Cap. 22 | LO JURO

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Lo estampé justo contra la pared y me aferré al cuello de su caminsa. Sus labios se encontraron con los míos y nuestras lenguas desataron una lucha infinita entre el Cielo y el Infierno. Su beso era brusco, ardiente, posesivo. El corazón iba a estallarme y la sangre me estaba hirviendo; solté un gemido entre sus besos y e incliné la cabeza hacia atrás, dandole acceso a mi cuello para que hiciera con él lo que quisiera. Brian rodeó sus brazos en mi cintura y me apretó contra su cuerpo con fuerza; sentí su calor, absorbí su olor, me sentí suya. Mis manos subieron de su cuello a su alborotado cabello y comenzaron a jugar con él. Reprimí una risita traviesa cuando sus dientes me acariciaron por detrás de la oreja; puse los ojos en blanco y me mordí el labio. Los músculos del estómago se encogieron y una oleada de sentimientos que no sabía que existían invadieron mi cuerpo entero; desde la cabeza hasta la punta de los pies.

—He esperado mucho tiempo para poder hacerte estas cosas _______—susurró con la voz ronca y sensual, yo me estremecí. Escuché el sonido celestial de su risa rebotarme en los oídos. A continuación me tomó entre sus brazos y me levantó del suelo; listo para llevarme a la cama.

El corazón me dio un salto de muerte y ahora la idea de acostarme con Brian no me parecía tan buena después de todo. No con Reagan a unos cuantos pasos de la habitación y nuestros padres y Florence en la planta baja.

Me colgué de su cuello y me arrimé a su pecho; parecía una niña de cinco años asustada.

—Brian no creo...—tragué saliva nerviosa y él paró en seco. Sus músculos se tensaron y en la piel me recorrío un escalofrío horrendo.

Oh Dios.

—No voy a dejar que nada malo te pase preciosa, lo prometo—dijo de repente, tan rápido que me costó procesar sus palabras en mi cerebro. Alcé la mirada con timidez y encontré en sus ojos un brillo protector lleno de promesas. Era algo que jamás había visto en él. Aunque si se trataba de Brian, era muy probable que no estuviera en lo correcto.

Sin embargo, algo en su mirada penetrante y pecaminosa me gritaba que debía escucharlo y rendirme en cuerpo y alma a él. Era tentador de una manera dulcemente prohida. Peligrosa, tal vez. No estaba segura, y jamás lo estaría hasta que lo intentara y lo descubriera por mí misma.

—¿Lo prometes?—repetí, con la voz temblorosa. Brian me colocó en la esquina de su cama, se apoyó en una rodilla y me miró fijamente a los ojos. Contuve la respiración y un calor tremendo me asotó la cara. Este chico era demasiado hermoso para ser verdad.

—Lo juro—me dijo sin titubear.

Las mejillas me ardieron violentamente y el corazón me palpitaba en las sienes. ¿Cómo era posible que este tipo me hiciera sentir así en menos de un segundo? Era extraño, sobrenatural. Esto era él.

"Lo juro"

Eso me bastó para permitir que se lanzara sobre mí y me rasgara el vestido negro que Florence me había prestado para esta noche. Mi espalda se dio con la cabecera de su cama y ya lo tenía entre las piernas, besándome los labios con esa aspereza excitante propia de él. Era tan posesivo, Dios mío. Jamás me había imaginado a un Brian posesivo. Mierda, me preguntaba si con las "otras" era así de pasional y...exigente.

Con una mano me subió una pierna a la altura de su cadera y clavó sus dedos en mi carne. El gemido que solté se mezcló perfectamente con el suyo, e instintivamente eché la cabeza hacia atrás, dejándome en manos expertas.

Cuando lo tuve por completo encima de mí, un miedo inexplicablemente infantil volvió a invadirme el cuerpo. El cafe de su mirada y la mía se fundieron entre sí y todas mis terminaciones nerviosas revolucionaron contra todo lo que a mí respectaba. La sangre me corría caudalosamente por las venas y la respiración se me volvió entrecortada e irregular, casi inexistente. Eran tantas emociones que mi débil cuerpo apenas podía contenerlas.

Trouble Boy (Synyster Gates y tu)  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora