-¡Vamos Aris, que llegamos tarde!-me gritaba Rebecca desde la cocina, estaba preparando el almuerzo de mediodía para los dos.
-Ya voy, no me metas tanta prisa, que nos queda 1 hora para entrar- le decía todavía adormilado.
-Eso dilo cuando estés vestido, ¡vamos, que no tenemos todo el día! Vistete y desayuna bien, que hoy empezamos un nuevo curso- dijo mi hermana con una de sus sonrisas en la cara.Me vestí con desganas y no desayuné, como había dicho mi hermana antes, hoy empezamos un nuevo curso, y eso a mí, que digamos no me hace feliz, ya que sólo tenía dos amigos contados en todo el instituto. Yo entraba en 3° de secundaria, y mi hermana Rebeca a 1° de bachillerato, ella es muy diferente a mí, era una de las chicas más conocidas no sólo en el instituto, si no en todo el pueblo, es encantadora y muy dulce, y siendo sincero, la belleza de la familia se lo ha llevado todo ella. Pero esta historia no va sobre la perfecta hermana, si no sobre el desastroso hermano, o sea, yo, soy un chico sencillo y curioso, nunca se me ha dado bien tratar con las personas, se me da mejor encerrarme en mi habitación a escuchar música o jugar a la play 3. Creía que este curso iba a ser como los demás, humillaciones y burlas por parte de los compañeros, no iba en mal camino pero una persona apareció en mi vida, una persona que nunca imaginé que me iba a dejar marca, así empezó todo, con un individuo que, aún en día de hoy, todavía recuerdo el cosquilleo en el estómago como si fuera ayer.