Esa tarde estuvieron haciendo su tarea en el comedor, mientras yo me colocaba un hielo en mis hermosos labios (que, por cierto, apuesto mi dedo meñique a que calzan a la perfección con los tuyos) escuché que rumoreaban y se reían. Chicas.
Extrañaba tu risa, labios encajables.
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"Pelirroja mía"
Short StorySi mi boca dijera lo que mis dedos escriben, me voy a la cárcel por cursi. -Un amante de su rojo.