Estiró el arrugado pedazo de papel que tenía en su mano y leyó los fines de la misión que había escogido unos minutos atrás.
- "se solicita ayudante". - leyó en voz alta - no es algo que parezca difícil. Bien ¡vamos! Frosch... - dijo animadamente, Pero musitando por último el nombre de su fallecido compañero.
Las lágrimas nuevamente se apoderaron de sus ojos, cristalizandolos de una hermosa forma, pero dolorosa a simple vista - frosch. - dijo su nombre con una inmensa tristeza.
- Rogue. - dijo Sting un tanto preocupado y aumentando el ritmo de caminar al verlo en ese estado - ¿estas bien? - preguntó exaltado.
- Sting... - musitó su nombre - ¿Que haces por aquí?
- estoy de vuelta de una misión. - respondió en un amable tono de voz - ¿Que haces tu aquí?
- iré a un trabajo. - respondió desganado y forzando una sonrisa.
- ¿quieres que vayamos juntos? - preguntó animado.
- si... - musitó.
- ¡lector, iré con Rogue, así que regresa al gremio y acompaña a la señorita! - exclamó un tanto animado.
- te veo en casa. - dijo Lector en forma de despedida antes de irse volando.
- ¡Bien! ¿que es lo que tenemos que hacer? - preguntó con una sonrisa.
- ser ayudantes de un viejo mago. - respondió desganado.
- ¿sabes en donde es?
- en una casa a las afueras de la ciudad.
- hay una en la dirección que venía. Vamos, Rogue. - dijo animado, logrando sacarle un leve sonrojo al contrario por decir su nombre.
- s-si...
- ¿sólo debemos ser ayudantes?
- no lo se. - respondió pensativo - sólo dice que se solicita ayudante.
- ya veo. - dijo serio, para cambiarlo rápidamente a algo animado - ¡entonces vamos! - exclamó con una gran sonrisa.
- s-si... - musitó rogue.
Sting intentó durante todo el camino el mantener una conversación estable entre ambos y evitarle a Rogue el recordar a Frosch, cosa que le llevaría a tener nuevamente una crisis emocional. Luego de haber caminado por una hora llegaron a una gran e imponente casa que parecía vacía, tan vacía que aparentaba el no tener un dueño en muchos años, además de ser tétrica con sólo verla.
- viejo. - gritó Sting - somos magos de sabertooth y vinimos por el trabajo. - ambos quedaron por unos momentos inmóviles esperando a que algo pasara, pero no hubo respuesta alguna - maldición. - farfulló - vamos Rogue.
- ¿dónde?
- dentro. - respondió.
- no quiero.
- ¿por que? - preguntó desilusionado.
- si entro allí... - hizo una corta pausa - no se que podría pasarme.
- ¿por que lo dices?
- yo... - alargó - mis sombra.
- ¿de que hablas?
- cuando pelee contra Gajeel en los juegos mágicos mi sombra se apoderó de mi. Un sentimiento de odio me recorrió y la sed de sangre... - se detuvo antes de poder contarle todo aquello que había sentido y experimentado en ese momento a tiempo, cambiando el tema a aquello que lo había detenido - en ese momento Frosch me salvó de ella, pero ya no esta. Si entro y ese lugar esta inundado en magia oscura perderé el control nuevamente y no se de que seré capaz. Sting, no quiero herirte. - dijo volviendo a estar al borde de las lágrimas, mientras sus palabras se cortaban más y más, terminando en balbuceos.