8. Primer Día De Encierro

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No sé en que momento me perdí en mi inconciencia, pero ahí estaba Mateo con sus brazos abiertos para arroparme con ellos. Corrí de inmediato hacia el, enredándome entre sus brazos, sus labios buscaron los míos dándome un profundo beso.

En cada beso me decía que me amaba, cada una de sus caricia me hacia estremecer, la urgencia de sus besos quemaba mis labios, sus brazos me envolvían y podía sentir claramente cada centímetro de sus músculos. Pero como todo sueño tiene su fin mee despertaron los rayos de sol que daban justo a mi cara, me la tapé con la almohada esperando caer nuevamente en el mismo sueño; pero fue inútil, mis ojos ya se habían abierto y mi conciencia había regresado.

Una lágrima salió de la comisura de uno de mis ojos... solo era un sueño y ahora con Nicolás en mi habitación seria mas difícil el poder escribirle; quería que el sueño fuera real lo anhelaba en verdad; pero ese sueño fue tan vívido, tan real; que aun sentía el roce de las yemas de sus dedos sobre mi piel quemando como llamas.

Me levante y me dirigía al balcón para recibir el viento fresco de la mañana y con la esperanza de que esa barrera invisible se haya esfumado; me acerqué al barandal del balcón y trate de estirar la mano; pero la barrera aun estaba ahí invisible, dura e impenetrable como la noche anterior. Escuche los pasos de Nicolás trás de mí.

─Buenos días Nicolás─ le dije sin mirarlo.

─Buenos días Sandra,... te encuentras bien?─ Me preguntó dudando.

─Si por qué?─ le pregunté aun sin mirarlo.

─Bueno... es que parecía que estabas llorando anoche... mientras dormías─ Me dijo un poco enojado y a la vez irritado.

─Pues... no recuerdo haber estado llorando anoche─ No mentía Mateo me había besado en mis sueños.

─Esta bien─ se arrimo al barandal a mi lado separados por un palmo ─Aun sigue aquí, eh?─ dijo enojado.

─Si, aun sigue aquí─ dije con fastidio.

Resopló

─Me voy a bañar─ me codeo.

─Hoy no tengo ánimo para pelear contigo─ le dije sin expresión alguna.

─Entonces, mas tarde?─ me preguntó, yo solo le puse los ojos en blanco y se dirigió al baño.

El día era perfecto para ir a caballo y disfrutar de la vista, el bosque, la brisa, sino me hubiera puesto a pelear con Nicolás sería libre y mas aun sino fuera por mi bocota no tendría que casarme con él. La mañana pasó lenta, aburrida me recosté sobre la cama y me deje vencer nuevamente por el sueño.

-Sandra- escuché lejana la voz de Nicolás llamándome -Sandra despierta Mili trajo comida- hablaba bajito.

-Nicolás aléjate de mi no necesitas estar tan cerca de mi para decírmelo- tenia los ojos cerrados pero podía sentir la cercanía de su cuerpo junto al mío.

-Vamos levántate también nos trajo sangre y sino lo haces me la acabaré toda- su voz era relajada.

-Ok ya estoy de pie- dije al tiempo en que me paraba frente a la cama.

Camine hasta donde estaba Nicolás sentado en uno de los sillones de la pequeña biblioteca y frente a el una fuente de servicio con varios alimentos de toda clase y una jarra grande de sangre por lo cual fue lo primero que tomé llenándome una copa con aquella deliciosa y espesa sangre.

-Tomala despacio no es muy sexy ver que se te derrame por tu bello rostro- sonría coqueto -Menos sabiendo que no me dejarías lamerlo- elevó una ceja de manera sujerente.

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⏰ Última actualización: May 24, 2016 ⏰

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Castas, Amor contra LeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora