Desde que me encontré ese papelito anónimo no paré de darle vueltas al asunto-¿de quién será?,¿por qué quiere verme?- me temía lo peor, pero la curiosidad pudo conmigo, así que después de salir del instituto fui a casa a comer y a ducharme, y a las 19:30 estaba en el polideportivo, en las gradas del campo de fútbol, pero no vi a nadie, estuve esperando un buen rato y todavia no aparecía esa persona misteriosa, así que decidí irme a casa decepcionado, pero por otra parte aliviado, por un momento pensé que eran Robert y sus amigos para darme otra de sus muchas palizas, pero por suerte solo fue una broma de mal gusto.
De camino a casa me encontré a Carmen, una compañera de clase, estaba con sus amigas, hablando entre risas todas con todas en medio del parque, me quedé mirandola un buen rato hasta que ella puso su mirada en mi y me sonrió y saludó con la mano, mientras que sus amigas me miraban con asco y cuchicheaban algo de mi entre ellas,¿cómo lo sé? Pues fácil, si ponen cara de ver vómito con patas es que yo soy el protagonista de la conversacion. Pero Carmen era diferente, desde principio de curso me trató como un ser humano y eso me sorprende porque hay que ser realista, pertenecemos a diferente clases sociales, ella está en el pico de la pirámide, y yo estoy en el subsuelo con la demás escoria humana.
Cuando llegué a casa me puse el pijama y me fui a la cama directamente, no quería cenar, y estuve un buen rato mirando al techo pensando en mis cosas ( muy normal en mi) a continuación saqué el papelito de la cita que todavia tenia en el bolsillo del pantalón, me fijé en la letra, era cursiva, pero con pulso tembloroso y letras que parecían escritas por un niño de 11 años, no la reconocia y volví a meter el papelito donde estaba-¿quien habria sido?, ¿fue una broma o no apareció porque no pudo?, ¿ podría haber sido Carmen? No, no creo que fuera ella, nunca haría eso.
Un rato más tarde recibí un mensaje de Whatsapp, ¡era ella!
-Carmen: hola
-yo: hola, que tal?
-Carmen: bien y tu?
-yo: bien
-Carmen: Oye, sólo queria pedirte disculpas por mis amigas.
-yo: por? No hicieron nada malo
-Carmen: Si, lo hicieron, después de irte estuvieron riendose de ti y diciendo barbaridades.
-yo: bueno, no es de extrañar, todos lo hacen, y algunos ni esperan a que me vaya
-Carmen: pues eso no puede ser, a mis amigas les eché una bronca por ti, y lo haría con cualquiera que se ria de tiEso me sorprendió, ¿está dispuesta a dar la cara por mi? Pero como siempre me desconfié y me fue indiferente.
-yo: jajaja, gracias pero no hace falta XD
-Carmen: si, si lo hace, nunca he comprendido porque la gente se mete con personas que son un poco diferentes, es algo que me pone de los nervios, así que ya sabes, si necesitas ayuda, solo tienes que decirmelo ;)
-yo: jajajajaj, muchísimas gracias, me reconforta que todavia haya personas como tu en el mundo :)Y alli se acabó la conversación, me quedé dormido sintiendome protegido y querido, por lo menos, le importo a alguien más que no sean Katie ni mi hermana, aunque eso está bien, pero cuantos más, mejor.
Cuando me desperté me encontré con la cara de Katie a milímetros de la mía, me pegué un susto que reboté y me choque contra su cara
-¡auch!- gritó ella dolorida-podrias tener un poco más de cuidado, ¿no?
- Y tu un poco más de cabeza- dije aún con la voz ronca y la mano en la frente-¿quién te ha dejado entrar?-
-Tu hermana, ¡ah! Y dice que te des prisa en vestirte que el desayuno está casi listo, y finalmente me dio un beso en la frente y se bajó para que me pueda levantar. Me levanté para vestirme mientras Katie se me quedaba mirando sentada en mi cama(me podía desnudar delante de ella, me daba igual, habia confianza)
- Que bueno estas, ¿no?- me dijo ella mientras me quitaba la camiseta de pijama
- ¿Por qué no dejas de mentir?- dije yo avergonzado por esas palabras
- Es la pura verdad mi negro- dijo sonriente.
Me terminé de vestir y desayunamos los tres juntos las tostadas. Al acabar salimos pitando hacia el instituto porque llegábamos tarde, pero en mi puerta nos encontramos a Gonzalo, Katie al verle saltó sobre él y le dió un beso en la boca, mientras mi hermana lo flipaba por lo que acababa de ver, al terminar ya de darse cariño los dos pajaritos, Gonzalo me miró y me extendió un papelito
-me lo encontré pegado a tu puerta- dijo.
Hoy a la misma hora y en el mismo lugar, perdón por no ir ayer, por favor no me falles.
Que extraño