CAPÍTULO 3 - IDIOTAS TEÑIDAS Y UN VILLANO CON COMPLEJO DE HÉROE

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Me desperté gracias al grito de Nick. ¿Qué hora era? La alarma no había sonado. ¿Qué hacía él despierto? Me desperecé y me levanté, cogí una toalla y ropa para ponerme después de la ducha. Salí de la habitación y vi como Nick le gritaba a su nintendo.

- ¿Qué haces ya levantado? Aún son las seis y media de la mañana. - le informo.

- Es que debo jugar a una hora específica si quiero conseguir las cartas especiales. - ¿cartas? Está claro que es como un niño, aunque me cae genial y se ha portado genial conmigo. Me dirijo al cuarto de baño y dejo mis cosas preparadas en el lavabo, mientras, abro el grifo de la ducha y dejo que se vaya calentando el agua. Me desvisto y me meto bajo esa cascada purificante. Sí, lo sé, me pongo muy poética por las mañanas. Pero dejo de serlo cuando "alguien" entra en el cuarto de baño sin llamar.

- Oye, seas quien seas, me estoy duchando. - digo con un tono de voz bastante elevado.

- Tranquila, no tengo la menor intención de verte. - dice Damon. Oh por dios, este chico es rematadamente idiota, qué vergüenza. De repente el agua sale fría.

- Damon por Dios, cierra el grifo. - le digo gritando desde una esquina de la ducha, sí, en cuanto el agua fría tocó mi cuerpo, un ser de otro mundo se apoderó de mi cuerpo, enviándome a una esquina de la ducha.

- Lo siento nena. - oigo que dice antes de cerrar la puerta. ¿nena? Pero ¿quién se cree que es? Me molesta mucho que me digan "nena", no porque sea de niña pequeña, sino porque me recuerda a las payasas teñidas. Terminé de ducharme y abrí la cortina, llevándome la sorpresa de mi vida.

- ¿DÓNDE ESTÁ MI ROPA Y LA TOALLA? - grité, no lo pude evitar, esto era el colmo. Primero abre el grifo a propósito y luego me roba las cosas. Este chico se estaba ganando una venganza. Nick entró a los pocos segundos y acto seguido cerró los ojos de golpe, no entendí muy bien hasta que... OH DIOS MÍO, estaba desnuda frente a él. No pensé en la posibilidad de que volvieran a entrar después de haberme robado las cosas. Nick seguía con los ojos cerrados y yo buscaba algo con lo que taparme. - Nick, por favor, tráeme una toalla de mi habitación, están en el armario. - Nick asintió y salió de allí como alma que lleva el diablo, no sin antes darse un buen golpe contra el marco de la puerta, ya que seguía con los ojos cerrados. Una vez que salió no pude evitar desternillarme de la risa. Cuando volvió, llevaba una mano en sus ojos y con la otra me entregó la toalla que cogí rápidamente. Me enrollé con ella y salí del baño hecha una furia, no sólo por la vergüenza, aunque está claro que el pobre Nick también estaba traumatizado, sino porque el idiota de Damon me había robado las cosas y había provocado lo que acababa de pasar en el baño.

- ¡¡¡DAMON!!! ABRE LA PUTA PUERTA. - grité aporreando la puerta de su habitación. Acto seguido un Damon con el ceño fruncido me abrió la puerta, me lancé a por él y acabamos los dos en el suelo, yo estaba encima suyo dándole golpes en su pecho desnudo, mientras él, miraba mi escenita divertido.

- ¿Has terminado? - me pregunta con la ceja arqueada.

- Sólo cuando me devuelvas mis cosas, maldito ladrón. - le doy un último golpe y me agarra de las muñecas.

- Yo no te he quitado nada, maldita neurótica. - me dice. Me zafo de su agarre y le miro con el ceño fruncido.

- Entonces, ¿quién ha sido? - pregunto poniendo mis brazos como jarras.

- Y a mí qué me cuentas, eres una neurótica. - me quita de encima de él con más cuidado del que esperaba, y se pone de pie. - Yo no te he quitado nada, pregúntale a Nate. - salí de ahí y me dirigí a la habitación de Nate, el chico que me faltaba por conocer ya que ayer al parecer, llegó de noche y muy tarde. Llamé con los nudillos y cuando la puerta se abrió vi a otro Dios del Olimpo. ¿Pero qué les pasa a los chicos de aquí? ¿Los hacen con moldes de Miguel Ángel o qué? Abrió la boca sorprendido.

- Hola preciosa, no deberías estar aquí, y menos... con tan poca ropa. - me guiñó el ojo y yo le dediqué mi mejor sonrisa falsa.

- Mira Casanova, para tu información, soy tu nueva compañera de piso, ahora devuélveme mi ropa. - le digo.

- ¿Qué ropa? - pregunta con una sonrisa en los labios. ¡Y qué labios! Sam, respira, sólo son chicos, relájate.

- La que me has robado del baño

- Ahh, con que era tuya... pensaba que era de algún ligue de esos idiotas, me has jodido el chantaje. - me guiña un ojo, entra de nuevo en su habitación y a los pocos segundos sale con todas mis cosas.

- Gracias. - le digo mientras intento cogerla, pero aparta las cosas de mi alcance.

- Con una condición. - me dice, y veo un brillo no muy normal en sus ojos y una sonrisa ladeada que me pone los pelos de punta.

- ¿Cuál? - digo rodando los ojos.

- Quiero un... - Damon lo interrumpe y después de una mirada cargada de amenazas, le quita la ropa de las manos y me la da. Para acto seguido desaparecer. Nate me mira por unos segundos y se vuelve a meter en su habitación, cerrando la puerta en mis narices. ¿Pero a estos dos qué les pasa? En serio, creo que nunca entenderé a los chicos, y luego dicen que nosotras somos las complicadas. Pues eso es porque nunca se han visto.

Me fui a mi habitación, me vestí, cogí las cosas de clase y salí hacia el edificio principal para ir a la cafetería. No había demasiada gente. Fui a la cola y pedí un vaso de leche con cacao y cereales. Me senté en una mesa, al lado de la ventana. Era un día lluvioso y eso me encanta. Poco a poco la cafetería se iba llenando. Como siempre, había gente de todo tipo. Cuando terminé mi comida, fui a dejar la bandeja en el carrito y apareció ante mí la chica del autobús, creo que su nombre es Lola.

- ¿Quieres algo? - le pregunto, ya que está interrumpiendo mi camino.

- Sí, quiero que te alejes de mi novio, es mío. - y dos teñidas aparecieron a su lado.

- Oye guapa, no tengo ningún interés en tu novio, además, no sé quién es. - hago un gesto con la mano e intento seguir con mi camino, pero sus amigas me lo impiden.

- Es Damon, y más te vale no acercarte, esto sólo es un aviso. - y al segundo me encontraba cubierta de leche. Esa zorra me había rociado su vaso en la cabeza. Mis instintos fueron de pegarle una hostia, pero una mano agarrada a mi muñeca me lo impidió. Me giré y era Damon.

- No vale la pena, pequeña. - me dice mirándome a los ojos.

- Oh cielo, menos mal que no has permitido que me pegara. - dice la media neurona número uno.

- ¿Por qué le has hecho eso, Lola? - inquiere Damon aun con su mano en mi muñeca.

- Ella me insultó. - dice cruzándose de brazos.

- Eso es mentira, media neurona. - digo mientras estiro de mi mano para que Damon me suelte, no lo hace.

- No vuelvas a acercarte a ella, ¿entendido? - le amenaza Damon.

- Pero mi amor... - la media neurona hace pucheros y Damon simplemente frunce el ceño.

- No soy tu amor, de hecho no soy nada tuyo, así que déjala en paz. - dicho esto, me arrastra con él fuera de la cafetería. No me suelta y su agarre cada vez es más firme. Me lleva al patio y una vez allí, me suelta y me da la espalda. Tiene las manos en los bolsillos, mirando al cielo. Parece que está pensando y que está cabreado. Yo no he hecho nada, así que me doy media vuelta y me dirijo de nuevo hacia adentro, pero antes de que desaparezca, habla.

- Siento que te haya hecho eso. - se gira y quedamos frente a frente. - Deberías ir a darte una ducha y cambiarte. - eso que brilla en los ojos es... ¿ternura? No, eso es imposible, este chico es lo contrario a eso.

- Sí, debería... por cierto, gracias. - le sonrío y él asiente con la cabeza. Me dirijo al edificio de los chicos y entro en el apartamento. No hay nadie así que me meto en el baño, me quito la ropa manchada y me meto en la ducha. Todo esto es muy raro, primero Damon consigue mi ropa y luego me defiende ante las teñidas esas... ¿tiene complejo de héroe o qué? No lo sé, sólo sé que hoy ya van dos veces. Tal vez no sea tan idiota, aunque pretenda parecerlo. Me cae bien, pero no lo pienso admitir. Tal vez y sólo tal vez... no esté tan mal compartir piso con tres chicos.

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El super héroe de SamanthaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora