Donde las Estrellas Cantan

Capítulo 5.

Al entrar de nuevo a "la cueva", las palabras de victoria retumbaron en mi cabeza, una y otra vez.

— ¿Y para ti?— Pregunto viéndome directamente a los ojos — ¿Este si es un buen lugar para ti?

Sacudí mi cabeza en un vano intento de alejarlas.

— ¡Bruno!— Escucho que mi nombre entre todo el bullicio, pero no me detengo, sigo caminando— ¡Bruno, basura!— ¿Qué?

Me detengo en seco y me giro.

— ¿Joey?— Pregunto sorprendido. Hace más de seis años que no nos vemos. El era mi mejor amigo de la infancia, prácticamente nos criamos juntos.

—El mismo— Dice sonriendo. — ¡Oh, ven aquí grandote!— No, mierda no. Me abrazo.

—Joey...— Comencé a decir. El se separo de mí.

—Tú siempre tan expresivo, Bruno. —Sonrió. —Vamos por unos tragos.

—Joey...

El bufo sonoramente.

— ¡Joey, nada! —Contesto sonoramente— Tenemos, ¿Qué? —Pauso, pensando — Más de cinco años sin vernos. Así que mueve tu trasero que vamos a tomar. — Agrego.

Puse los ojos en blanco y comenzamos a caminar hasta la barra improvisada. Joey pidió mientras yo me concentre en una cabellera pelirroja. ¿Qué no le había dicho que se fuera?

— ¿Enserio? ¿Ni uno solo?—. Escuche que dijo la castaña.

Victoria negó: —Lena, no quiero estar aquí. En serio.

—Está bien, lo entiendo. Ve a tu cueva si no te sientes cómoda.

—Gracias, Lena. — Dice finalmente Victoria. Parezco una pequeña niña chismosa escuchando, pero a la mierda. Victoria camina abriéndose paso entre las personas.

Ty aparece en mi campo de visión, dándome una sonrisa ladina. Y se encamino atrás de Victoria ¿Pero qué rayos?

Un vaso apareció frente a mí.

—Vodka, querido amigo. —Joey me mira divertido. Pero en mi cabeza solo esta una cosa. Victoria.

Le dedique una mirada a Joey y tome el vaso.

—Joey, me tengo que ir.

—Bruno, Vamos. Tenemos mucho de qué hablar. — Contesta, elaborando una pequeña sonrisa.

Aclaro mi garganta. —Prometo buscarte mañana.

El bufa. —Está bien. —Dice rendido. —Espero que cualquier cosa que tengas que hacer tenga dos buenos pares de pechos.

Rio. El nunca cambia.

Camino a través de las oscuras calles. Todo está silencioso, tanto que inquieta. Hasta que un grito rompe todo el silencio que había.

— ¡No! ¡No! ¡Para, para por favor!— Esa voz. Victoria.

Corrí hasta encontrarme con Ty sobre Victoria.

—No debiste hacer eso—Él Tomó un puñado de su cabello.

Me acerque más tratando de controlarme.

—Para... por favor— Susurro entre lágrimas.

—Si cerraras esa boquita harías todo más fácil.

—Si no alejas tus manos de ella, te juro que te mato Ty. —sisee.

— ¿Te quieres unir al juego, Bruno?— Dijo con humor.