Capítulo 3.

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Tras un ajetreado día de trabajo, y acabar de editar la sesión de fotos que le hice a ese imbécil, pude marchar ya para casa. Pensaba en todo lo sucedido y en lo sumamente idiota que podía llegar a ser ese chico... ¡Ya le odiaba y eso que ni lo conocía de apenas hace unas horas! Como no lo vas a odiar si estuvo a punto de matarte...

Negué con la cabeza, y cerré la puerta de casa. Lo único que se escuchaba era música, así que me acerqué hacía el lugar de donde provenía aquel semejante espectáculo y al abrir la puerta de la habitación de mi hermano no pude evitar que mi boca se transformara en una perfecta 'O'.

¡Maldita sea! ¿Aquí todos piensan en el sexo o qué demonios pasa?

No dejé que mi hermano me explicara nada, pero cerré la puerta de un fuerte golpe. Esperaba que al menos, cuando acabase con su ligue abriera las ventanas, porque el olor después de una sesión de sexo no es que sea muy ... Satisfactorio.

Tras dejar mi maletín en mi cama, me dirigí a la cocina. Tenía hambre, y además ya era muy tarde, aprovecharía para preparar la cena. Al abrir el frigorífico me encontré con un yogur de limón que era el que nadie comía ya que  a ninguno le gustaba, el cual siempre acababa comiendo yo. Cogí una lechuga, unos tomates y palitos de cangrejo. Esto sería lo que cenaría yo. Hice la ensalada y tras haberla alineado bien con la sal y el vinagre al igual que el aceite, me eché una poca en un plato aparte pues si querría repetir, aún quedaría. Al acabar de cenar, me levanté y lavé los platos que había utilizado. Mi teléfono empezo a sonar, así que después de secarme las manos corrí hacía mi cuarto ya que el móvil lo tenía dentro de la chaqueta, y descolgué tras tenerlo en mis manos.

- ¿Diga?

-¿Melanie? ¿Tienes planes para mañana?

-No... Mis amigas se van la semana entera a su pueblo ya que no tienen que trabajar ni estudiar... ¿Por qué tanto interés? 

-Mañana a las dos y media te voy a buscar. Te quiero vestida con una de tus mejores galas, espero que no me decepciones. ¡Y no quiero que me petes el móvil ni a llamadas perdidas ni a mensajes porque no te voy a contestar! Y no te atrevas a hacerlo, estarás arriesgándote a un gran castigo, señorita Philips.

-Papá, no me vengas con esas, ¡soy mayor de edad! Y ya he madurado mentalmente, así que no puedes castigarm...

-¡Mientras estés bajo mi techo se hará lo que yo diga!

Y sin dejar que hable, me colgó. Maldito viejo cascarrabias. 

¿Qué me ocultaba? ¿Por qué tanto misterio entre manos? ¡Por una vez le haré caso y me pondré una de mis mejores galas! Iré muy elegante, más que nada para que no esté plasta conmigo, porque cuando se lo propone, puede llegar a ser muuuuuuy pesado.

Decidí darme una rápida ducha, e irme a dormir. Mi instinto me decía que mañana sería un largo día lleno de emociones.

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Abrí los ojos después de unas cálidas diez horas. Encendí la luz de la mesita que estaba a mi lado, y me senté intentando acostumbrarme a la claridad. Me froté uno de mis ojos y destapándome cubri mis pies con las pantuflas para luego levantarme, subir la persiana y apagar la luz que anteriormente había encendido.

Caminé hacía la cocina encontrándome con un Alex de muy buen humor. Me dedicó una sonrisa nerviosa, y supuse que era por lo de ayer. Tranquilo, no te diré nada... Bueno, quizás pueda emplearlo para poder chantajearte... Mi subconciente malvado había vuelto a dar aparición.

- Buenos días, Xan. -Este era uno de los cariñosos motes que tenía con mi hermano, y besé su mejilla en modo de un saludo acogedor.

Abrí el frigorífico y cogí un litro de leche y  unas galletas. Ese sería mi desayuno, pues tampoco iba a desayunar fuerte puesto a que hoy iba a comer con mi padre y con alguién más 'cuyonombremipadrenomehaqueridodecir.' Miré el reloj y eran... ¡LA UNA Y MEDIA! Casi me atraganto con la leche. 

Promises and oath. (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora