Capítulo 8

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Fue como si estuviese bajo el agua. Le falta el aire y el dolor lo hizo arrodillarse.

Eso fue lo que sentía Bryan al ser demolido a golpes.

•••

Dos horas antes.

 Thomas O'conner se paseaba por sus aposentos como alma que lleva el diablo. <<Tengo que escapar>> pensó <<Debo desaparecer o ellos me desaparecerán a mi>> la mayoría de aquellos pensamientos tenían su nacimiento en la mente de Thomas cuando aquella noche de Abril, escucho a su padre decir a sus guardias que la vida de su hijo y único heredero se encontraba en peligro.

Se había establecido durante algunos años atrás un selecto grupo de "Verdugos" que estaban aliados a la corona y que siempre en silencio cometían sus actos con la protección del Rey para el mismo benefició del país. Pero ahora los "Verdugos" se alzaban contra el Rey Edward de Inglaterra por una disputa que se desato durante los meses de Enero y Abril, donde los líderes sorprendieron al  romper el tratado de honor que existía entre el crimen organizado y la corona.

Thomas solo tenía catorce años y la poca información que recolecto no le daba todas las respuestas que él necesitaba,  en un momento de distracción de su padre entro a su despacho y encontró una carta que decía; ―<<El Rey Edward furioso los señalaba cuando uno de los lideres menciono que todo aquel primogénito con derecho a un título de nobleza sería condenado por la mesa criminal...>> No había alcanzado a terminarla pues había temblado de pies a cabeza. Estaba en peligro eso lo había entendido a la perfección. Luego de unos cuantos días lo comprobó cuando su padre aseguro todas aquellas dudas con los guardias.

Después de aquella carta tan alarmante el Conde no solo pidió ayuda a los guardias si no que también a un grupo de criminales que no tenían nada que ver con los de la élite. Ellos  aseguraron protección hacia su hijo a cambio de un exorbitante precio. El conde desesperado accedió pero luego lo lamento. Los rumores de la amenaza hacia la alta nobleza  se comenzaron a escuchar entre los delincuentes y empezó la cacería por una de esos pequeñas joyas.

Sea hombre o mujer los herederos a un título de nobleza estaban siendo cazados por criminales.

•••


<<¿Dónde estaba Bryan?>>

Tal vez era cosa de locos pero ese instinto maternal le decía que algo no estaba bien. Penso Lilibeth.

―Creí de verdad que nunca se iría del salón―Lady Lucille junto con otras tres damas y Lilibeth. Estaban charlando tranquilas en la mesa que se les hubo asignado esa noche en el baile.

―Me disculpan―Lilibeth se levantó―Debo atender unos asuntos. Continúe con su charla Lady Lucille.

Extrañadas las demás se miraron entre sí.

Las piernas no le daban para correr más rápido y no era porque ella no quisiera correr si no porque se encontraba en un baile distinguido y ella parecería una loca haciéndolo. Su mirada viajaba a cada rincón del salón tratando de encontrar a dos únicas personas a su esposo y su hijo. Su intensión no era alarmar a nadie ni formar un alboroto en un evento tan importante, pero sus nervios ya se estaban notando entre la multitud.  Luego de unas que otras vueltas por el castillo encontró a solo uno de ellos. 

 Su esposo. Con paso apresurado Lilibeth entro en las estancia sin ningún signo de educación.

―Mis señores ¿me lo permiten un segundo?―Interrumpio

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⏰ Última actualización: Feb 18, 2018 ⏰

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