Esta es una historia bastante conocida, pero contada de una manera diferente y algo singular.
Comencemos desde el principio. Joseph tenía diecisiete años cuando vivía en Tennessee junto con sus hermanos. Su labor era al igual que ellos cuidar el rebaño de ovejas que tenia su padre, sin embargo, como bien se sabe los hermanos menores suelen ser los consentidos de la casa, por lo que él era el hijo favorito, y al ser el favorito a sus hermanos les tocaba trabajar el triple mientras al muchacho le instruían en diferentes materias. Tal era el favoritismo, que un día su padre le obsequió una bella camisa a botones manga larga de alta costura, esto hizo que sus hermanos hirvieran de la rabia, pues ellos no tenían el mismo trato de parte de su padre, a ellos les tocaba el trabajo forzado, toda crítica y severidad de su parte por lo que realmente odiaban a muerte a su hermano, mejor dicho medio hermano, a tal punto de querer matarlo.
Una noche Joseph tuvo un sueño bastante raro, tanto que no dudo en ir a contárselo a sus hermanos.
—No creerían lo que soñé.
—Si bueno, vamos a ver que fábula nos traes hoy —contestó uno de ellos.
—Soñé que estábamos izando banderas, y de la nada la mía se elevó sobre la de ustedes y comenzó a hondear, mientras que las de ustedes permanecían bajas —dijo Joseph.
—¡Claro señor Don príncipe de Egipto! —dijo uno de los hermanos enfurecido —¿Acaso te crees superior al resto de nosotros?
Por supuesto el pobre chico lo que quería era salir corriendo ante el desprecio de sus hermanos.
Prontamente volvió a tener otro sueño, más raro todavía, pero en esta ocasión también se lo comentó al sorprendido de su padre. Era obvio que después de contarles semejante sueño a sus hermanos no les iban a faltar las ganas de aventarlo por un puente pues el sueño fue el siguiente:
—Soñé que dos naipes y once fichas de dominó caían ante mí, como si me hubiesen hecho reverencia —dijo quedando a la expectativa. Sus hermanos se habían puesto de todos los colores de las ganas que tenían de acribillarle, para colmo su padre también le rompió las tablas por la cabeza.
—Joseph esos sueños son avisos de que debes dejar la soberbia —¿O es que crees que puedes mandar sobre todos nosotros?
Sin embargo luego de haberle dicho esto se quedo meditándolo.
Bueno, dejando a un lado lo de los sueños, el padre del chico lo envió a buscar a sus hermanos para recibir noticias de ellos (como quien dice los chismes del día) pero resulta que el muchacho término por perderse en aquella llanura solitaria. Inesperadamente un hombre lo encontró y le preguntó qué estaba haciendo a lo que el chico le respondió que buscaba a sus hermanos.
—¿Cuántos son? —preguntó el sujeto.
—Once, señor —respondió el chico bastante firme.
El rostro del sujeto dejó ver una mueca que mostraba un ligero disgusto —ah, conque familia tuya —dijo no muy contento.
—Si señor —volvió a contestar el chico dejando ver una tenue sonrisa.
—¡Se fueron por allá!—Indicó el hombre
—Gracias señor.
Pero cuando Joseph se disponía a ir el sujeto le hizo una nueva pregunta.
—¿Estás seguro de que no eres adoptado?
—No señor —respondió Joseph con hilaridad.
Así el pobre salió a buscarlos sin saber lo que planeaban los envidiosos de sus hermanos. A lo lejos lo divisaron y aprovecharon la distancia para planificar alguna forma de deshacerse de él.
ESTÁS LEYENDO
Más que un soñador
Spiritual- Basada en Génesis 37. Un día estás en Tennessee disfrutando del campo, y al otro en Nueva York tratando de sobrevivir. Joseph tenía un don. Uno que marcaría a toda una nación.