataba de procesar todo aquello, me parecía mentira. Una beca completa para estudiar fuera de la ciudad, mis oportunidades serían más grandes esta vez, podría tener el mundo en mis manos, y así lo sentía.


Deja que mamá se entere de esto se pondrá completamente feliz, me dijo Bernard, y entonces aquello me trajo de vuelta a la tierra.


No quiero que le comentes nada aún, Bernard ¿lo entiendes? Le dije de manera cortante, él me miró extrañado.


¿Cómo podía ocultar una noticia maravillosa como esa?, ¿Por qué no querría compartirla? Fueron las preguntas que imaginé se venían a su mente al solo ver las expresiones de su rostro.


Mi lógica era muy distinta a la de él. Pues, sabía que para mi madre no sería fácil dejarme partir, y aún peor tan lejos. Ya era bastante difícil para ella todo esto de criar tres hijos sola, y ahora que dos se vayan estando tan acostumbrada a nuestra presencia.


Se lo diré en su momento, sí. ¿Prometes guardarme el secreto, eh, hermanito?


Bueno, está bien, me dijo él.

CAMINO A CASADonde viven las historias. Descúbrelo ahora