Pronto sería mi cumpleaños.
Y te dije que en ese día me gustaba lanzar globos al cielo, y recostarme en el suelo mientras pensaba en los mejores momentos que había tenido.
Era algo que podía parecer extraño y tonto. Por eso dudé si contártelo o no, pero tu me habías dicho cosas tan personales sobre ti que pensé sería malo de mi parte no hacer lo mismo.
Mi cumpleaños llegó y me regalaste muchos globos de diferentes colores. Fuimos a un parque y juntos los lanzamos. Mientras miraba al cielo, tomaste mi mano. Me miraste justo a los ojos y sonreíste. Sentí cómo los nervios se apoderaban de mí, pero también te sonreí.
Me jalaste de la mano para acercarme un poco más a ti.
Mi corazón había empezado ya a latir muy rápido. Me pusiste nerviosa en menos de 5 minutos.
Me abrazaste tiernamente y nos recostamos en el césped, rodeaste mis hombros con tu brazo. Me acerqué a ti y recargué mi cabeza en tu pecho.
Pude oír los latidos de tu corazón.
Eran rápidos también.
Supuse que estabas nervioso.
Y eso solo me hizo pensar que eras aún más tierno de lo que creía.
Y en ese momento lo supe.
Me había enamorado de ti.
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Nothing Lasts Forever
Short StoryNos conocimos un verano, y es uno que nunca olvidaré. Vivimos muchas cosas buenas juntos, pero ¿iba eso a durar por siempre? Yo solo esperaba que sí.