Capítulo 3: La cara del poder.

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Ella se mostró ante el pueblo en toda la gloria de su metálica figura. Saludó a todos y a todas y lanzó un par de besos. Empezó a gesticular con las manos y, un robot-traductor le ayudó para que los sordomudos comprendieran su discurso.

—¡Querido pueblo argentino! — clamó esparciendo una onda de poder kirchnerista en el aire. Los empleados de Clarín huían del epicentro de esa onda, corriendo por el bien sus mentes.

Los seguidores de la Kerida Líder levantaban con entusiasmo religioso sus pancartas. Se tiraban choripanes entre sí. Uno apuñalaba a un gorila que había robado del zoo, todo para que sirviera de sacrificio para el ritual de invocación de Néstor. Ese que nunca les había funcionado.

—Hoy, como si fuera un barrilete cósmico que transporta linces, la argentina ha logrado destacar nuevamente a nivel internacional. ¡Hemos inaugurado la dosmillonésima calle con el nombre Néstor Kirchner!

» Aún recuerdo como si fuera ayer cuando inauguramos la número dos mil. Fue en la legendaria ciudad hundida y perdida, aquella en la que se cuenta que hombres y animales vivían en paz. No, no hablo de Atlantis, pueblo argentino, ¡hablo de Lújan!

La gente se horrorizó ante esa palabra. No se hablaba de Lújan hace tiempo. Hasta el culto de su virgencita había sido prohibido. Pero la confianza de la Kerida Líder los inspiraba. Siguiendo el consejo de Marco Antonio Solís, la gente había inventado a su mandatario perfecto. Mejor que los otros seis robots juntos, la Kerida Líder se había instalado en el poder por voto popular, y nada parecía amenazar su candidatura.

Entonces, Un recibo de sueldo la golpeó en la cara. Había sido disparado en un royito. Ella lo leyó y decía "Certificado de contraprestación brindada por realizar la tarea de: Bolsa de boxeo de Neolas"

Del Transistor saltó desde un punto entre la chusma, donde se encontraba disfrazado con pantalones de futbol, capucha y su dispositivo de camuflaje. Dio un Zurdazo a la cara de la Kerida Líder, y las masas se abalanzaron a defenderla.

Pero ella no sufrió ningún daño. Su cara era de un compuesto carbonado mucho más duro que el diamante. Por eso siempre daba la cara.

Neolas se sorprendió al ver su mano destruida por el impacto. Un par de camporistas intentaba n jalarlo por las piernas, pero se quemaban al tocarlo.

—Pueblo argentino ¡este hombre redefine el concepto de golpista!—dijo, con Neolas aún parado frente a ella, atónito.

—El país está hecho un desastre, y usted reúne a las masas para renombrar una calle. ¿Acaso carece de un modulo de sentido común? Me temo que deberé retirarla del poder si ese no es el caso.

—No podrás, Neolas. No puedes con la Kerida Líder.

La marcha peronista comenzó a sonar. Un par de manos fantasmagóricas aparecieron en el aire. La gente coreaba la letra del que ahora era el himno nacional.

Neolas comenzó a correr. Sabía que, de ser atrapado por las manos de perón, sería su irremediable fin. Sus partes serían reemplazadas con duplicados nacionales, y eso lo volvería una completa chatarra. Para colmo, su mano izquierda había quedado inutilizada. Al dar el golpe, él sintió cómo, dentro de su brazo, cosas se retorcían y abollaban.

Las manos eran más un poco rápidas que él, así que luego de correr escasas cuadras decidió usar su último recurso. Rezó a Alfonsín, y lal hacerlo, un campo de radicalismo se creó a su alrededor. Las manos intentaban traspasarlo, pero era inútil. Neolas estaba a salvo, así fuere que ellas sisearan o gruñeran. Luego de media larga hora, se dieron por vencidas.

—Volveremos... ¡y seremos millones!—Juraron antes de desvanecerse en el aire.

El robot, malaveriado,se metió en una casa abandonada. Su brazo se autorepararía con el tiempo, perodebía esperar y ahorrar energía. Se desactivó por unas horas, sin saber lo quehabía desencadenado.     


Argentina: un país con genteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora