No había día en el cual la chica no pensara en el apuesto joven de cabello negro que había conocido hace algún tiempo en una posada por obra y destino de la casualidad, así mismo, sus caminos se habían cruzado en contadas ocasiones y eso había provocado que el chico se hiciera de un lugar en su corazón, era tan amable, noble y gentil, pero a su vez derrochaba ingenuidad e inocencia, era incapaz de percatarse de los sentimientos de la chica por él a pesar de que anteriormente ella se los había confesado, o al menos así lo veía ella. Quizá en su ingenuidad cabía la posibilidad de que en poco tiempo la chica sería capaz de superar su dichosa atracción hacia él y se olvidaría de aquellos sentimientos por completo, pero la realidad era distinta... Sin embargo la situación no acababa ahí, para ella era como haber entrado a una competencia donde sabía que no existía la posibilidad de ganar, pues para rematar, el corazón del chico ya le pertenecía a alguien más, tiempo atrás había dejado en claro que aquel muchacho alto y larguirucho era el dueño de su corazón y no había nadie a quien amara más que a él. La chica no tenía la intención de juzgar las preferencias sexuales de su amado, aunque él no parecía alguien que tuviera una inclinación exclusiva hacia el sexo masculino, más bien era que algo en el muchacho aquel le llamaba la atención y le hacía sentir completo, seguro era por eso, y a la triste conclusión a la que llegaba ella era que, aquello que el chico alto tenía de sobra a ella le hacía falta, por eso su amado no podía sentirse atraído por ella.
Por las noches después de darse un baño se quedaba por largo rato frente al espejo, observando cautelosamente su persona y tratando de ver más allá; por unos segundos visualizaba el reflejo del larguirucho mofándose de ella y no podía evitar sentir algo de envidia, ¡cuánta suerte tenía ese muchacho! Más de una vez había deseado estar en su lugar y ser el objeto de atención del chico que ella amaba, pero por más que lo deseara eso no iba a suceder. Miraba con cuidado cada aspecto de sí misma esperando encontrar algún defecto evidente o alguna razón por la cual no pudiese llamar la atención del pelinegro, en ocasiones incluso se había atrevido a imitar al muchacho alto y delgado... las diferencias eran abismales, nunca sería tan alta ni tan delgada como él, carecía de esa mirada perdida y falta de brillo que tanto lo caracterizaba... era muy inteligente... -quizá sea por eso- pensaba ella, pero lamentablemente eso no es algo que se pueda imitar, cada quien es inteligente a su manera. Por más que lo intentaba no lograba ver nada que le faltara o le sobrara, pero quería hacerlo, quería llamar su atención, pero ni su cabello, ni sus ojos, ni su sonrisa, ni sus pechos, ni el resto de su cuerpo y de su persona eran suficientes para enamorar al pelinegro...
Decepcionada de sí misma se tiraba boca abajo en la cama esperando conciliar pronto el sueño y olvidarse del ridículo que hacía cada noche mirándose frente al espejo, y al día siguiente la rutina se repetiría inconscientemente, al menos hasta que un día se cansara de ello y decidiera desistir y abandonar sus sentimientos por el chico, pero ese día no llegaría nunca, o al menos no tan pronto como ella deseaba que pasara...
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Lo que miro en el espejo
RomantikBienvenidos, este es un mini fic que escribí inspirado en una historia de rol entre Ishigaki Koutarou y un OC de mi creación, en donde la chica está enamorada de Ishigaki pero él está enamorado de alguien más... creo que tod(a)s sabrán de quién se t...