3. La Casa De Los Torm

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Capítulo 3: La Casa de los Torm

Luego de casi cuatro horas de viaje por la interestatal para no atravesar la ciudad, tomamos un camino empedrado flanqueado por árboles inmensos  dándole un aspecto lúgubre pero hermoso, seguimos por el camino unos quince minutos más hasta que llegamos a un portón de hierro negro y a cada lado muros de piedra blanca rodeando toda la propiedad, aparentemente, las puertas se abrieron lentamente, pasamos entre ellas recorriendo un camino de ladrillos con jardines alrededor y al final una fuente de agua haciendo que el camino se abra para rodearlo.

─Ya llegamos─ dijo muy contento mi "suegro" cuando el auto paró frente a la casa.

─Espero te guste, nuestro futuro hogar─ dijo maliciosamente Nicolás simulando galantería.

Me daba asco solo el verlo, pero tenía que hacer mi mejor esfuerzo así que le dediqué la mejor de mis  sonrisas, dejando al viejo un poco avergonzado y Nicolás mirándome como si dijera "y a ésta que le pasa"
Bajamos del auto y al salir me encontré con una casa de dos pisos hermosa y al entrar me dejo sin habla el lugar, la casa era grande inmensa en verdad, solo la sala de estar estaba amueblada de dos sillones blancos y butacas a juego y debajo de ellos una alfombra llana en color marfil, la sala principal habían tres sillones blancos en cuero, una alfombra de pelos en rayas blancas y negras, la mesa de centro era toda de cristal, el comedor era aún más grande de lo normal, era una mesa grande como para veinte personas, la cocina era hermosa grande con puertas de cristal que daban a un jardín precioso y en medio una piscina que asemejaba una pequeña playa se notaba que no habían reparado en gastos para hacer algo como eso, realmente no pensé que tendrían una piscina y mi bañador lo había dejado en casa, luego me llevo el padre de Nicolás a su despacho, donde me dijo nuevamente que estaba felíz de que este en su casa. Había una habitación al fondo la cual no me mostraron y tampoco me dijeron de quien era o que había ahí; lo que me dió bastante curiosidad.

Mi casa es más pequeña y a pesar de que mi padre se había criado entre lujos y grandeza esto no le atraía para nada; decía que el hogar debía sentirse como tal, como un hogar sin tantos lujos y destellos; teníamos de todo si, no nos hacia falta nada, todo en orden y era mesuradamente lujoso, nada extravagante o escandaloso, mas bien todo era elegante un poco simple, pero bello.

─Hija─ comenzó el padre de Nicolás, me sentí asqueada por su meloseria, ─Como éste va ser tu nuevo hogar siéntete a gusto, cómoda que ésta es tu casa. Eres Bienvenida─ dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

Me sirvieron una copa repleta de sangre y me di cuenta que mi organismo la pedía a gritos, bebí un poco para no ser descortés y tener algo en mi estomago; recién me percate de lo hambrienta que me encontraba, recordando también que no había cazado en un par de días.

─Gracias Sr. Torm por recibirme en su hogar─ se me revolvía el estomago, y estaba probando una sangre deliciosa!.

─Si necesitas alguna cosa, puedes pedírselo a Mili ella será tu doncella, todos los criados están a tu disposición, no te preocupes por nada. Te complaceré en todo ya que serás mi única hija─ seguía sonriéndome. ─Y tú─ se dirigió a Nicolás ─Atiende a esta señorita y trátala muy bien, porque sino esta no te la dejo pasar─ me sorprendí pues lo estaba amenazando delante de mi, al regresar su mirada hacia mi fue cálida y amorosa.

Viejo loco pensé, pero ya tenía algo en mi favor para desarmar esa "fabulosa boda" Nicolás tendría que aguantarme quiera o no.

─Gracias Sr. Torm─ le dije sonriendo al viejo y brindándole una mirada desafiante a Nicolás, en cuanto el viejo dejó de mirarme para ver a su hijo.

Castas, Amor contra LeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora