Capítulo 1

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Laura llegó cansada al hotel, era ya de noche, había tenido un día muy duro.
Conferencia tras conferencia, reunión con los jefes y encima debía de exponer resultados finales del año 2014.
La viticultura le encantaba, llevaba años trabajando para las bodegas Marqués.
Se había convertido en el comodín de la empresa, difundía la labor de las bodegas y sus principales vinos.
Entró en el vestíbulo y pidió una habitación, le dieron la habitación 201.
El mozo la acompaño a la misma y le ayudó con las maletas.
Laura estaba deseando quitarse los zapatos de tacón, la ropa y darse un relajante baño.
La habitación era preciosa, tenia un ventanal enorme, con vistas al mar, de ahí el nombre del hotel Miramar.
Una gran cama, daba la sensación de ser bastante cómoda, le daban ganas de dejarse caer en ella.
Pidió que le subieran la cena a la habitación y abrió la puerta del ventanal, había un gran balcón, la vista era espectacular. Se veían barcos que llegaban al puerto y otros que partían, empezaba a correr la brisa y decidió entrar de nuevo.
Fue al baño, abrió el grifo de la bañera y mientras se llenaba se desnudo, se miró al espejo y pensó que estaba muy delgada, demasiado estrés y trabajo.
Necesitaba unas vacaciones, las últimas no las había podido disfrutar por la promoción de un nuevo vino estrella.
Ya era hora de pensar un poco en ella.
La bañera ya estaba apunto y se metió en ella, tras un largo baño con música relajante, esencias y velas, así había creado un ambiente de relax, salio como nueva.
Llamaron a la puerta, le traían la cena, abrió, se la dejaron junto a su cama, le dio propina al chico y se dispuso a cenar.
Había pedido una bandeja de marisco con un sepionet, estaba de rechupete.
Como no un buen vino rosado, como no pidió rosado de las bodegas Marqués.
Con la tripa llena, se puso un pijama y se metió a la cama, cogió un libro que tenia a mitad " Al final del arco iris", leyó unas cuantas páginas y como comenzó a bostezar, decidió que ya era hora de dormir.
Dejó el libro en la mesita de noche y apago la luz de la lamparita, sólo entraba luz de la vida nocturna de esa ciudad, a través del ventanal.
Cerró los ojos y se relajo hasta quedarse dormida.

La Concha de OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora