Capitulo 17

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Después de varios días, finalmente el día domingo a las cinco de la tarde aterrizamos en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza.

Tantas horas de vuelo, cansan a cualquiera opina Alex, cuando estamos en el auto de la empresa.
Apoyo mi cabeza en su hombro y cierro un poco los ojos, pierdo la cuenta del momento en que me quedo dormida.

Alex me despierta cuando estamos justo enfrente de mi casa.
María debe estar impaciente por mi regreso.
Me ha dicho en las llamadas por teléfono, que recién estaría tranquila cuando me viera delante de ella.

Me despido de mi jefe muy lentamente con un beso
En la mejilla.
Estamos en la entrada del edificio, la gente nos mira al pasar.
Creo que mis vecinas creían que era pareja de María.
Porque me miran con la boca abierta.
Y al mirar a Alex ni se diga, se les cae la baba.

Siento bastante su cambio de actitud, cuando hace unos días le dejé en claro que necesitaba espacio.

Principalmente no acostumbrarme a dormír juntos.

En la mañana mexicana tuve que tapar con bastante maquillaje mis ojeras, si bien siento que hice bien al decirle eso, la realidad es que hace como cuatro noches que vengo durmiendo poco y nada, más nada que poco.

Nuestros ojos se mantienen en contacto, ambos estamos en silencio.
Pero nos separamos porque mi móvil comienza a sonar.
Lo saco de mi bolsillo, pero decido pasar de el, ya que es mi madre.
Ya luego llamaré a Doña Helena Valeria Fernández.
Me guardo el móvil y me acerco a Alex más de la cuenta, estamos fundidos en un pequeño pero significativo abrazo en dónde siento todo su cuerpo.
Su perfume también, lo suelto y me alejo para mirarlo a los ojos.
Me estoy encariñando con este hombre y eso no me esta gustando.
Está dejando tanto en mí que siento miedo al mismo tiempo.

Él me nota rara de un segundo a otro.
Porque  me acaricia mi mejilla, NO TENGAS MIEDO PRINCESA.

¿Cómo puedes saber qué es eso lo que siento Alex?.
Sé eso y mucho más de tí, necesito que estés tranquila, no son épocas buenas las que se van a venir a partir de ahora.
Voy a contarte sobre mí pero sólo te pido un favor Mía.

¿Cuál?, lo que tu quieras príncipe.

Respondo mofandome de su apelativo hacía mí.

Qué vayamos poco a poco, no quiero perderte.
Sos muy importante y aunque está charla la estemos teniendo sentados en mi auto, para mí es tan seria como si estuviéramos teniendo en la sala de juntas de mi empresa.
Aquella sala dónde me di cuenta que estaba perdido por tí.

Sus palabras me emocionan,
cuando hago un puchero él me impide llorar.
Solo quiere que a partir de ahora mi rostro sea portador de sonrisas.

Cuándo llego María corre hacía mí, cómo una loca, me abraza con fuerza.

¡Amiga como te extrañé!
Yo también María, me hiciste mucha falta, le contesto mientras damos giros en el salón de nuestra casa.
En cuanto quedo de cara a la sala, la veo a doña Helena Valentina, sentada en mi living.

Huelo problemas a KILÓMETROS, sí con MAYÚSCULA, pero bien GRANDES!!!

¿porqué se que hay problemas?.
Está con sus valijas al lado, un pañuelo en sus manos y sus ojos hinchados.

¿No me vas abrazar mamá? pregunto mientras camino hacía dónde se encuentra, ella toma impulso, se levanta de dónde está, se acerca a mí y suelta sus lagrimares.

A la hora de la cena ya sé el motivo de todo lo ocurrido. Se peleo con su novio de años.
Así que María y yo decidimos que se quedará en casa por hoy,
En nuestro departamento hay un cuarto que nosotras usamos para guardar cosas viejas.
Pero lo vamos acondicionar para ella, para que tenga su privacidad, porque no acepto dormir con ninguna de las dos, más allá de está noche.

"NO TODOS LOS QUE MUERDEN SON PERROS"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora