Capítulo 8

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Día libre. Esto solo significaba una cosa: no sonaría ningún despertador que interrumpiera el sueño de Lauren. Cuando iba al instituto, le costaba despertarse por las mañanas y su madre era su peor pesadilla, siempre le gritaba que se despertara, le encendía las luces y le quitaba las sábanas. Cosa que Lauren odiaba. Desde que Clara Jauregui no estaba, Lauren había optado por encontrar las cosas que amas en la vida, las que te hacen feliz y te inspiran, ya que así se le hacía más fácil levantarse por la mañana y tener ganas de vivir la vida. Ahora entendía por qué su madre le insistía tanto en madrugar y aprovechar el día. Nunca sabes cuándo puede ser el último.

La habitación de Lauren no era nada del otro mundo, era amplia y con buena iluminación, pero si entrabas sabías que era de ella. Todo el estudio en concreto estaba diseñado por Lauren, pero en su dormitorio ponía más pasión. Al igual que el resto, las paredes eran grises lo cual quería renovar ya que estaba cansada de ese color. Una guitarra bañada en madera que su padre le regaló, estaba sujeta en la pared en un pequeño hueco que dejaba el armario blanco mate. En la pared de en frente se podía apreciar su cuadro favorito colgado. Lo pintó después de la muerte de su abuela. Era un lienzo blanco con su firma en la parte inferior izquierda y pincelazos de pintura negra sobre él, los cuales mostraban la rabia acumulada en aquel momento. Aun recordaba lo libre que se sintió después de pintarlo. Debajo de una gran ventana blanca con una cortina negra, se encontraba una cama de matrimonio con sábanas blancas y cojines a rayas negros. Un baúl en madera oscura con una planta de aloe vera sobre él, acompañaba el lado izquierdo de la cama, mientras que al lado derecho, se podía observar una mesita de noche del mismo material con el despertador y su libro favorito sobre ella. A pesar de tener una estantería blanca repleta de libros, siempre dejaba "Matar a un ruiseñor" fuera para poder releerlo cuando quisiese. En la única esquina libre que quedaba, Lauren había colocado un espejo psyche negro con pie y marco. No importaba como la tuviese en estos momentos, pronto acabaría cambiándolo todo de sitio otra vez.

A Lauren le gustaba cuidarse y seguir un ritmo de vida sano, pero era tradición desayunar en su día libre huevos con bacon y queso acompañado de un zumo natural de naranja. Lauren odia el color naranja, pero tratándose del zumo amaba tomarlo. Hoy el desayuno seria para dos, puesto que estaba esperando la visita de Normani con quien había acordado ir a echar un vistazo en el entorno de Dinah Jane Hansen, a la cual tacharon de principal sospechosa después de terminar las grabaciones y comprobar cómo sin ninguna explicación Dinah Jane había bajado a la planta de empleados del banco.

- "No sé qué haces que no vives conmigo para hacerme estos desayunos todos los días" dijo Normani saboreando el desayuno que le había preparado su mejor amiga.

-  "Soy demasiado perfecta para ti" bromeó Lauren dándole un sorbo a su zumo.

- "Tanto egocentrismo tan temprano no, por favor" rio la morena terminándose el plato.

Con Normani de copiloto, Lauren arrancó su Chevrolet y se dirigieron hacia el domicilio de Dinah Jane. Estaba en una zona apartada de la ciudad y no muy extravagante, lo cual seguía sin encajar con la imagen que daba.

- "¿Estás segura que vive ahí?" preguntó Lauren aparcando no muy lejos de una pequeña urbanización.

- "Al menos eso pone aquí" respondió Normani observando una hoja de papel en la que habían apuntado los datos más importantes el día anterior.

La urbanización en la que Dinah Jane vivía era pequeña y destartalada. El pequeño césped de la entrada estaba sin cuidar y había aparcado en su plaza de garaje una furgoneta a la que le faltaba poco para convertirse en chatarra. 

- "Me resulta extraño que alguien que viva aquí, tenga una cuenta bancaria en un banco tan lujoso" añadió Normani sin dejar de mirar hacia la urbanización.

KARLA | camren fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora