Capítulo 2: La Historia de La Cueva

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Al  día siguiente  en las estructuras interiores de la cueva después de haber sido convertido en vampiro, Daniel comenzaba a despertar. 

Su garganta estaba seca, y la sed había incrementado, pero el mismo se había prohíbido probar sangre, no podía hacerlo, ya que aunque se supone que para él debería ser un delicioso manjar, le repugnaba solo imaginarse clavarle los colmillos aún humano.

Y aunque pareciera extraño tambien su cuerpo le exigía alimento, tal vez porque al fin y al cabo seguía siendo un híbrido, mitad vampiro y mitad humano.

A los pocos minutos que había despertado, y al estar en la misma aburrida, oscura y tenebrosa cueva  Daniel comenzó a sentir que su estómago le hacía ruido; se estaba muriendo de hambre, hacía ya varios días que nadie iba a verlo, ni el líder o su "futura esposa" y estaba seguro de que el tenía que pedir comida, se tendría que rebajar a pedir comida a esos malditos seres que le habían quitado todo. 

Más tarde se pusó a exclamar a gritos que retumbaban fuertemente en los interiores de la cueva 

—¡Tengo hambre!—dijo Daniel con completa agonía y sufrimiento en sus palabras pero nadie fue a su auxilio, despues de un rato volvió a intentarlo— ¡Tengo hambre!— exclamaba ya un poco enojado, porque nadie se dignaba a atenderle, y se suponía que sería uno de los mejores vampiros y casi lo trataban como escalvo. 

Cuando Daniel finalmente se empezó cansar y decidió callarse, se recostó sobre una fría roca, y recargo su cabeza en la pared mientras suspiraba. 

Quízas y si su vida hubiera seguido normalmente estaría en una de las tantas playas del mundo, en su luna de miel con Anabella, pero no, era un ser inmortal, tratado como un perro, sin nada que comer y viviendo solo en una horrible cueva oscura; sin television, intenert, ni nada por el estilo. 

Escuchó unos pasos que se acercaban a la cueva, cuando levantó la cabeza y volteo hacía atrás vio que una señorita salía de la oscuridad y se le aproximaba a él. 

Eduardo, vió a la chica esta era sin duda hermosa; era jóven y su cuerpo era esbelto y con atributos perfectos, su piel era realmente palida, sus cabellos eran rubios ondulados y ojos de color miel;  pero más bien sería calificada como sensual en vez de tierna.

—Ya te traerán algo de comer para que dejes de gritar, no puedo creer que los humanos sean tan escandalosos— comenzó con un tono cortante pero lo último lo dijo con una sonrisa perversa, al ver como se transformaba por la ira el rostro de Daniel. 

Daniel la miraba como si la hubiera conocido antes pero ¿Dónde la había visto y quién era ella?, fue cuando se acordó, ella estaba la otra vez cuando lo convirtieron en vampiro, estaba presente aquella vampiresa cuando hicieron la transformación. 

—¿Como te llamas?—preguntó indiferente pero a la vez curioso.

La vampiresa se sentó en la tierra de la cueva justo enfrente de él, Daniel no se inmuto pero rápidamente se puso a la defensiva; con aquello seres nunca se sabía. 

Ella miró a los ojos al nuevo vampiro , y le estrechó con fuerza mas de la necesaria su mano derecha. 

—Me llamo Eleonora Gabanahi, soy una vampiresa normal, pero pertenezco la logia de los vampiros desde hace muchos siglos— dijo con un tono serio y Daniel encaró una ceja; tan joven que se veía pero al parecer los vampiros cambiaban sus cuerpos muy distinto a los humanos.— Esta cueva ha sido construida por  Heriberto  Di’ Salvo Fraire, el padre de Augusto.—le dijo Eleonora mirando a Daniel a los ojos

— ¿Y para que construyó la cueva?—le interrumpió Daniel y Eleonora lo fulminó con la mírada ya que odiaba que la interrumpieran.

—Debes dejarme terminar las oraciones, ahí te darás cuenta de porque construyo esta cueva  Daniel, no puedo entender  a los humanos; a parte de escandalosos tambien son irrespetuosos.—le replicó Eleonora molesta y Daniel rodo los ojos, ¡que delicados habían salido los vampíros! Daniel le hizo una seña para que prosiguiera, no es que a él le gustará mucho platicar con vampiros, pero necesitaba saber más de porque estaba ahí y más sobre Augusto.—Su padre construyó esta cueva para proteger a todos los vampiros de nuestras generaciones pasadas, antes conviviamos con humanos, pero ellos nunca dudarón en tenernos miedo, aunque los entendiamos, nosotros no alimentábamos de ellos, así que para no tener problemas con los humanos, ni otros clanes él construyó ésta cueva.—Daniel asintió, ellos se hacían las victimas pero los unicos que mataban a otros para alimentarse eran  ni mas ni menos que ellos.

—¿Y cómo están seguros de que algún dia, el gobierno o las autoridades no vendrán a esta cueva y los descubriran?—preguntó curioso Daniel con la esperanza de que algún día alguien fuera a rescatarlo.

 —Porque accidentalmente un día un humano vino a esta cueva a sacar unas fotografías, pero el destino le jugó una mala pasada al pobre humano, y un par de vampiros de nuestro clan lo descubrieron y al darse cuenta de lo que trataba de hacer, no dudaron en matarlo para que no revelara que aquí habitaba algo peligroso y así nosotros nos salvaríamos de que los humanos se enterarán de la existencia de seres como vampiros.—Daniel una vez mas no dijo nada, y solo se dedicó a suspirar; ya no le quedaba de otra había echo una promesa con el tal Augusto, él se quedaría en la logía y se casaría con Charlotte pero ellos no le harían daño a nadie de sus amigos y familia.—Los rumores no se hicieron esperar y comenzaron a decir que esta cueva era muy peligrosa tanto para los vampiros como para los humanos por extrañas muertes que ocurrían acá, muertes que por supuesto eran y son por nuestra causa; y ya después de la muerte del famoso fotógrafo los humanos nunca volvierón más a pisar este lugar que para ellos era un poco tenebroso junto a muchos “animales peligrosos”.—le aclaró Eleonora y todo cobró sentido, el clan que lo había adoptado era muy peligroso, pero el tenía la esperanza de que encontraría un punto debil en él y podría comenzar con su venganza.

Eleonora y Daniel se quedarón platicando un poco más, apesar de que ella era su enemiga podían hablar tan bien con ella, como si se tratara de conocidos de toda la vida, aún asi trato de solo hablar banalidades con ella, y no encariñarse o hacerse su amigo. 

Más tarde cuando el ocaso bajaba, Daniel seguía pensando que en cualquier momento moriría de hambre pero trato de no decir nada mas para no molestar a Eleonora.

— No le cuentes a nadie, de lo que te dije si quieres seguir viviendo—dijo  amenazante Eleonora hacía Daniel y este asintío con la cabeza, tampoco esque tuviera a muchas personas a la cuales compartirselo ¿Cierto? 

Eleonora y Daniel escucharon los pasos de la hija del líder que venía hacía donde ellos se enontraban con la comida que era dos pedazos de pan y un poco de agua en un vaso de cristal, tampoco era la comida de la cual estaba acostumbrado o un platillo gourmet; pero algo era algo.  

Daniel se levantó del suelo, mientras miraba con curiosidad a la chica, esta tambien era muy joven y hermosa. 

Su cabello era negro y ondulado, mientras sus ojos eran grises. Su pel tambien era palida como la de todo vampiro y sus facciones eran perfectas y a diferencia de Eleonora eran suaves y delicadas, recibió la comida y el vaso pero sin quitar sus ojos de encima de ella, mirándola profundamente. Ella era sin duda más hermosa que su ex-prometida Anabella, mas hermosa que cualquier otro ser que hubiera visto pero no por eso dejaba de ser una vampiresa y no por eso dejaba de ser la hija de la persona que le había arrebatado la vida. 

— Gracias por la comida señorita Charlotte— dijo algo cortante Daniel, y Charlotte tan solo bajó la mirada por el tono del muchacho hacía con ella, tampoco es que la quisiera tratar mal ya que se notaba que ella tambien era manipulada por las ordenes de su padre y también sería obligada a casarse con él, pero Daniel no podía hacer nada. Aunque no quería la odiaba. 

 — De nada jóven vampiro Daniel, mi padre dice que a los nuevos vampiros  recién convertidos debemos decirles jóven vampiro, es una tradición de mi familia desde hace ya varios años— le replico ella con su voz suave y un poco feliz, ya que por fin había conocido a quien sería su esposo por toda la eternidad; una vez que daniel terminó de comer y de beber agua Charlotte se llevó de vuelta el vaso mientras él y Eleonora miraban como se iba de vuelta a la oscuridad con el líder de los vampiros, quien aguardaba a su hija apoyando su espalda contra una de las oscuras y más frías paredes de las cuevas.

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