Al dia siguiente de lo sucedido no pasó nada en el instituto, absolutamente nada, no oì ni un insulto, ni un empujón ni siquiera miradas de odio(excepto de Robert,como no), se me hacía raro pero agradecía ese "día de descanso".
Era la hora de entrar y la chica del libro me esperaba en la entrada para que fuese junto a ella a clase como hacía todos los días.
-!Negro¡- era Katie, mi mejor amiga me ofreció una de sus sonrisas que enamoran y me abrazó tan fuerte que dejó casi sin respiración, pero cuando me miró a la cara y me vio los moratones le cambió absolutamente el rostro- ¿!ARIS, pero quien cojones teha hecho esto¡?- no respondí, me quedé en silencio y cabizbajo, como si fuera un perro que ha hecho algo malo.
-Aris, esto no puede seguir así, tienes que cambiarte de instituto antes de que pase alguna desgracia- me dijo sin levantar la mirada de mis moratones en el brazo.
Me abalancé sobre ella y le dije al oído:
-Si me voy, te vas a quedar sola, y eso es lo último que haría- a continuación miré a esos ojos marrones verdosos y le dí un beso en la frente.
En clase estuve mirando a Katie fijamente mientras ella estaba sumida en uno de sus libros.
Katie también es una rechazada solo por ser musulmana (algo que a mi no me importa), antes de conocerla siempre la veía por los pasillos leyendo un libro, cada dia uno diferente, nunca la vi hablando con nadie ni mirar a nadie, estaba en su mundo de fantasia, y eso hizo que yo me interesara por ella, un año después de espiarla por los pasillos sentada con un libro, tuve el valor de hablar con ella y la primera vez que escuché su voz fue como una dulce y agradable y agradable canción, suave y amable, como ella misma. Empezamos con charlas en los pasillos, ahí es donde me contó que su madre había muerto cuando era pequeña y vivía con su padre; que no tenía ni un amigo pero que era feliz en su mundo literario, ahí despertó mi sentimiento de hermano mayor, que se hizo notar al poco tiempo, cuando me pegué con un tío por insultarla en la salida de clases, desde entonces juré que siempre que esté a mi lado, se sentirà segura, y por ahora no he roto esa promesa ni pensaba hacerlo.Después de clase invité a Katie a comer a mi casa, a lo que ella asintió, después de comer nos quedamos un largo tiempo tumbado en mi cama entre bromas, risas y golpecitos en el brazo, como hacíamos siempre que venía a mi casa o yo iba a la suya. Cuando mi hermana llegó a casa, decidimos dar una vuelta por el pueblo y luego estudiar, pero a mitad de camino se nos puso un problema, un problema llamado Robert, el cual iba con sus amiguitos. Nos intentamos esconder pero ya era tarde, nos había visto.
-¡Hey chicos pero mirad quienes están aqui! La parejita del año- dijo con un tono sarcástico- el negro maricón y la morita tonta- a continuación se rió a carcajadas mientras se acerca despacio a nosotros. Yo puse a Katie detrás de mi para protegerla de algún daño, pero Robert es màs fuerte que yo y me echó a un lado para cojerla.
- Quítate esa manta de la cabeza que pareces una puta vieja- dijo mientras le arrancaba el velo de la cabeza, dejando a descubierto ese precioso pelo.
-¡¡¡¿Tú eres gilipollas?!!!- grité corriendo hacia él para darle un buen puñetazo en toda la cara pero Germàn y Gabriel (secuaces de Robert) me cojieron de los brazos, uno cada brazo, dejándome inmóvil. Robert me miró y miró a Katie que estaba en el suelo muy asustada, y eso me ponía furioso, intenté liberarme de esos dos sin cerebro pero fue en vano, eran muy fuertes.
Sabía que el chico regordete tramaba algo malo, pero no me.imaginé que era capaz de hacer daño a otra persona para hacer sufrir a otra viéndolo. Mientras me tenían inmóvil Robert cojió a Katie del pelo para ponerla de pie, y después le pegó varios puñetazo en la cara y en el torso, y lo peor, me obligó a ver cómo la cortaba las venas de las muñecas con su navaja mientras ella agonizaba de dolor. Yo intentaba convtodas mis fuerzas liberarme de esos dos pero era imposible, mi segunda reacción fue gritar de sufrimiento al mismo tiempo que Katie de dolor, gritaba con todas mis fuerzas para que parase, al parecer me hizo caso y al terminar con ella se dirigió a mi y me escupió en la cara.
- Das demasiado asco- dijo el con cara desagradable, me soltaron, quedandome en el alfalto de rodillas llorando delante de la insconciente Katie, y se fueron a paso ràpido pensando que iba a llamar a la policía, pero no lo hice, al rato de irse ellos le tomé el pulso el cual tenía débil y llamé a la ambulancia para que vengan inmediatamente, a lo que la ambulancia estaba de camino me quedé a lado suya, todavía de rodillas y con el llanto presente, culpàndome de todo esto mientras contemplaba esa cara inocente y dulce, igual que su personalidad, Katie, esa chica que antes de ser la persona que más quiero, era para mi la chica del libro.