Capítulo 7: Mas confusiones

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Cuando sentí que unas manos me agarraron, me di la vuelta inmediatamente, pero no pude ver el rostro de la persona, porque mi vista se nublo y mis ojos se cerraron mientras en mi cabeza pasaron unas imágenes como si de una película se tratase. Luego un intenso dolor de cabeza lo acompaño.

En esas imágenes, pude ver a una chica, estaba muy desesperada, o por lo menos eso reflejaban sus expresiones, que llamaba a su madre también vi como la agarraban de atrás para llevársela a un lugar que ella no conocía, podía ver el miedo en su cuerpo que convulsionaba con cada movimiento de las personas presentes a su alrededor, y se la llevaron, sin que les importara cuanto dolor traería aquello. Porque aquella chica lo que le esperaba, sabía que había llegado la hora de la que tanto había estado huyendo todo ese tiempo.

Embobada en aquello que sucedía en mi mente, no me percaté de que las manos que me habían agarrado eran las de Raían. Y no solo sus manos eran las que trataban de sacarme de mi sueño y traerme a la realidad, también eran sus ojos, que desesperados miraban de un lugar a otro sin descanso mientras que de sus labios salían palabras que yo no entendía.

Cuando el dolor desapareció, la confusión se fue y pude volver a la realidad en todos mis sentidos. Mientras Raían me acompañaba a sentarme en una mesa. Mi cabeza trataba de recordar todo aquel lio que se había desatado en mi mente.

Aunque le diera mil y una vueltas al tema no lo llegaba a comprender, no llegaba a entender que era eso, ni quien era la chica, tampoco podía saber quién era ella porque no la podía ver claramente, solo veía su cuerpo de lejos, desde arriba, como si fuera omnisciente, porque aunque no vi bien, ni escuche, pude sentir lo que ella sentía, y no necesite que nadie me diga que era lo que sucedía, ya que lo pude vivir en carne propia a través de aquello que paso. Sus emociones eras las mías, sus pensamientos y sentimientos también, al igual que el dolor físico cuando la agarraron, y el enorme hueco que se formó en su corazón cuando se la llevaron.

Raían se sentó delante mío y me miro, esa simple mirada me sirvió para darme cuenta de que lo que había pasado no era normal.

-¿Por qué intentabas irte? ¿Estás bien? Actuaste raro recién, y ¿Por qué no me esperaste?- la inevitable avalancha de preguntas llego, como lo supuse. Pero, ¿Qué le iba a decir? Si Rayan, pasa que tuve algo parecido a un sueño, y vi a una chica desesperada, y a mí me dieron ganas de llorar por eso me quede así, además de que me volvió a doler la cabeza. Claro, por supuesto que no le iba a decir eso, lo que me faltaba es que me tome de loca.

-nada- respondí mientras levantaba levemente los hombros- pasa que tardaste un poco y pensé que te habías ido- me di cuenta que no terminaba de creerme, me miraba como si tuviera un cartel en la frente que dice: estoy mintiendo.

-me estaban dando el café, no pensé que ibas a suponer eso- me dijo, aun mirándome con ojos de acusación.- pero si solo era eso, ¿Por qué te quedaste paralizada allí?-Lo sabía, no me creía.

Lo mire, lo mire y lo seguí mirando, no podía ser que no se me ocurriera nada. Desvié la mirada, y volví a ver al muchacho acosador observándome nuevamente, sin pavor, ni vergüenza, sus ojos seguían clavados en los míos y parecía que no le importaba que lo haya descubierto varias veces, porque siguió mirándome. Un escalofrió recorrió mi cuello, y las manos me empezaron a temblar. Entonces, me di cuenta que tenía la mentira perfecta.

Rayan miro para abajo u suspiro fuerte, no sé si eso fue señal de rendimiento o de agotamiento, pero cuando levanto devuelta su rostro, estiro su mano y dijo

-bueno, vamos a la mesa mejor- me guio hasta nuestra mesa, donde ya estaban los vasos con café, además un chico que no conocía, era alto, delgado. Con pelo castaño y parecía tener ojos claros.

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⏰ Última actualización: Jan 13, 2017 ⏰

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