Capítulo 1

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-¡Esa pierna más recta, Aria! ¡Tienes la prueba mañana, no en un mes, narices! -Suspiró Caithlyn. Ella, aunque era mi profesora, siempre había sido como una amiga para mí. Bueno, era muy joven y llevaba conmigo desde los cinco años.
-Lo siento. -Dije, haciendo una mueca con la boca, bajando la pierna y terminando el baile.- Sé que lo puedo hacer mejor, siempre lo hago mejor. Es solo que... Estoy muy nerviosa.
-Aria cielo, es normal. Llevas en esta academia once años, has crecido aquí, desde los cinco hasta los dieciséis, y por fin has dado el paso de cambiarte a una academia en la que puedes tener futuro en esto. Aria, Living For Dancing es una academia muy importante y de la que nueve de cada diez bailarines de allí acaban siendo bailarines muy considerados y con una gran carrera en el baile. Es normal que estés nerviosa por la prueba de acceso.
-Vaya, eso me tranquiliza muchísimo más. -Cogí mi botella de agua y me senté en uno de los bancos que había al fondo del aula. Llevaba todo el día allí metida practicando, estaba agotada.
-No me has dejado terminar. -Caithlyn se sentó a mi lado.- Pero teniendo en cuenta que te conozco casi más que tu propia madre, sé que vas a pasar esa prueba y vas a entrar en esa dichosa academia.
Tenía razón, me conocía mejor que mi propia madre. En esa academia, a parte de que llevaba once años allí, había ido a bailar tardes enteras, algunas porque tenía clase y otras por gusto personal y para superarme a mí misma, y mi profesora siempre había sido ella, así que sí, me conocía perfectamente.
-Gracias. -Dije, antes de darla un abrazo.- Si entro que sepas que vendré aquí siempre que pueda y que te voy a echar mucho de menos.
-Aquí siempre serás bien recibida. -Sonrió, y levantándose, añadió:- Anda, vete a casa a descansar, que lo necesitas. El baile está perfecto, no te preocupes.
Metí mi botella en la mochila y fui al vestuario a cambiarme. La verdad es que sí, necesitaba llegar a casa, tumbarme en la cama y no hacer nada más.

Llegó el tan esperado día, once de Julio, cuando por fin, después de estar practicando durante un año, tenía la prueba para entrar en la más importante de las academias: Living For Dancing, también conocida como LFD.
Llegué allí y me volví a sorprender al entrar en aquel edificio. Ya había ido allí al apuntarme para hacer la prueba, pero esa academia cada vez me impresionaba más. Era un sitio inmenso, y todo lleno de aulas de baile y vestuarios de futuros bailarines o ya bailarines.
Me dirigí al aula de las pruebas (sí, había un aula específica para eso), y entré en los vestuarios. Había como treinta chicas allí dentro, todas nerviosas.
Dejé mi mochila en una esquina y empecé a prepararme.
Lo bueno de apellidarse Graise es que ni eres la primera ni eres la última, siempre estás en el medio.
-Aria Graise, por favor, le toca a usted hacer la prueba. -Me informó una chica, ni muy major ni muy joven, de unos treinta o cuarenta años.
Entré en el aula que me indicaron; cómo no, enorme también. Estaba llena de espejos, y delante de mí había una mesa enorme con tres personas, el jurado.
-Cuando quiera. -Sonrió la chica más joven.
Esperé a que la música empezase a sonar para empezar a bailar. Tenía una cualidad muy curiosa: bailaba contemporáneo pero con música pop, o incluso rock.
Como me dijo Caithlyn aquel día, con mis cinco años, no bailé; fluí, sentí cada paso, cada movimiento, utilicé los nervios y la emoción y los plasmé en el baile, y sí, yo creo que lo hice lo mejor que pude.
Al terminar, giré la cabeza hacia el jurado y sonreí.
-Muchas gracias. -Dijo secamente el hombre que había en el medio de la mesa.- ¡Siguiente! -Exclamó.
Salí de allí algo confusa; yo creía que lo había hecho bastante bien, pero al ver la reacción del jurado... Bueno, pensé que me felicitarían o algo. Aunque también tenía que darme cuenta de que de aquella academia salían los bailarines más importantes de Munich, no iban a felicitar a una novata como yo si no felicitaban a sus grandes bailarines.
-¿Es muy duro? -Oí a alguien preguntarme, una voz masculina. Levanté la mirada y vi a un chico bastante atractivo; ojos claros, pelo claro pero no rubio, alto, y con cuerpo de bailarín obviamente, sino allí no pintaba nada.- La prueba de acceso, ¿es difícil? -Me volvió a preguntar. Sacudí la cabeza para dejar de pensar en lo bueno que estaba y obligarme a responder.
-Eh, bueno... El jurado no expresa nada. No tienes ni idea de si tu prueba ha sido extraordinaria o si lo has hecho de culo, la verdad. -Ante mi comentario, se rió, cosa que me extrañó, la gente no se suele reír de mis "chistes".
-Me llamo Cody, bailarín de contemporáneo novato y futuro bailarín profesional si entro en esta escuela. -Me tendió una mano.
-Aria. Lo de bailarina, lo mismo que tú. -Sonreí, tendiéndole la mano de vuelta.
-¿Contemporáneo también, eh? Así que si entramos los dos, estaríamos en la misma clase.
-Supongo.
-Pues creo que voy a hacer la prueba mejor de lo que la iba a hacer si así te puedo ver todos los días. -Sonrió, mostrando sus perfectos dientes blancos.
No pude evitar mirar al suelo mientras sentía cómo me ruborizaba.
-No creo que entre. -Fue lo único que pude responder.
-¿Cody Harries? -Preguntó la misma señora que hacía unos minutos me había dicho que entrase a hacer la prueba.
-Sí, ya voy. -Respondió.- Bueno Aria, encantado de conocerte. -Se acercó más a mí, dejando entre nosotros un espacio de un par de centímetros.- Ojalá pueda ver tu preciosa sonrisa más a menudo. -Susurró, antes de darme un beso en la mejilla y marcharse corriendo al aula de pruebas.
No pude evitar tocarme la mejilla.
-¿A qué ha venido eso? -Miré delante de mí y vi a Rachel, una amiga mía que conocí en la otra academia. Éramos inseparables, pero se desapuntó hacía un año y desde entonces apenas nos habíamos visto.
-¡Rachel! -Exclamé, abrazándola.
-Antes de que preguntes que qué hago aquí, bueno, Caithlyn me dijo que ibas a hacer la prueba de acceso y venía a apoyarte. Pero creo que llego un poco tarde. -Se encogió de hombros.- A lo que iba, ¿el tío ese... Es tu novio?
-¿Qué? ¡Si nos acabamos de conocer!
-Pues qué lanzado el tipo.
-Ya... -Me reí.- ¿Y cómo sabías que venía? ¿Sigues hablando con Caithlyn?
-Vale. -Alargó la "a".- Me has pillado. No he hablado con Caithlyn, vi tu nombre en las pruebas de acceso. El año pasado me desapunté de la escuela de Caithlyn porque hice aquí las pruebas y bueno, entré. -Sonrió.
-¿En serio? ¡Me alegro un montón! -La volví a dar un abrazo.
-Gracias. Ojalá entres, seguramente estaríamos en la misma clase.
-Estoy rezando por entrar.
-Si entré yo, entras tú.
-Ah, Rachel, estás aquí. -Interrumpió un chico que venía corriendo hacia Rachel, un chico también bastante alto, de pelo castaño y con ojos verdes.
-¡Mike! -Exclamó, rodeándole el cuello con sus brazos y dándole un beso.- Aria, este es Mike, mi novio. Mike, esta es Aria, mi mejor amiga cuando estaba en la otra academia.
-Encantado. -Respondió Mike, sonriendo y dándome dos besos.- ¿Has venido a hacer las pruebas de acceso?
-Sí. -Sonreí.
-Mira Aria, si entras también estarás con Mike en clase. -Añadió Rachel.- Os vais a llevar genial, seguro.
Mike sonrió asintiendo.
-Seguro. -Afirmó.

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