Capítulo 5.

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La cegadora luz hacía acto a través de mis párpados, sin lugar a dudas hoy sería un día soleado y por ende, caluroso.

Abrí los ojos lentamente intentando acostumbrarme a la luz y mire hacía arriba al sentir unas incesantes caricias en mi cabello. Me encontré con sus ojos que miraban hacía mi dirección. Se le veía muy despejado, quizás llevaba un buen rato despierto.

-Eres peor que una marmota, debería considerar comprarme unos tapones si de ahora en adelante vamos a dormir juntos... -Y aquí estaba de nuevo su estupidez que, todo sea dicho, ya tardaba en dar aparición.

Rodé los ojos y me separé de él, sorprendentemente no me dolía el cuello a pesar de dormir toda la noche en la misma posición. Me levanté de la cama y en un rápido movimiento cogí un cojín y se lo lancé a la cara con fuerza.

- ¡Oye, que mi cara es mi trabajo! -Me gritó apartando el cojín de él.

- ¡Pues a ver si con suerte le hago un favor al photoshop y te la arreglo! -Él, acto seguido de mi comentario, exploto en miles de carcajadas permaneciendo aún en la cama tumbado. Jodido gandúl (vago). 

- Deberían llamarte "Doña Gruñona", pega mucho más con tu personalidad, ¿no lo crees?- Preguntó una vez que su risa cesó y se levantó para empezar a acercarse a mí. No pude evitar bajar mi mirada por su deseado torso hasta parar.... ahí.

-¡Estás empalmado! Eres un maldito cerdo baboso asqueroso con incontinencia sex... -Me interrumpió mientras que me alejaba de él y le empezaba a lanzar mis adoradas zapatillas a propulsión contra su cuerpo.

- ¡Melanie! ¡Detente! Los hombres también nos empalmamos si tenemos muchas ganas de orinar y yo desde anoche no he tocado el baño...

Le eché una mirada asesina y escuchando las ganas que tenía de ir al servicio, aproveche la oportunidad y empecé a correr en dirección al baño. Él pareció captar mis intenciones y empezó a perserguirme con las intenciones de alcanzar el baño primero, pero yo fui lo suficientemente rápida y cerré la puerta en sus narices con seguro. No tenía ni la más remota idea de donde había sacado tanta energía mañanera, pero nuevamente yo salía victoriosa.

Aproveché para hacer mis necesidades, asearme, cepillarme los dientes, lavarme bien la cara y cepillar mi cabello y en cuanto acabé, abrí la puerta y me encontré con Colton nuevamente hablando por teléfono.

Él me miró mientras ingresaba en nuestro dormitorio y abría el armario, buscando que ponerme. Estaba esperando a que él me dijera lo de el encuentro que iba a tener con esa chica y así me diese una idea de que ponerme. Colton volvió detrás de mí y miró la cantidad de prendas que tenía, empezando a hablar y haciendo que su aliento chocase contra mi oreja derecha.

- Opino que lo mejor será que te pongas un vestido o algo así veraniego, iremos a comer a la playa con dos colegas míos.

-¿A la playa? ¡¿Y me lo dices ahora?! - No me había traído las tiras de cera conmigo aunque hacía una semana que me había depilado, por lo tanto si había algún que otro pelo no me quedaría otra que afeitarme. Pero usaría la cuchilla de Colton por joderle un poco.

[...]

Una vez llegados al coche de Colton abrí la ventanilla intentando respirar aire fresco ya que hacía demasiado calor, agradeciendo internamente en cuánto el coche se puso en marcha y la brisa al estar el coche en marcha impactaba contra mi cara refrescándome.

Tras estar unos minutos así y disfrutando de la brisa me incorporé en el asiento y pillé a Colton mirándome. Alcé una ceja y pudé percibir un notable sonrojo en sus mejillas, entonces reí por lo bajo al ver qué había evitado mi mirada y la había puesto en la carretera nuevamente.

Promises and oath. (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora