Capítulo 2

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Todos estábamos en la sala de espera fuera, nerviosos por las listas que pondrían en cualquier momento en el tablón que teníamos delante y en las que estaría el listado definitivo de los que estábamos dentro y los que no. Llegó la misma mujer que me había llamado para hacer la prueba, puso con una chincheta la lista en el corcho y se fue antes de que todos nos abalanzásemos sobre ella. De puntillas y desde atrás del barullo, intenté mirar la lista, pero no veía nada. Justo en ese momento vi a Cody delante del tablón, ya volviendo y dirigiéndose hacia mí con una gran sonrisa.
-¡Aria! -Exclamó, antes de cogerme por la cintura y levantarme en el aire mientras daba vueltas. Le devolví el "abrazo" poniendo mis brazos alrededor de su cuello, mientras él seguía sujetándome y no me soltaba. Nos conocíamos de dos palabras pero se veía que ese chico era muy cariñoso.
-¿Qué pasa?
-¡Hemos entrado! ¡Los dos! ¡Estamos en la misma clase! -Por fin, me soltó y me dejó en el suelo, teniendo yo que levantar la cabeza para poderle ver bien la cara.
-¿En serio? -Pegué un pequeño salto.
-Ve a verlo tú misma.
Me acerqué al tablón donde ya no quedaba casi gente y revisé la lista. En efecto, mi nombre estaba allí, al igual que el de Cody. Los dos estábamos en la misma clase que Rachel y Mike, en el nivel dos.
-La verdad es que no pensé que entraría. -Susurré, más para mí misma que para otra persona.
-Tienes algo, Aria. -Dijo Cody, poniéndose detrás de mí y pasando sus brazos alrededor de mi cintura.- No te he visto bailar, pero es que es solo verte y saber que tienes algo. Por lo tanto seguro que al bailar también lo tienes.
Me sonrojé y me quedé inmóvil mirando al tablón.
-Tengo que irme. -Dije, cortando el silencio y girándome hacia Cody.
-¿Adónde? Si quieres podemos ir a tomar un batido o lo que sea a la cafetería. Hay una cafetería aquí, así que.
-Lo siento, es que tengo que avisar a una amiga mía. Lo podemos dejar para otro día, ¿vale?
-Cuando quieras. -Respondió, agarrándome una mano de forma suave y cariñosa. Permanecimos así un rato, hasta que decidí que me tenía que ir y me volví a despedir de él. No tenía ni idea de lo que pretendía ese chico, de si sería así de ligón o lanzado con todas, pero creía que me estaba empezando a gustar. Un poco. Solo un poco.

Sabiendo dónde estaba mi clase, me imaginé que Rachel y Mike estarían allí, por lo que fui a la segunda planta a la tercera clase. Y allí estaban. Estaban haciendo un baile de parejas perfecto; justo en el momento en el que yo entraba, Mike estaba sujetando en el aire a Rachel, quien tenía las puntas perfectamente estiradas, y los dos juntos parecían una figura ficticia.
-Siento interrumpir. -Dije, llamando a la puerta. Los dos me miraron y Mike bajó cuidadosamente a Rachel, antes de que se acercasen a mí.
-¿Han salido ya las listas? -Preguntó Mike.
-Sí. -Suspiré.- Y estoy...
-¿Fuera? -Preguntó Rachel.- No, tiene que haber algún error. Yo hablo con el director, ni te preocupes. Pero tú tienes que estar aquí, este es tu sitio, sé cómo bailas y sé que tienes un nivel para estar en mi clase. Así que bajaré...
-Rachel. -La interrumpí.- ¡Estoy dentro! ¡En tu clase!
Rachel paró de hablar, para dar un paso hacia atrás y mirarme boquiabierta.
-¡Sí! -Exclamó eufórica, abalanzándose sobre mí para darme un abrazo.- Verás qué bien nos lo vamos a pasar juntas. La verdad es que te echaba de menos. ¡Vamos a estar juntas! Es que no me lo creo.
-Tranquila. -Me reí. Rachel es de ponerse muy eufórica con nada. Una vez por su cumpleaños me había pedido un CD, y como no lo encontré, le regalé bombones y otro CD: se puso tan contenta que casi me hizo una estatua en medio de la ciudad.
-Oye Aria, te enseñaría la escuela, pero tengo que irme a la biblioteca a estudiar. En una hora tengo clase y solo tengo este tiempo para estudiar, así que...
-Tranquila, no te preocupes.
-Que te la enseñe Mike. Así empezáis a hacer migas. -Sonrió ilusionada.
-Por qué no. -Mike se encogió de hombros, por lo que yo hice lo mismo.
-Vale, me voy corriendo. -Rachel cogió su mochila.- Te veo luego. -Le dio un rápido beso a Mike y se fue.
-¿Seguro que no te importa enseñarme la escuela? Es enorme, seguro que estarás cansado.
-No, tranquila. -Sonrió.- Así podemos empezar a hablar, también.
Decidí no decir nada y solo asentir con la cabeza.

Después de tres cuartos de hora, Mike me había enseñado ya prácticamente toda la academia.
-Y bueno, esta es la cafetería. Supongo que ya la habrías visto, está cerca de la entrada.
-Sí, bueno, de hecho casi vengo con Cody... -Sacudí la cabeza, dando por hecho que Mike no tenía ni idea de quién era Cody.- Bueno, un amigo.
-¿Cody? ¿Cody Harries? -Preguntó, extrañado.
-Sí...
-¿Está aquí? Bueno, ¿ha entrado? ¿Está en nuestra clase?
-Sí. ¿Por qué?
-Dios. -Mike suspiró y se pasó una mano por el pelo.- ¿Podemos entrar en la cafetería y te lo cuento todo?
-Claro

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