Tú siempre para mí | Naruhina

VI.PERDÓN

Capítulo VI. PERDÓN

De ese beso apasionado, la situación iba subiendo cada vez más de tono, Naruto la marcó hasta su habitación, ahí la puso sobre su cama,  se sacó la camisa y siguió deborando los labios de la Hyüga, en sus bocas una guerra con sus lenguas se formaban.

Ellos se deseaban a gritos y no podrían negarlo y la misma noche era testigo de su amor.

Comenzó a explorar todo el cuerpo de su amado y un movimiento ella quedó sobre el rubio, las manos del Uzumaki arrancaron el vestido de Hinata, dejándola solo en ropa interior.

En otro movimiento, él quedó encima de la azabache, él se acercó hasta su oído.

— No quiero forzarte a nada — ella lo tomó de la nuca y lo besó.

Perdóname por ser, tan tonto sin querer, fui un ciego al alejarme de tú lado.

La Hyüga aprovechó y le sacó el pantalón, así quedando los dos iguales, el Uzumaki, besó y mordisqueo el cuello de su amada.

Amemonos de nuevo, como antes, robémonos la luna en éste instante. 

Un gemido salió de los labios de Hinata, que excitó al rubio, miró a la causante y mostró una sonrisa zorruna, desprendió el sostén, dejando sus grandes atributos al aire.

Hay una especia intensa, en mi interior, quiero que memorises ese sabor, hasta que sea yo, tú única gran adicción.

Lamió sus labios y masajeo sus senos, haciendo que Hinata soltará algunos geminos.

Realmente, no sé que es el amor, pero cuando te veo, te necesito y confundido estoy.

Era el turno de Hinata, ella besó el cuello de su amado y comenzó a bajar cada vez más, una voz ronca se desprendió de la garganta de Naruto.

Yo quiero mirarme siempre en ti, recorrer caricias por tú piel...y que tú amor y el mío, sean un sólo latido.

La Hyüga siguió investigando la piel de su amado, con besos y caricias.

Tú corazón necesito yo, con cada gota de amor, aliviando éste dolor.

De nuevo el Uzumaki había tomado el mando y ahora se deciso de sus bragas y comenzó a masturbarla, notando lo húmeda que se encontraba. Los gemidos de la chica de cabellos azulados retumbaban aquella habitación.

Nuestros ojos, se comienzan a encontrar, en este mundo de inquietud.

Naruto se deciso de sus boxers, Hinata notó aquella enorme erección. Hinata atacó los labios del rubio, dándole pequeños mordiscos.

El calor, de está pasión, no se va a detener.

La azabache abrazó con sus piernas la cadera de su chico de ojos azules.

Está sensación profunda que a los dos nos une.

La tomó de la cintura y decidió introducirse en ella, comenzó con un vaivén lento de caderas, para que Hinata se acostumbrara, la Hyüga se agarraba lo más fuerte de las sábanas y el rubio se acercó a los labios de su amada donde le plantó un beso donde sus lenguas jugaban entre si.