Capítulo 7 - La razón para pelear

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Encantadores juegos pirotécnicos iluminaban el cielo nocturno. Por debajo de las muchas tiendas ubicadas en la plaza principal de Saxe-Gotha, la gente celebraba con alegría, pues las fuerzas aliadas se habían quedado un tiempo allí, y la ciudad estaba llena con al menos el doble de tiendas de lo que normalmente habían.

Había sólo unas pocas casas de hospedaje que los soldados podían rentar y los mercaderes venían desde varios lugares para vender a los soldados algunas mercancías. La ciudad de Saxe-Gotha estaba envuelta en un gozo sin precedentes.

Y, anunciando el principio del mes de Yara, hoy todo era todavía más radiante que el primer día de la primera semana. El más grande festival en Halkeginia, el "Festival de Adviento", había empezado. Duraría diez días a partir de hoy: tragos, canciones y escándalos día tras día.

Louise y Saito bebían en una posada llamada "Las Hadas Encantadoras", que fue inaugurada en la plaza.

Alrededor de René estaban todo el Segundo Escuadrón de los Caballeros Dragón. Cada oficial de alto rango, incluyendo a Guiche, podía ser visto aquí. A los oficiales y los soldados les era prohibido comer y beber en las posadas de la ciudad, pues se emborrachaban causando problemas a los civiles que andaban por ahí, por lo que era fácil vigilarlos si todos se mantenían todos juntos. A causa de esto, la posada, que servía para planear viajes de negocios para Tristain, estaba llena.

Después de que las ropas de gato negro fueron vistas, Louise no hablaba a no ser que fuera necesario. Se sentía muy avergonzada, por lo que se encontraba sola bebiendo silenciosamente un sorbo de su bebida.

Su bebida sólo tenía un poco de vino en su interior, pues Louise era débil con el alcohol, de manera que el resto de su bebida consistía en zumos de fruta, miel y agua. La bebía traguito por traguito, pero aun así, su cara ya estaba roja.

Louise lanzaba sutiles miradas a Saito a través de la comisura de sus ojos, mientras éste bebía con el grupo de René, al igual que Guiche, el cual se reunió con ellos hace un momento. A diferencia del tiempo que pasaba con Louise, él se mostraba alegre. Viendo esto, Louise vertió un poco más de vino en su bebida. Luego, con la vista nublada, Louise levantó la mirada.

―¡Meseros!

Louise vio una camarera corriendo en su dirección, giró su cara y trató de llamar a otra.

―Alguien que me tome el pedido, ¿Alguien?

―Deme su pedido― Siesta le dijo a Louise con una expresión calmada.

―Yo no te llamé.

Después de fulminarla con la mirada, Louise murmuró.

―Da vueltas alrededor... justo como una idiota.

Siesta, manteniendo una expresión animada, respondió.

―Lo haré como extra, si tú vistes un traje de gata negra.

Louise se ruborizó, mientras Siesta tranquilamente señalaba la cara de Louise, murmurando mientras sonreía.

―Eres mi maestro por hoy.

Louise se paró de un saltó, temblando.

Pero luego, una idea diferente vino a su mente. No hay tiempo para bromear con esta sirvienta. Además, yo sé como terminará esta guerra de t odos modos. Le contaré "eso". Y después de reírse entre dientes, Louise, poniendo una cara tímida, murmuró.

―Me lo confesó...

Los ojos de Siesta se abrieron de par en par y Louise no se perdió la expresión que hizo su rival de amor. Debido a que Louise era una niña aún, ella no tiene nada qué hacer, ¡he ganado después de todo!, estaba feliz, y saboreando su victoria, prosiguió.

Zero no Tsukaima #7 "Pentecostés de plata"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora