Capítulo 27

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Mientras Lauren se apartaba después de ese suave beso sobre su nariz y un leve silencio con tan solo el sonido de la melodía entre ellas, Camila se mordía sus suaves labios con una respiración ardiente. A pesar de tener sus ojos tapados, los tenía cerrados. Haber notado los labios de Lauren moverse seductoramente sobre los suyos y no haberlo transformado en beso, había dejado a la chica más bajita excitada y con ganas de más.

Lauren sabía lo que había provocado en ella, y lo sabía porque ella sentía lo mismo en ese momento notando un fuego interior ahora más concreto. Aún no era consciente de cómo había conseguido rozar sus labios y no dar el paso siguiente. Sonreía pícaramente mientras veía cómo Camila seguía inmóvil mordiendo su deseosa lengua. Se descalzó los tacones para que no supiese donde se encontraba y caminó notando el tacto de sus medias sobre sus pies hacia detrás de Camila. Lauren agarró una de sus manos y le dio una suave vuelta mientras con la otra le quitaba el pañuelo de sus ojos quedándose clavados sobre los verdes de Lauren.

-  "Hola" susurró Lauren con una tímida sonrisa.

- "Hola" respondió la chica ahora de la misma altura que la morena de ojos verdes con otra tímida sonrisa.

- "Me gusta la poesía" dijo Lauren agarrándola de la cintura acercándola más a ella.

- "No me había dado cuenta" respondió irónicamente dejándose llevar.

- "Pues hay algo que me gusta aún más" dijo pensativa.

- "¿El qué Señorita Jauregui?" preguntó adaptando el tono de voz rasgado de Lauren.

- "Quedan más paradas pendientes" respondió soltando su cintura mientras Camila le respondía con una sonrisa.

Lauren volvió de nuevo a donde sus tacones ocupaban parte del suelo de madera y se los calzó como si fuese una cualidad. Camila la miraba embobada, especialmente cuando tuvo que agacharse y dejó ver parte de su trasero no ocultado por el abrigo consiguiendo que se le encendieran las mejillas. Lauren una vez lista, agarró de la mano a Camila y la condujo hasta el ascensor hacia la próxima parada, pensando en que si había algo que le gustase más que la poesía, sin duda sería la chica que tenía frente a ella.

Después de bajar de nuevo a la recepción donde se encontraba Victoria, Lauren se despidió con una gran sonrisa y dándole las gracias, sabiendo ésta que los planes de la morena de ojos verdes habían salido tal y como esperaba. Camila por otro lado se despidió de Victoria esta vez más cercanamente sabiendo que no tenía por qué preocuparse. Una sonrisa juguetona ocupó su rostro mientras recordaba como Lauren la había retenido en el ascensor quedándose a centímetros, algo que había empezado a ser común en ellas. El camino de vuelta al coche de Lauren  fue silencioso y tranquilo. Tanto Lauren como Camila  habían convertido esa excitación en timidez y lo pudieron comprobar cada vez que se miraban de reojo. Ahora las mejillas de Lauren estaban más rosadas.

Lauren invitó a entrar a Camila en su Chevrolet abriéndole la puerta justo como había hecho la vez anterior, y dio media vuelta para entrar ella. Encendió la calefacción aunque realmente no hacía falta entre ellas. La hora del almuerzo se acercaba, por lo que Lauren sabía perfectamente a dónde debían ir.

Con la mano sujetando la llave en el contacto del coche antes de arrancar, Lauren se paró un instante al notar como Camila clavaba la mirada en ella.

-  "¿Tengo algo en la cara?" preguntó Lauren insegura frunciendo el ceño.

- "No" respondió con una sonrisa pícara. "Solo me gusta mirarte ¿no puedo hacerlo?" añadió al ver que la expresión preocupada de Lauren seguía intacta.

- "Mientras solo me mires a mí, sí" dijo Lauren con su voz ahora más rasgada.

Camila sonrió ante la respuesta de la morena de ojos verdes y apartó la vista hacia la ventana habiendo sido completamente sincera. De sus agradables silencios fuesen caminando o dentro del coche de Lauren, lo que más le gustaba a Camila era contemplar con cuidado las expresiones de la chica que tenía a su lado. Cuando conducía le gustaba ver cómo Lauren se desesperaba a causa del lento tráfico o cómo sonreía viendo un par de niños jugar o cualquier pareja cruzando una calle. Cualquier expresión por diminuta que fuese, ayudaba a Camila a conocer más de la chica que la había cautivado.

KARLA | camren fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora