Capítulo 2:Galletas

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Sombras, raices, besos, lamentos... Abrí los ojos confusa, me costó darme cuenta de que ya no estaba soñando. Ese sueño que tenía todas las noches...

Me pasé las manos por la cara para intentar despejarme y miré el despertador, marcaba las 6:30 de la mañana, ni siquiera había amanecido y sabía presentía que iba a ser un día agotador...

Me levanté de la cama a duras penas y me fui al cuarto de baño a lavarme la cara, abrí el grifo y me mojé la cara entera, todavía recordaba cuando mi mamá nos dijo a Sofi y a mi que se casaría con su novio, Mike. No me parecía mal, al contrario, me alegro de que mi madre sea feliz con un hombre que la quiera y la cuide bien pero... No estoy segura, hacía mucho tiempo que no vivía con un hombre desde que mi papá murió y además ahora tendré dos hermanastras nuevas a las que no conozco, no sé si podré acostumbrarme a mi futura nueva vida.

Suspiré desganda y miré mi rostro. Las ojeras que tenía comenzaban a ser visibles a simple vista y se me caían los parpados del cansancio, aunque bueno es lo normal en un lunes.

-Estoy agotada-bostecé mientras cogía el peine para peinarme e intentaba ponerme lo más decente posible.

-¡Camila el desayuno!-gritó mi madre desde el piso de abajo.

-¡Ahora voy!-terminé de cepillarme el pelo y eché una última mirada al espejo, quien me devolvía la mirada. Me toqué un mechón de cabello suelto y lo enredé en mi dedo, soltándolo a los segundos, observando como volvía a su estado normal y se acomodaba en mi hombro.

-Deja de pensar en eso...-me dije a mí misma.

Salí del cuarto de baño y me puse la ropa de hoy, unos jeans morados con una camiseta blanca y una chaqueta roja, algo sencillo. Salí de mi habitación y comencé a bajar las escaleras contándolas, una a una, como hacía cada vez que las bajaba desde que era pequeña, y al final en el último escalón miré la foto de mi padre que estaba colgada en la pared, tan sonriente se le veía... Nadie diría que unos años después moriría en una habitación de hospital sin haber podido conocer a su segunda hija, sin ni siquiera saber de su existencia...

-Oh, Camila, ven un momento.

-¿Mm?-mi madre me llamó desde la cocina haciéndome señas con la mano.

-¿Qué te parecen estas flores para la boda?-me enseñó un folleto con unas fotos sobre flores amarillas. Al verlo no pude evitar pensar en que todavía quedan como cinco meses para la boda y acaban de comprometerse, creo que cuando me case contrataré a mi madre para que me organice la boda.

-Mm... las rosas amarillas significan la muerte de una relación mamá-le dije mientras su rostro mostró molestia a lo que dije y me quitó

-Cariño es una estupidez pensar que unas rosas signifiquen la muerte de una cosa, no seas tonta.

-Ya...-murmuré bebiendo mi zumo. Mi madre nunca de tomaba enserio lo que yo decía, era una... auténtica mierda la verdad.

-¿Y el menú, te gusta?-señaló otro papel que había en la mesa, lo cogí y leí la lista con todos los platos que tenía pensado poner y, la verdad, mi madre quería tirar la casa por la ventana con todo esto. Creo que se le olvida que somos pobres.

-Es todo muy...

-Delicioso, ¿no crees?-miré a mi madre y no pude evitar sentirme un poco culpable al ver su cara de ilusión y felicidad.

-Sí, tiene pinta de ser deli...

-Mira el caviar que buena pinta tiene.

-Sí, es...

-Y luego está el rissoto con boletus que tanto te gusta Camila.

-Yo odio el...

-¡Y el marisco!¡Qué buena pinta tiene!

Reencarnación |CAMREN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora