FINAL -fifteen-

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Me tumbé en la cama y cerré los ojos intentando dormir sin conseguirlo. Al rato, escuché un portazo, que hizo que me sobresaltara, acompañado con unos gritos constantes. Bajé las escaleras y me encontré una escena que me dejó petrificado. Estaba allí. Había vuelto.

-Calum... - susurró dejando inmediatamente de gritar. Mi madre se volteó y me miró con lágrimas en los ojos.

Ninguna palabra salió de mi boca. Me era imposible.

Unos segundos después, donde parecía que el tiempo se hubiera detenido, me acerqué a mamá y la abracé por la espalda apartándola de aquél monstruo.

Encaré al hombre que se encontraba en el salón.

-Vete de aquí. - solté; dejando ir el nudo que tenía acumulado en la garganta.

-Pero, hijo... - susurró.

-He dicho que te vayas, maldita sea ¿qué es lo que no entiendes? ¡Deja de hacernos daño! ¡Deja de volver! - apreté los dientes con rabia mientras lágrimas incontrolables brotaban de mis ojos y en consecuencia un temblor se apoderaba de mi cuerpo.

-Calum. - Mi madre se interpuso en la discusión. - Él ha venido a hablar.

-¡Si os estábais peleando! ¡Además que nunca viene a hablar! ¡Estoy harto de él! - mi padre se acercó a abrazarme pero yo negué rotundamente. - No me toques, pedazo de mierda. -

-Sigo siendo tu padre, ténme un respeto. - me reí con ironia ante sus palabras.

-¿Tú te dignas a hablarme de respeto? cuándo el respeto que le has tenido a mamá ha sido nulo. - mi madre intentó pararme, pero no la dejé. - ¡No! ¡Basta! Déjame decirle. - me sequé las lágrimas que aún corrían por mis mejillas. - No volverás a hacerla llorar nunca más. ¿Me has escuchado, cabrón? - él hizo una mueca.

-He cambiado. Y vengo a dialogar con tu madre. - suspiró – En unos días vienes conmigo a Nueva York.

Miré a mi madre confuso y negué repetidamente con la cabeza.

-Nunca. - y dicho ésto, corrí escaleras arriba, cerrando la puerta de mi habitación.


***

-Sólo será un año, Calum, cuándo tengas la mayoría de edad. - explicaba mi madre.

Bufé molesto.

-No quiero ir con semejante mierda andante. - me reí ante mi propio comentario.

Ella puso una expresión triste.

-Yo no puedo hacer nada, cariño. El juez dijo que tienes que estar con tu padre también.

-No pueden obligarme.

Resopló y me abrazó.

-Lo siento mucho.

Correspondí su abrazo y unas lágrimas cayeron por mis mejillas. Cuándo todo estaba arreglado, todo estaba bien, tenía que venir él a estropearlo. Siempre lo hacía.

Yo no quería irme, quería quedarme con Mike para siempre. Con él, la vida me parecía más bonita. Él era el lugar donde quería estar.

El día siguiente tuve que preparar las maletas. Cogí cualquier cosa del armario y la eché en la bolsa, con desgana. Encima del escritorio se encontraba el bloc de notas de Mike. Lo cogí y lo releí una y otra vez haciendo que volviera a llorar. Últimamente lloraba demasiado. Pero todo era demasiado para mí.

Notes |malum|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora