Eran casi las 10 de la noche, y yo estaba tumbado, mirando al techo, como si fuera la cosa más divertida del mundo ¿El causente? El tío sin nombre.
Había empezado a darle vueltas a la cabeza de quien era ese tío, que estaba un poco loco a decir verdad, que tenía un Unicornio Morada, que también tenía una enorme po...
Tenía mil nombres en la cabeza, que podían pertenecer a esa persona:
Santiago, Sebastián, Saul, Samuel...
Samuel! Me acordé del chico que había conocido ayer, ese chico que estaba más que follable, yo y mis hormonas, nos entendemos. Me había caído bastante bien el chaval, ya que en toda la Universidad era el único simpático que he conocido hasta el momento, putos amargados todos.
No es que fuera un puto antisocial, solo que los amigos que tenía, se habían ido a otra Universidad, y a mi por huevos, o sea por mi madre, me tocó venir a esta, porque aquí habían estudiando mis padres, vaya por dios. Pero al cabo del tiempo fui perdiendo el contacto con ellos, aún tengo sus números pero para que llamarles? Ellos me llaman a mi? Pues yo no tengo porque ir por detrás llamándolos para que sepan de mi existencia. Y bueno, Samuel es el que tengo ahora, aunque lo conozca muy poco, tengo el presentimento de que lo conozco de antes, como si ya hubiera hablado con el anteriormente...Meh paranoias mías.
Al final poco a poco se me iban cerrando los ojos, pero un sonido evitó que los cerrará, un mensaje.
- Buenas noches Gatito, que sueñes conmigo...
Sonreí de lado y tiré el móvil por alguna parte de la cama.