Epílogo Libro I
Como de costumbre, después del toque de la campana a las 5:00 am, el adicto al trabajo, Xiao Guizi, entró en la alcoba imperial para ayudar al emperador en su rutina matutina de cepillado, lavado y vestimenta.
Sin embargo, después de entrar en la magnífica alcoba del emperador, Xiao Guizi se dio cuenta de que la cama del emperador estaba vacía. No había rastro de que había dormido previamente sobre ella
-¡¡¡Mi Dios!!! ¡¡El emperador ha desaparecido!!
Inmediatamente, en toda la alcoba imperial resonaron sus gritos de lobo en pánico. Xiao Guizi, continuó haciendo un gran alboroto mientras frenéticamente corría todo el camino hacia la sala de la administración central.
-¡Deja de hacer una gran cosa de esto! ¡Sólo tienes que ir rápidamente a la casa del marqués! -El administrador, que fue despertado por el ruido, bostezó con irritación.
-Sí, sí, sí...- Xiao Guizi tartamudeó en su respuesta y se apresuró hacia el exterior.
[...]
Al oír la conmoción desde el exterior, Jing volvió su cuerpo con molestia. A su lado, Lu Cang, estaba durmiendo profundamente. Ayer por la noche, ambos se entrelazaron continuamente entre sí y liberaron sus deseos incontrolables hasta altas horas de la noche, hasta que Lu Cang llegó a un punto de agotamiento antiestético y se desmayó. No era extrañar el porque estaba en esta condición desgastada.
-Su Majestad, ¿Asistirá a la corte la mañana?- Frente a la puerta cerrada, Xiao Guizi habló con cautela y en un tono servil.
También Cao Xin habló con su voz fuerte, -Su Majestad, Hermano mayor...aah...no, el lord ¿ha despertado? Ayer él y yo acordamos reunirnos temprano en la mañana para idear un plan sobre cazar en las afueras-
Jing se llenó de irritación, infelizmente se puso su túnica de dormir. Dejo un pequeño beso en el hombro desnudo y se levantó con desgano. Ligeramente, abrió la puerta.
Xiao Guizi rápidamente se adelantó a saludarlo. Jing hizo un gesto con un movimiento de su mano para insinuar que el saludo se podría posponer hasta que llegaran al exterior. Cao Xin, tan denso como de costumbre, se acercó imprudentemente intentando entrar en el dormitorio y se quedó sin aliento al ver... -Lord...-
- ¿Qué... con el "lord"..."lord"...?-Jing lo agarró y lo arrastró fuera- ¡Aquí!- Molesto, Jing apresuradamente sacó una pieza de oro de su bolsillo y lo arrojo a las manos de Cao Xin. -Hoy el lord no se encuentra bien. Toma a uno o dos de tus hermanos para que te acompañen y ¡diviértete en la Casa Tongua! No molestes a mi... mmm, ¡A Lu Cang!-
Colocando una expresión como si estuviera asustado de esas tres palabras: 'La casa Tongua', claramente él no estaba dispuesto a ir, él intentó de acercarse un poco más. - ¿Ah? ¡¿El Lord está enfermo?! ¡¿Qué tipo de enfermedad?!-
- ¡Aiya, Cao Xin!- Incluso Xiao Guizi pudo ver que el color de la cara de Jing se había vuelto malévolo y el aura a su alrededor se había oscurecido. Rápidamente arrastró a Cao Xin hacia afuera.
Mientras caminaba, Cao Xin, murmuró en voz alta: - ¿Qué es todo esto? Si él es un Lord, solo debería decir que es un Lord ¿Qué pasa con el 'título real' de Lord? ¡¿No es lo mismo que decir que es tu emperatriz?! También, ponernos a nosotros, sus hermanos, en una oficina gubernamental era tu propósito ¿no? Tú, aun como emperador, ¡no tienes miedo alguno de que todo el mundo sepa que nuestro increíble Hermano mayor está siendo manejado por ti!
Jing con su fiero pálido rostro, fingió que no escuchó la charla sin sentido. Se fue directamente a la silla de sedan que Xiao Guizi había preparado.
Ante sus ojos, el cielo se había iluminado un poco. Era sólo el comienzo de otro nuevo día en Tongan.