Capítulo 11

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POV Melanie

No sé cuánto tiempo llevaba recostada sobre la puerta, solo me di cuenta en el momento en el que el aporreo en la puerta había cesado y cómo la puerta de la habitación había sido cerrada de forma precipitada. Se había ido.

Me alcé de mi postura, mirándome en el espejo y viendo mi escaso maquillaje corrido, por ello cogi un algodón y elimine el exceso de maquillaje derramado.

Asegurándome de que Colton no siguiese en el cuarto, salí del baño y me acerqué a mi maleta para coger las pastillas que me recetó el médico para mis ataques de ansiedad. Las tomé sin necesidad de agua y me pasé la mano por la garganta cerrando los ojos al igual que mi mano, sintiendo ese agarre que tanto me repudiaba. Seguía recordándome que no era propio seguir  atormentándome con el tema y vivir pero aún así nunca lograba ponerlo en marcha.

La hora que marcaba el reloj sobre la mesita rondaba las 2 de la tarde, lo cual significaba que pronto sería la comida y que yo no podía salir hecha un desastre y menos en presencia de sus familiares. Respiré hondo unas cuantas veces y volví al espejo para recolocarme el pelo, una vez presentable me precipité en el pasillo y bajé las escaleras, en el pasillo del primer piso no había nadie y por ello decidí asomarme por el ventanal que daba al longevo jardín que la familia poseía.

Su espalda ancha estaba tensada al igual que su brazo derecho que tiraba de la cuerda para luego soltar, provocando que la flecha saliese despedida con una fuerza y velocidad descomunal hasta el centro de la diana que estaba a unos cuantos árboles de distancia. No hacía falta conocer mucho a Colton para saber que estaba enfadado y en realidad no se lo discutiría, todo es culpa mía y lo admito.

Me armé de valor y empujando varias veces el pesado ventanal conseguí pisar el frío y bien cortado césped. Avancé hasta él con mi mano levantada, dudando en sí otorgarle una pequeña caricia en el centro de sus omóplatos sería motivo de una buena bofetada. Olvídate Melanie, no es él.

Deslice mi mano por el centro de su espalda, sintiendo la suave seda escurrirse bajo mi tacto y acabé por rodear su torso abrazándolo. Su cuerpo reaccionó, aún bastante rígido, echando nuevamente su fuerte brazo hacia atrás para soltar la cuerda tensada y que la flecha volviese, esta vez, a impactar contra el tronco de un pino. Su corazón latía frenéticamente contra la palma de mi mano.

—Cuando vengo aquí es para desahogarme. Y yo me desahogo solo.

Sabía que me estaba echando pero ni siquiera se había molestado en desenhebrar mis brazos.

—Sólo dame tiempo, por favor...

—¿Tiempo para qué? ¿¡Tiempo para qué!? ¿¡Para seguir haciéndome sentir ridículo cuando quiero dar un paso en cuanto a nosotros!?

Mi silencio volvió a reinar, dándole paso a que él siguiese hablando o más bien, gritandome.

—¿Qué digo de nosotros? Se me olvidaba de que no hay nada que nos ata solo un falso compromiso para fines caritativos. Porque sí, son para ayudaros.

Con esto él agarro mis codos y logró que lo soltara para tirar el arco al suelo. Justamente cuando iba a recoger las flechas, su madre hizo presencia en el jardín para llamarnos a comer.

[...]

—¿Os gusta la tarta de queso, verdad?

Yo asentí con la cabeza, mirando por el rabillo del ojo el semblante aún impenetrable de Colton.

—Yo no quiero postre. Voy a dar una vuelta para bajar la comida, mamá.

Su madre frunció el ceño en mi dirección y depositando el plato del postre frente a mí, puso sus brazos en jarra.

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⏰ Última actualización: Nov 07, 2015 ⏰

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Promises and oath. (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora