Volví a guardar la foto en su lugar y salí a comprar algunas cosas para nosotros: jugo de naranja y comida de bebé para Brian y coca-cola y papitas para mí. En esta ocasión decidí subir las escaleras y cuando llegué al sexto piso, descubrí que no me había llevado las llaves de la habitación conmigo, por lo que no me quedó más alternativa que acercarme a la enfermeraen turno y pedirle una copia.
—Disculpe, pero a estas horas no se aceptan visitas—me respondió con una sonrisa forzada y poco profesional.
—Oh no—mostré mi hilera de dientes y usé uno de los tonos más cordiales típicos de Carolina del Norte—, no soy visita, de hecho, me tengo que quedar con el paciente hasta que le den de alta.
—¿Te refieres a que eres acompañante?—yo aprobé con la cabeza—. En ese caso, él necesita confirmarlo. Espera un momento por favor.
Incliné un poco la cabeza y esperé a que la señora de mediana edad llamara a la habitación de Brian. Me sorprendí cuando contestó otra persona.
—Margaret, ¿puedes comunicarme con el paciente?
—¿A caso hay más personas en la habitación?—no pude evitar preguntar. La señora me hizo un gesto rudo para que me callara, luego me miró y me dijo—: Margaret Casey es una de nuestras mejores masajistas. El paciente la apartó para una sección exclusivamente privada...—volvió a pegar la oreja al teléfono, me ingoró por unos segundos más y después cubrió el parlante y me observó desde sus redondas y viejos lentes—. ¿Nombre?
—__..._______ Foster—contesté en shock, imaginando todas las cosas que Brian pudiera estar haciendo con esa mujer ahora mismo. La enfermera repitió mi nombre y apellido por el teléfono y esperó.
—Lo siento, señorita—dijo después de unos segundos— pero el paciente dice que nunca en su vida ha hablado con una tal _______ Foster.
Ah...con que el niño quiere jugar, ¿eh?
No dije nada, di la media vuelta y me dirigí al ascensor. Sentí la sangre concentrarse violentamente en mis mejillas cuando saqué el celular y le marqué a alguien.
No trates de ponerme a prueba, Brian. Simplemente no lo hagas.
—¿Hola?—contestó mi amigo al otro lado de la línea.
—Hey Jess, soy yo, ________—le saludé—. Estoy en la clínica, ¿te importaría pasar a recogerme en tu moto?
Jessie no titubeó.
—Voy en cinco, ¿de acuerdo?
—De acuerdo—sonreí para mí misma y colgué.
Margaret la masajista, já.
(...)
—¿Y en serio el muy idiota fue capaz de dejarte afuera?—inquirió Jessie cuando se terminaba su tercer cigarrillo. Asentí con la mirada fija en mis zapatos mientras me colocaba un mechón de cabello detrás de la oreja.
Estaba en el lugar favorito de Jess: un depósito abandonado de motocicletas un poco a las afueras de Holmes Chapel. No entendía qué rayos encontraba de especial a este lugar; apenas penetraba la luz del sol por los tablones que bloqueaban las ventanas y era tan hueco y vacío que se escuchaba el eco de nuestras propias voces.
—Sí, no entiendo como puede ser tan malagradecido—espeté molesta— no es justo. En realidad, ahora que lo pienso, él...nunca ha sido justo.
—¿Me lo dices a mí, _______?—una enorme capa de humo se escapó de sus labios y al instante me cubrió la cara. Intenté no toser y despejé aquella molesta nube negra agitando mis manos hasta que por fin desapareció—. Quiero hacerlo pagar por lo que nos hizo.
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Trouble Boy (Synyster Gates y tu) [TERMINADA]
Fanfiction______ Foster una chica de buenas notas, tranquila y obediente hasta que Brian Haner Jr. llego a su vida para demostrarle que todo tu mundo puede cambiar en cuestión de segundos.