¡Salvada! Por los pelos...

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Salió por la puerta principal del instituto y se encontró con las calles frías de Barcelona. El invierno era frío y el vacío del corazón de Laura era mayor. El frío no era un problema, ella siempre vestía camisetas de manga corta aunque nevase. La ira le calentaba las venas y nuca le faltaba calor. No eran más de las 8,30 cuando Laura vio pasar un autobús cuyo letrero nombraba L'Hospitallet. Perfecto. A media hora de casa. Corrió detrás del autobús hasta que vio que se paraba en la calle contigua a su casa. Jadeó y se subió al autobús. El autobús iba completamente vacío, exceptuando una pareja de jóvenes turistas y un chico que dormía plácidamente más al fondo. Se sentó filas más atrás al lado de la ventana y se dispuso a mirar por ella. Miró hacia su casa y...
Mierda, su madre salía dispuesta a ir a trabajar. Esperaba que no la hubiese visto. Se tiró al suelo y la chica de la pareja anterior giró la cabeza del sonido que produjo la caída. Laura hizo una seña con la mano de que no pasaba nada y la chica se volvió a girar. El autobús arrancó. ¡Uf! Por fin. Laura conectó sus auriculares y puso una canción de un grupo llamado My Chemical Romance. La canción hablaba con ironía del amor. Es por eso que a Laura le gustaba tanto ese grupo. Laura de amores había tenido más bien poco. Pero alguno. Recordaba con 10 años y esa ingenuidad, como salió con Pablo. ¡Estaba tan emocionada!. Ingenuidad...
El autobús paró después de 45 minutos de viaje y Laura se levantó entonces.

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