Capítulo 18.- Vivir

751 65 17
                                    

Los personajes son propiedad de Tite Kubo.

Advertencias: Puede contener OoC.

La historia está inspirada en el libro "Warm Bodies" de Isaac Marion.

Se me olvidó comentar que este es el capítulo final. 

____________________________________________

ALGUIEN PARA RECORDAR

Capítulo 18.- Vivir.

Ashido vio como los dos seres como él avanzaban hacia ellos, no comprendía porque Rukia no hacía nada, y menos comprendía porque de los ojos de la chica salía agua.

Pero si sabía que no le gustaba verla así, sus ojos se veían raros, no con ese brillo de siempre.

Junto con Rukia Ashido retrocedió hasta llegar al final del techo, los infectados seguían avanzando hacia ellos, Ashido no quería que le hicieran nada a Rukia, la protegería. Así que la jaló hacia él y la cubrió con sus brazos.

—¿Qué haces? —preguntó ella confusa.

—Protegerte. —murmuró viéndola fijamente. Nunca había experimentado aquello que sentía en ese momento, o al menos no que él recordara. Pero todos sus pensamientos estaban enfocados en ella, en cuidarla.

Estaba muy cerca de Rukia, quien lo miró confundida, sin decir nada Ashido dio un paso hacia atrás y se dejó caer en el vacío. Ashido la sujetó más fuerte y rodeó las piernas de Rukia con sus piernas, sintiendo lo pequeño y delicado que era su cuerpo.

Rukia lo rodeó con sus brazos y él por primera vez sintió calma, nada más importó. El olor a flores de ella entró a todo su cuerpo por sus fosas nasales, pero esta vez no le provocó una sanción de hambre, era algo distinto que no supo reconocer.

Algo cálido y extraordinario recorrió su cuerpo, y entonces algo mágico pasó mientras seguían cayendo.

"Thump" "thump"

Escuchó un latido. ¿Acaso su corazón estaba latiendo o es que estaba tan cerca de ella que podía escuchar su corazón?

"Thump" "Thump"

De haber tenido los ojos cerrados los habría abierto con sorpresa, otra nueva experiencia descubierta...su corazón latiendo de forma acompasada.

La espalda de Ashido rebotó en el suelo creando grietas y levantando polvo. Él aflojó su agarre y Rukia rodó por el suelo.

Él se quedó quieto, mirando el cielo, contemplando lo majestuoso del cielo azul, sintiendo a su corazón moverse, no podía explicarlo, era como si ese órgano inútil, hasta ese día, se oprimiera y luego se extendiera.

—¡Ashido! —Escuchó la voz de Rukia llamarlo. Pero él no se movió, todas esas nuevas experiencias le tenían aletargado.

Enseguida Rukia se sentó a su lado, pudo observar su bello rostro sonriéndole.

—¡Estás bien! —exclamó aliviada. —Me asustaste, por un momento creía que estarías...—ella se calló mordiéndose el labio, se sintió tonta y a la vez apenada con Ashido.

Ashido levantó el brazo y acarició su mejilla, sorprendiéndola.

—Tú me haces... sentir vivo. —le dijo.

Sí, porque el que en ese momento sintiera que su corazón se le iba a salir del pecho, porque el que quisiese curvear sus labios al ver que ella estaba bien y porque por primera vez sentía al aire entrar en sus pulmones, sólo quería decir una cosa.

Alguien para recordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora