Capítulo 5

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―¡Oh Luck, será mejor que corras!

―¿Que sucede Wood?... ¿Ya no soy encantador? 

Lo dijo con una ceja alzada, una sonrisa burlona y totalmente enamorado. 


(...)

―¿Michael?

El nombrado se encontraba completamente dormido. Ni el mayor ruido podría despertarlo de ese sueño del que no quería salir.

Despierta...―Lilibeth le toco el hombro dos veces. No tuvo efecto.

Solo consiguió que su esposo se acurrucara como un bebé recién nacido en esa silla en la que ella lo había obligado a dormir la noche anterior.

¡Leslie! ―Gritó―¡Ven y despierta a tu padre!

Esperó, pero la ayuda nunca apareció. Alzo sus manos al techo y rezo aun Dios que pocas veces la escuchaba. Salió de la habitación que compartía con su esposo y camino por el pasillo hasta llegar a los aposentos de su hija. Toco dos veces pero nadie le abrió. Soltó un largo suspiro para entonces arremeter contra la puerta.

¡Ya, ya te he oído la primera vez!―Alzo la voz su hija― ¿Acaso no sabes Madre, que me trasnoche ayer  por lavar toda la cocina yo sola? ―Se quejó.

Eso no es verdad Bryan lo lavo todo, estoy segura.―Golpeo la puerta nuevamente―¡Ahora sal y despierta a tu padre!

Con un gruñido Leslie se bajó de la cama molesta por que su mamá siempre la atrapaba con la mentira, claro que Bryan había lavado todo ella no se iba a hundir sola en ese desastre.

Abriendo la puerta estaba una Leslie con los cabellos amarillos como el oro muy despeinados y con el camisón de dormir enrollado en una pierna. Camino con paso perezoso hasta la habitación de sus padres al entrar, la fuerte luz que provenía del enorme ventanal de la estancia la obligo a  entre cerrar la mirada, se detuvo de golpe, se pasó las manos por los ojos y se adapto a la luz.

Parpadeo un par de veces y continúo con su tarea. No tardó mucho en encontrar el cuerpo acurrucado y enorme de su padre lo movió un par de veces por el hombro pero no resulto. ―Eso es lo que llevo haciendo desde hace ya más de media hora. Simplemente no despierta―Agrego su madre.

Leslie estaba pensando en las formas y posibilidades de lograr despertarlo, pero al ver más allá del cuerpo de su padre capto algo que atrapo por completo su atención. Dio marcha hacia el objeto de su distracción,  al llegar lo tomo con su mano y fijo sus ojos azules en los de su madre, con una expresión de decepción.

―Así que ustedes tienen un recipiente repleto de dulces pero yo no―Dijo sin fingir su enojo.

Aquí va. Pensó Lilibeth.

―Esto es traición, es un insulto, es...

―Hija, deja el drama para más tarde ¿quieres? Has lo importante―Señalo aquel hermoso cuerpo dormido en una silla―Despierta a tu papá.

Leslie  frunciendo el ceño tomo dos dulces apropósito, los comió con una rapidez impresionante como venganza ante la atenta mirada de su madre. Está solo subió la mirada hacia el techo rezando nuevamente a ese Dios que le negaba  ayuda.

La joven se sacudió las manos con vigor y se encamino hasta la cama de sus padres, tomo una almohada y con rapidez llego hasta su papá. Lo golpeo múltiples veces con la suave almohada pero para su mala suerte no tuvo efecto. Ya para los minutos que habían pasado Leslie se impaciento, tomo la jarra de agua que estaba en la mesa de noche y se la echo. Y para sorpresa de nadie. Eso tampoco funciono. La mente de Leslie iba a explotar, su fastidio era más que palpable y no se iría de ahí hasta conseguir su objetivo.

El Puente hacia la Eternidad Saga Eternidad IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora