Conteniendo el dolor

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Aquel relajante baño parecía tener el efecto contrario, su tensión aumentaba y el momento de dejar la ducha y salir del cuarto estaba cerca, una parte de ella no estaba lista para escuchar lo que el chico tenía para decir, sea cual sea la situación que lo hubiese llevado ahí esa noche estaba segura que no le sería grato enterarse de lo que había sucedido seguramente hace unas horas, sin embargo no podía evadirlo más y finalmente se decidió a salir; era una noche fría pero dentro de su casa hacía calor, y no sólo por la presencia del susodicho, por algún motivo su casa siempre estaba caliente, lo cual era muy conveniente puesto que la chica disfrutaba del calor y así podía dormir sin tener que arroparse de más, un short y una camiseta sin mangas eran más que suficientes. Se dirigió al sillón donde estaba sentado Ishigaki ubicándose tras él, miraba una película en la tele pero no parecía prestarle demasiada atención, más que entretenerlo parecía fungir como un emisor de ruido para acallar sus pensamientos. Ella lo observaba detenidamente un poco preocupada, sin embargo decidió dar el primer paso a la interacción:

-Se ve divertida, ¿puedo sentarme?

-¡Sunsaki san! Lo siento, no te sentí detrás de mí... me asustaste... p-pero siéntate, esta es tu casa...

-Gracias Ishi kun... por cierto, espero que no te incomode que mi casa sea tan caliente, siempre ha sido así desde que me mudé aquí, incluso en tiempos de frío

-No hay problema, yo disfruto de ambos climas, lo bueno es que no pasaré frío aquí en la sala cuando me vaya a dormir, jeje...

-Ah no, eso sí que no, te quedarás en mi cama y yo me quedaré en la sala

-P-pero... yo soy el huésped, no podría quedarme en tu cama... no tengo problema en dormir en la sala

-Pero yo sí, así que harás lo que te diga, después de todo tú eres el huésped

-... Está bien, tú ganas, pero no me hace feliz que te quedes en la sala, en cualquier momento te pediré que regreses a tu cama

-Ayy Ishi kun, ¿siempre has sido así de propio y educado?

Sin querer la chica había tocado una fibra sensible del muchacho con esa pregunta, por lo cual se quedó en silencio un par de segundos antes de responder con la vista fija en el suelo:

-... Yo siempre... he sido así, es la educación que recibí de mis padres... ¿Acaso te molesta que me comporte así?

-N-no Ishi kun, no es eso, es que... bueno...

- ... A veces quisiera... dejar de ser como soy... aunque sea por un minuto

-P-pero yo no quiero que dejes de ser como eres, es sólo que en ocasiones me... me desconcierta...

-¿A qué te refieres?

-Es que... verás... eres... único, ya no hay chicos como tú

- ... ¿De verdad crees eso?

-Sí, por supuesto... por eso no entiendo por qué querrías... dejar de ser como eres

- ... Porque sólo así podría decir todas las cosas que me obligo a callar...

Tras aquello, su rostro se ensombreció, ella sabía que algo tenía que ver con lo que le había sucedido pero no se atrevía a preguntar, sólo podía mirar cómo apoyaba los codos sobre sus muslos y entrelazaba sus dedos tratando de ocupar su mente en otra cosa... Quería tocarlo, abrazarlo, pero no se atrevía; es más, después de pensarlo mejor no comprendía el motivo por el cual él había decidido acudir a ella por ayuda, Ishigaki tenía otros amigos, incluso familia, que podían ayudarlo en situaciones difíciles y lo conocían mejor que ella, pero en esta ocasión había prescindido de otras personas, quizá se debía a que ella era la única que sabía con detalle lo de su relación con Midousuji... otra vez él... ¿por qué estaba tan segura de que el motivo de su angustia era causada por el larguirucho? No podía asegurarlo pero era una gran posibilidad, el mismo Ishigaki afirmaba que su amor era mutuo, sin embargo como ella lo veía, él sólo disfrutaba de hacerle daño a su amado y humillarlo de distintas maneras, y quizá esta había sido una de esas, pero él no estaba dispuesto a hablar:

-No es un mal chico... -Comenzó a murmurar para sí el muchacho. –Tal vez sea mejor para él que yo... tal vez lo ame... más que yo...

- ... -Tragó saliva nerviosa sin decir una palabra esperando a que el chico decidiera continuar mientras mordía su labio inferior y se asía al borde del sillón esperando que las cosas no fueran lo que ella se imaginaba. Observaba cómo el semblante de Ishigaki comenzaba a cambiar y sus manos temblaban sin control, así como sus labios trémulos retenían el llanto que se avecinaba.

-Debería alejarme, sería lo mejor para él... debería... quedarse con Sakamichi...



Lo que miro en el espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora