Capítulo 11: ¿Sencillos placeres de la muerte?

154 18 7
                                    

No me lo podia creer.

Mi habitación estaba llena de folios blancos tirados por el suelo. Además, la ventana se había abierto "por arte de magia" y el aire que entraba hacía que los papeles volaran de aquí para allá.

Me fijé que en todos había algo escrito.

Eran papeles de publicidad.

Cogí uno al aire y lo leí:

Psicología infantil
Tratamientos de psicología infantil profesionales con el Sr. Pedro Domenech.

Tipos de tratamiento:
-Post-Trauma.
-Anti Socialismo.
-Autismo.
-Esquizofrenia.

Teléfono: 667 704 589

Calle: San José núm. 64

¿Qué demonios...?

¿Quién habrá hecho esto?

¿Cómo narices lo ha hecho?

Y lo mas importante...

¿Porqué lo ha hecho?

¿Y porqué se me hacía familiar el nombre del psicólogo?

Cerré la ventana, empecé a recoger todos los papeles del suelo y los escondí en un cajón del armario.

No quería que nadie se enterase de lo que ha pasado.

Además, seguramente había sido una broma inocente de algún niño del vecindario, o quizás el viento había abierto la ventana y los papeles volaron hacia la habitación... ¿No?

Y hablando de amigos...

¡Dani!

Cuando terminé de recoger el desastre, cogí el teléfono y lo llamé de inmediato.

—¡Dani! Perdón por no contestarte los mensajes... ¿Estás bien? - Dije preocupada cuando escuché que habían cogido el teléfono.

—Clara, ¿Eres tu? - Respondió con voz ronca.

—Sí, soy yo ¿Qué te ha pasado?

—Emm... Nada, solo...

—¿Estas bien? ¡Perdón por no llamarte antes, es que han pasado tantas cosas...!

—Ehh... Si si, claro que estoy bien pero...

—¿En serio? ¿Dónde estás?

—Clara, estoy en casa, además a estas horas dónde voy a estar...

—¿Y que pasó? ¿Está todo bien? ¡Cuéntamelo todo! - Exigí.

—Ehh...Pero Clara...

—¿¡Qué!?

—Son las tres de la mañana...

¿Eing? ¿Las tres de la mañana?

Miré el reloj de la mesita de noche y me maldije.

Eran las 3:15 a.m.

¡Se me había pasado el tiempo estudiando y haciendo los deberes!

Además, empezaba a notar que estaba hambrienta porque no había cenado nada.

—Esto...perdón - Balbuceé - ¿Te he despertado?

Me siento observadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora