CAPÍTULO 6 - INCREÍBLE

10 0 0
                                    


Llevo más de dos horas esperando, no pasa ningún coche. Los chicos y el psicópata están sentados en la calzada y yo aquí, de pie, esperando a alguien que decida parar para ayudar a una pobre chica. La noche ha caído sobre nosotros y ya deberíamos estar en el internado, pero me da que nunca volveremos allí, ni a ver a nuestros seres queridos, ni a comer una buena hamburguesa, tal vez ni si quiera a ver el sol de mañana. Está empezando a refrescar y tal solo llevo una chaquetilla fina. El psicópata se levanta y veo que viene lentamente hacia a mí.

- Rubia, te necesito para otra cosa, ves a la gasolinera más cercana y di que tu coche ha muerto, supongo que mandarán a alguien para que te ayude - dice mirando hacia el frente - pero como se te ocurra abrir la boca de más, tus amigos están muertos, ¿entendido?

- Sí - digo temerosa, no debo cagarla, es mi oportunidad de actuar bien, obvio que voy a pedir ayuda, pero voy a hacerlo bien.

- A la mínima que vea que me la estás jugando, les mato - dice mientras hace como que se rebana el cuello. Me pongo a caminar, esperando ver una gasolinera cerca, los chicos me miran asustados, pero les digo que estaré bien. Camino y camino y no veo nada, sólo carretera, ¿dónde está la gente cuando se le necesita? Espero que los chicos estén bien, no puedo permitir que les pase nada, y debo darme prisa en encontrar una gasolinera, o ese hombre puede pensar que se la he jugado, y a saber lo que les hace a los chicos. De repente oigo un coche, tal vez sea mi imaginación, me giro y me doy cuenta de que es real, hay un coche frenando a unos pasos de mi.

- ¿estás bien? - me pregunta una mujer sacando la cabeza por la ventanilla.

- Voy en busca de una gasolinera, mi coche ha muerto a un par de kilómetros allá atrás.

- ¿no es mejor llamar a una grúa? ¿Cuántos años tienes?

- Tengo 19 años, era la idea, pero ni mis amigos ni yo tenemos cobertura - le digo apenada.

- Yo sí que tengo, si quieres puedes llamar a alguien, sube, te llevo con tus amigos - dice la mujer muy sonriente, tal vez si le cuento la verdad me ayude. Me subo al coche y le indico el camino, mientras tanto hago como que busco el número de alguna grúa en la agenda telefónica.

- Verás, no sé cómo decirte esto, pero nos han raptado, un psicópata que se ha escapado de la cárcel de máxima seguridad de Estados Unidos - la mujer me mira con los ojos como platos y de repente se pone a reír.

- ¿Es una broma? Porque si lo es, reconozco que es buena - y sigue riendo, ¿quién haría una broma así? Porque yo no, está claro. Su desconfianza me cabrea y en el fondo me alegro de que el psicópata le va a robar el coche, por tonta. ¿He dicho yo eso? Qué horror, me estoy volviendo malvada. Llegamos y el psicópata se acerca a la ventanilla de la mujer.

- Salid las dos del coche - nos indica, yo salgo directamente, sin pensármelo, pero la mujer se queda ahí sentada, inspeccionando la situación. De repente me mira y pone cara de arrepentida, parece que ya me cree, pero es demasiado tarde. La mujer termina por salir del coche y se acerca a nosotros.

- Lo siento, pensé que era una broma - me dice a punto de llorar.

- Bueno, estoy harto, Sam ha hecho lo que querías, déjanos marchar - dice Nate.

- ¿Me estás dando órdenes? ¿A mí? - el psicópata se acerca a Nate y le apunta con la famosa pistola en la frente - Vuelve a decirme lo que tengo que hacer o no lo cuentas.

- Has estado toda la tarde amenazando y no has hecho nada, ¿qué me hace pensar que ahora sí lo harás? - en serio, Nate es idiota, ¿cómo se le ocurre decirle eso? Aunque tenga razón, no es motivo para decírselo y cabrearle, es un asesino, es capaz de hacernos cualquier cosa y no estoy dispuesta a saber cuáles.

- No lo ha dicho en serio, no le hagas... - no me da tiempo a terminar, ya que el psicópata ha apretado el gatillo, cierro los ojos, no puedo ver esto. Rompo a llorar y a gritar, no me puedo creer que haya matado a Nate. Era tan joven, tenía tanta vida por delante, tantas cosas que hacer... sigo sin abrir los ojos. Alguien me quita las manos de la cara, es Nick.

- Tranquila, no le ha hecho nada, mira - Nate está bien, no le ha hecho nada, pero él también está llorando, supongo que del susto.

- Maldito hijo de puta - me acerco al hombre y empieza a pegarle puñetazos en el pecho, no creo que le esté haciendo mucho daño, pero al menos me desahogo.

- Bueno, ya está bien, ¿habéis aprendido la lección? - todos asentimos y veo que la mujer se pone al lado del psicópata y le da la enhorabuena por... ¿la broma? Un momento, ¿todo esto era una broma? Pero si lo habían dicho en la radio... de repente el hombre empieza a arrancarse la piel, por Dios, qué asco. Pero debajo de esa cara tiene otra... ¿Rob? No me lo puedo creer, maldito director.

- ¿Rob? ¿Eres un psicópata? - pregunta Nick muy asustado.

- Idiota, todo ha sido una broma - dice Damon, está muy serio, demasiado cabreado.

- Espero que la próxima vez, aviséis antes de salir del internado, y no me lleve el susto del siglo al hacer el recuento - dice Rob cruzándose de brazos.

- Pero, yo paré el taxi fuera de la hamburguesería, ¿cómo sabías que estábamos ahí? - pregunto.

- Cuando vi que no estabais en vuestro apartamento, me asusté, mandé a los guardias a buscaros por el instituto y os vieron en la parada del autobús, cogí esta maravillosa máscara de la clase de arte y os seguí - dice todo orgulloso de su hazaña. Todavía no me lo puedo creer, ha jugado con nosotros de mala manera. Debería estar muy enfadada, pero la verdad es que estoy muy aliviada.

- Y ¿ella quién es? - pregunta Nate.

- Es la hija de María, la cocinera, da la clase de arte - ambos chocan las palmas y nos sonríen. Después de pedirnos perdón, al final reconocemos que ha sido una broma bastante bien elaborada e improvisada. Carla, la mujer, nos cuenta que la radio era tan solo una grabación de ella. Todo tiene sentido, así que después de discutir un poco y desahogarnos tras lo que nos han hecho, nos subimos al coche de Carla y nos vamos al internado. Son más de las diez de la noche y se supone que deberíamos estar ya durmiendo, pero todavía nos queda un buen camino, y más teniendo en cuenta que nos han sacado de la ciudad por el lado contrario. Pero entonces algo se me pasa por la mente, ¿y el coche estrellado? Era un taxi, de eso no cabe duda... en fin, ya se apañarán ellos, yo sólo tengo ganas de dormir y olvidar este fatídico día.

]_�ֽ]��/

El super héroe de SamanthaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora