Capítulo 10

506 35 70
                                    

Dentro de cuatro paredes otra vez. Dentro de cuatro paredes junto al ser que más amo sobre la Tierra. Dentro de un cuarto donde no hacemos más que amarnos desenfrenadamente, importándonos poco o nada, el hecho de que alguien entre y nos encuentre en pleno acto de amor. A él, no le importa, ¿por qué sí iba a importarme a mí?

Al parecer, toda esa pasión que mi gemelo había estado aguantándose durante todo ese tiempo en el que no intimamos, ahora que le había puesto en libertad, se mostraba cuan un perro en celo. Uno que... hubo estado miles de años en abstinencia y, a pesar de no poder ver, le liberaba cada vez con mayor fuerza y rudeza. Le acababa de dejar vía libre para hacerme lo que él, quisiese pese a su estado, pese a todo aquel tiempo que no pudo tenerme como él, estaba realmente acostumbrado y no dejó pasar ni un solo segundo, ya que comenzó a poseerme de mil maneras cuando volvimos al cuarto.

Una pregunta muy frecuente y repetitiva en mis relatos es: ¿Tiene algún límite? Porque cada vez que empieza, no desea parar. ¿Acaso no se cansa? ¿No se siente agotado? ¿No necesita una pausa? No hablo de las veces que hemos hecho el amor, porque en esos casos, sí, se toma su tiempo entre vez y vez; sino de ahora, de esto que estamos haciendo. Las veces que follamos como dos animales salvajes que luchan por adueñarse del territorio del contrario. Por obviedad, el ganador, siempre lleva el mismo nombre. ¿Por qué será? Pues porque es la misma y única persona que posee la fuerza bruta de un gigante. Aquella fuerza que, al salir al aire libre, el planeta entero, podría temblar. No os miento. Cuando Tom, deja al descubierto su fuerza interior, no hay huracán que se le compare. Él, deja a todos por los suelos.

- Me correré, Nene. Me correré ya de ya. - jadeó moviéndose más rápido y sentí su bello púbico, restregarse contra mis testículos.

- En mí... hazlo en mí, Tom... - contesté con la respiración irregular y apretó el agarre que tenía a cada lado de mis caderas, para unir nuestros cuerpos al máximo de lo limitado - Márcame como tuyo, Tom. Márcame como de tu propiedad.

- Eres mío. Soy tu dueño por naturaleza, no necesito marcarte, aunque... me encante hacerlo.

- Mmmm... - y de un momento a otro, explotó en mi interior, provocando que la sensación de su esencia caliente llenando mi intimidad, me hiciera gemir de morbo.

- Sí, sí... mierda, sí... - y se dejó caer sobre mi figura. Aún seguía amándome. Luego de follar a rienda suelta, él, seguía amándome; no había cambiado de parecer y eso, me hacía sentir pletórico de alegre.

By Tom

- Ohh Tom... - gimió cuando le embestí con brusquedad. - Así... más, más fuerte... - maldito... maldito... es un maldito. Siempre quiere más, siempre; no hay forma de hacerle cambiar. Es todo un príncipe consentido que no se conforma con tan solo un poco, él siempre querrá más. Aunque no le quede oxígeno para continuar pidiendo, aunque se vea en las últimas, con el corazón a mil amenazando con colapsar, él, jamás dejará de pedir. Jamás se conformará con lo que le estés dando; y eso es de puta madre, ¿sabéis? ¿Por qué? ¡¿Por qué mierda iba a ser?! ¡Porque así es como me gusta que sea! Así... tan vicioso y plebeyo sin estribos. Tan... pero tan Bill.

¿Cuál es la razón por la cual todo esto comenzó? Deseo.

[ Play: http://www.youtube.com/watch?v=eZ9xadD2h48 ]

Deseo de poseerle hasta no ver. Deseo de sentirme dentro suyo, de hacerle gritar como a una puta perra, como se lo he hecho a cada una de las tías con las que me he acostado. Deseo de clavarle mi polla hasta lo más profundo y saber que está gustándole; que le encanta todo lo que le hago. Maldito deseo que no puedo quitar de mi agilipollada cabeza. Es algo... que le veo y no le puedo evitar. De acuerdo. Hace meses que no le veo; ni a él, ni a nada y eso es una mierda, pero por lo menos sé que le tengo conmigo y no me ha dejado. Eso me hace saber que está completamente pillado por mi, lo que dice que seguirá mis reglas al pie de la letra. Maldita sea, no hay nada mejor que tenerle a mis pies. Yo le deseo, él me desea a mí. ¡Una locura! ¡Eso es lo que es! ¡Una puta locura que solo él, puede remediar! Por eso lo odio. Por eso hay veces que siento que no podré continuar así. Por eso es que... ¿he cambiado? ¿Thomas Kaulitz, cambió? ¿Cuándo? ¿Por él?

Peligrosa Obsesión 2da TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora